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06 de abril de 2022

Parte de la ofensiva política de la derecha envalentonada

Soberanía monetaria o dolarizar

En estos días distintos economistas y políticos referentes de la oposición se han manifestado proponiendo la dolarización de la economía de nuestro país, entre ellos el ultraderechista Milei y el diputado radical Cacase, asociado al naipe comodín de Lousteau. Lo hacen en momentos donde algunos buscan caminos para que los fugadores paguen por lo que hicieron. Los medios de comunicación hegemónicos les dan amplia cobertura. Para ellos, ante el fracaso del gobierno para detener la inflación, la solución consiste en sustituir el peso argentino por el dólar norteamericano, como moneda de circulación corriente. Razonan con mentalidad de cipayos por convicción, si no se puede con la inflación, entonces el que tiene que ser vencido es el peso argentino.

Estos personajes ponen como un ejemplo exitoso el caso del Ecuador, donde a comienzo del año 2000 se aprobó dicha dolarización. Uno de los mentores de esta política monetaria, en ese momento, fue Domingo Cavallo, que había impuesto con Menem la convertibilidad del peso argentino al dólar, en una relación de uno a uno en el año 1991, medida que no llegó a sacar el peso de la circulación. Las consecuencias económicas de lo que trajo la convertibilidad de Menem-Cavallo y que continuó De la Rua, llevaron a la crisis que estalló con el Argentinazo de diciembre del año 2001.

 

Nación y moneda

Ante esta propuesta es necesario recordar que una Nación se forma sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica relacionada con el mercado interno y de comunidad de cultura. A estas características se suma que el Estado/Nación es monetariamente soberano como proveedor único de su moneda, de allí se derivan las facultades de fijar el tipo de cambio (precio de monedas extranjeras para el comercio exterior), la tasa de interés para los depósitos y créditos bancarios y otras. Por ello hacer de la moneda de otro país una moneda propia es atentar contra la soberanía, de esto precisamente no dicen una sola palabra los abanderados de la dolarización. En el año 1956, tras el golpe de 1955, la dictadura de Aramburu decide incorporan a la Argentina al Fondo Monetario Internacional. La primera opinión de Perón al respecto fue caracterizar la decisión, dijo: “se ha hecho para dominar nuestra moneda”.

 

La convertibilidad de Menem-Cavallo

Desde el punto de vista técnico la convertibilidad o semi dolarización del año 1991 fue viable porque las reservas del Banco Central eran equivalentes a la base monetaria, que se constituye con el dinero en circulación más los depósitos a la vista (cuentas corrientes y depósitos en cajas de ahorro y plazos fijos). Hoy en la Argentina la base monetaria ronda en alrededor de 3 billones 800 mil millones de pesos, que traducido al dólar norteamericano significan aproximadamente unos 33 mil millones de dólares, al dólar oficial para la venta.

Los dolarizadores proponen la medida en un momento donde el Banco Central, al 16 de marzo del año 2022, tiene reservas netas por 1.117 millones de dólares y reservas liquidas negativas por 2.702 millones de dólares. Si fuera viable la dolarización implicaría eliminar de inmediato la circulación de pesos y una vía rápida a la devaluación que afectaría el poder adquisitivo de grandes masas, baja generalizada de salarios reales, “poner en caja” el sistema jubilatorio y la ruina de empresas nacionales.

 

“La imaginación del Poder”

La inflación galopante por la que atraviesa nuestro país da pie al tipo de propuesta como la que analizamos, no es “la imaginación al Poder”, sino la “imaginación del Poder”, y forma parte de la ofensiva política de la derecha envalentonada, tras el apoyo mayoritario que le dieron al gobierno para aprobar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, al tiempo que se auto salvaron, por si acaso se decidiera algún día investigar la estafa de la deuda de Macri.

Escribe Benito Carlos Aramayo

Hoy N° 1908 06/04/2022