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28 de septiembre de 2016

El programa implementado por el kirchnerismo para proveer un conjunto de materiales para bebés fue cuestionado por “inseguro”. El juez Bonadío mandó destruirlos y se levantó una gran oposición reclamando que se arreglen y reutilicen.

Sobre el Plan Qunita

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En Argentina, en el año 2012, se registraron 2.686 defunciones posneonatales (de un mes a un año de vida). El 26,9% de estas defunciones se produjeron en el domicilio. La mayoría de estas muertes se produce en niños de menos de 6 meses de edad –con un pico entre los 2 y los 4 meses– y sucede durante la noche y en invierno. 

 
En Argentina, en el año 2012, se registraron 2.686 defunciones posneonatales (de un mes a un año de vida). El 26,9% de estas defunciones se produjeron en el domicilio. La mayoría de estas muertes se produce en niños de menos de 6 meses de edad –con un pico entre los 2 y los 4 meses– y sucede durante la noche y en invierno. 
Las causas son múltiples: asfixia accidental durante el sueño, infecciones, ciertas raras enfermedades genéticas. Algunos casos todavía no pueden ser explicados y se los considera bajo la denominación de “síndrome de muerte súbita del lactante”, “muerte blanca” o “muerte en cuna”. 
Existen medidas preventivas, demostradas mediante evidencia científica, que es necesario difundir a todos los hogares con bebés. Las siguientes son las principales medidas para un sueño seguro: Posición boca arriba para dormir, Compartir la habitación pero no la cama, no al humo del tabaco y lactancia materna. Está claro que estas condiciones no se cumplen en miles de hogares, por las terribles condiciones de hacinamiento impuestas por las políticas de los gobiernos. Esto fue así durante el kirchnerismo, y se está agravando ahora. 
 
Plan Qunita
La compra de cunas para entregar a las familias más vulnerables –en el marco de la prevención de la muerte súbita inesperada del lactante– fue considerada por personas idóneas en el tema una medida positiva, que permitiría reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del bebé y de otras causas de muerte relacionadas con el sueño, como la asfixia accidental. Pero se requería desde lo técnico que en el pliego de licitación se colocaran las especificaciones correspondientes que respondan a estándares de calidad adecuado, lo cual no se cumplió. 
Este pliego lo realizó un equipo específico para este programa llamado Qunita, con gente que ingresó al Ministerio de Salud de la Nación específicamente para esto y no con los técnicos que tenía el Ministerio, porque este programa dependía directamente de la Jefatura de Gabinete. Por lo cual el gobierno kirchnerista, como fue en todos los estamentos del Estado, utilizó una necesidad para hacer su negocio de corrupción, con los sobreprecios donde cada cunita con los elementos terminó saliendo 8.000 pesos cada uno.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) había determinado el año pasado que las cunas y las bolsas de dormir del Plan Qunita eran “inseguras” para los bebés, por sus dimensiones y materiales, por lo cual el Ministerio de Salud en enero 2016 suspendió la entrega de los kits. 
El juez Bonadío, en el marco de una investigación por corrupción planteó que “las cunas y sacos de dormir resultan riesgosos para la salud de acuerdo a dictámenes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y a informe de la Sociedad Argentina de Pediatría”. El 16 de septiembre Bonadío ordenó “destruir” unas 60 mil cunas del “Plan Qunita” que, a raíz de una causa judicial, no pueden ser repartidas entre sus beneficiarias.
Ante esto varios organismos: la Sociedad Argentina de Pediatría, la Sociedad Argentina de Primera Infancia, Unicef, el fiscal federal Taiano, profesionales, etc., plantearon que antes de que se destruyan las cunas debería formarse un equipo interdisciplinario de los distintos organismos y el INTI con representantes expertos del Ministerio de Salud y tomar para salvar los productos del Plan Qunitas, reacondicionándolos para que no pongan en riesgo la salud de los bebés. Esto hizo retroceder al juez Bonadío, quien ahora dice “que decida el Ministerio de Salud”.
Esto es correcto, pero implica sacar la discusión de la polarización “macrismo-kirchnerismo” que les conviene a ambos sectores, y poner en primer plano las necesidades de los niños, que no tienen banderías políticas.