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02 de octubre de 2010

General Motors fuerza el retiro de 7.500 obreros que trabajaban por hora, mientras exige más fondos estatales. Despidos: negros y latinos, primero. Crecen “ciudades-carpa” en California.

Sin trabajo y sin techo

Hoy 1262 / Estados Unidos: escenas de la crisis

El gigantesco monopolio internacional del automotor, Ge-neral Motors, que se bambolea al borde de la quiebra, hizo su “aporte” a la masiva desocupación que acompaña a la crisis económica en los Estados Unidos: bajo el chantaje de la inminente liquidación de la empresa, nada menos que 7.500 obreros y empleados debieron “aceptar voluntariamente” el retiro a partir del próximo 1º de abril.
De paso, la información de la empresa reveló que al menos esa cantidad de trabajadores, que constituyen el 12% de los 62.400 empleados del plantel total, están contratados por hora, es decir en la más absoluta precariedad laboral.

La GM “desecha” obreros
El “consentimiento” de los trabajadores, representados por la dirección propatronal del sindicato United Auto Workers (UAW), fue “aceitado” con el pago a cada obrero de 20.000 dólares en efectivo y un bono para adquirir un auto de 25.000 dólares.
El monopolio yanqui puso este “acuerdo” como prueba de su compromiso con el “Plan de Viabilidad” asumido con el gobierno de Obama para hacerse acreedor de una nueva “ayuda” gubernamental: la GM ya recibió 13.400 millones de dólares en préstamos federales, pero reclama otros 16.600 millones.
En los últimos tres años la GM viene deshaciéndose sistemáticamente y en forma masiva de miles de trabajadores mediante el recurso de la jubilación anticipada. En el 2006, unos 34.000 empleados –que también trabajaban por hora– fueron desechados mediante un denominado “Programa Especial de Desgaste”. Otros 19.000 empleados por hora siguieron el mismo camino en el 2008.
Se entiende entonces mejor por qué la “fuerza laboral” constituye el capital variable: la “mano de obra” es el comodín que los capitalistas contratan o despiden según varía la tasa de ganancia.

Negros y latinos, los más echados
La desocupación en EEUU afecta a muchos pero, como siempre, golpea principalmente a grupos sociales que aún en los períodos de auge son discriminados. Es lo que se ve en los estados norteamericanos con mayor proporción de población hispana y negra, muchos de ellos “indocumentados”.
Negros y latinos son los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU, casi 11 de cada 100 hispanos y 13,4 de cada 100 afroamericanos están desocupados. Los desempleados blancos, de todos modos, ya alcanzan la cifra récord de 7,3%. En total, hay ya en EEUU 15 millones de desempleados, a los que se suman millones de subempleados.
Los sectores profesionales provenientes de esas minorías padecen también las pérdidas de créditos, y la confiscación de bienes por falta de pago, incluidos vivienda y automóvil. En el caso de los trabajadores, la desocupación se suma a la inflación en el precio de los alimentos, medicamentos y servicios de salud.

California: 73.000 en la miseria
La burbuja de la especulación inmobiliaria estalló sobre la cabeza de miles de familias. En una edición anterior de hoy (18-03-2009) informamos sobre las “ciudades-carpa” que proliferan en los descampados y bajo las autopistas en California, Nevada y otros estados norteamericanos. Para decenas de miles, a la falta de agua, de higiene y cloacas se suma la condición humillante de ser un “sin techo”, que generalmente se oculta al dueño del almacén y a los compañeros de trabajo o de escuela.
En California, más de dos millones de personas –un 20 por ciento de la población– tenía algún tipo de subsidio estatal. Durante 2008, los californianos sufrieron el despido de 550.000 personas. Ahora se calculan 73.000 “indigentes”, y las imágenes de sus “ciudades-carpa” en la capital Sacramento, en Santa Bárbara (costa), o en Ontario (este de Los Ángeles), evocan la Gran Depresión tras la crisis de 1929. En Ontario, en diciembre pasado la policía desalojó a cientos de sin techo instalados en el aeropuerto.
“La gente que no consigue pagar sus hipotecas no es porque se metió sin pensar en gastos que no podían asumir”, dice un portavoz de IndyMac, uno de los primeros bancos de préstamos que el gobierno yanqui tuvo que rescatar de la quiebra en julio tras el estallido de la burbuja inmobiliaria californiana. “Es gente que perdió su trabajo o ve reducido su salario” (“Pasen y vean: esto es California”. Red Informativa Virtin).