El lunes 3 de abril amanecimos con la triste noticia de que un chofer de la línea 620 había sido asesinado, mientras prestaba servicio, en ocasión de un robo, en el barrio Vernazza, en Virrey del Pino. Es el tercer caso en los últimos cuatro años.
Ese lunes 3 rápidamente se cortó el servicio en esa empresa y en poco tiempo se plegaron al paro todas las líneas de la zona oeste.
A pesar de todos los inconvenientes que genera un paro de transporte en la vida cotidiana, la solidaridad del pueblo llegó a los distintos puntos dónde estaban concentrados los choferes.
La bronca de los choferes se tradujo en cortes de calles con epicentro en la cabecera ubicada en General Paz y Ruta 3.
Hacia allí se trasladó el ministro de Seguridad de la provincia, Sergio Berni, con su habitual estilo provocador y mediático, subestimando la bronca y el dolor de los choferes. Allí se produjo la agresión al ministro que se difundió en vivo por todos los medios.
El paro siguió durante ese día en las líneas de la zona oeste y continúo al día siguiente en la línea 620, mientras se sucedían las promesas de mayor seguridad, cámaras de video, botones antipánico, etc.
Párrafo aparte merece la actitud de referentes de Juntos por el Cambio, carancheando sobre el dolor y la bronca, haciendo gala de un oportunismo político deleznable.
También son reprochables los allanamientos a la empresa Almafuerte y las detenciones de los choferes que aparecen sindicados como agresores de Berni. Allanamientos y detenciones que se llevaron a cabo entre la noche del miércoles 5 y la madrugada del jueves 6 por parte de la justicia porteña, en un operativo descomunal por la fuerza desplegada.
Nuevamente se produjo el paro de las líneas de La Matanza y en las cabeceras se congregaron choferes que fueron rodeados de solidaridad popular, entre la que se contó la de CCC, PTP-PCR y JCR. El paro se mantuvo hasta que los choferes finalmente fueron liberados.
La inseguridad que se sufre en La Matanza es real y concreta. El narcotráfico campea en los barrios con la complicidad de fuerzas policiales y de seguridad. Las líneas de colectivos no entran y su frecuencia y franja horaria es escasa. Se necesitan asfaltos y luminarias, salas de salud, jardines de infantes, escuelas, polideportivos y centros culturales.
Exigimos justicia por Daniel Barrientos y una política de seguridad integral y preventiva que haga hincapié en trabajo, educación, salud, cultura y deporte y no en el punitivismo imperante.
Corresponsal
Hoy N° 1957 12/04/2023
