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29 de enero de 2014

Sobre el último discurso de Cristina

Fueron más las acotaciones que la sustancia

En su regreso al atril, la presidenta nos dio la alegría de  haberse dado cuenta al fin de que los “ni ni” desde hace muchos años necesitaban que se comenzara a hacer algo por ellos.
 Eso sí: después de decir que llegamos al pleno empleo. Parece un libreto escrito por el Indec. Otro argumento fue decir que esos jóvenes son hijos del neoliberalismo: cuando en  verdad son chicos que debieron haber estudiado o empezado a trabajar durante el kirchnerismo.

En su regreso al atril, la presidenta nos dio la alegría de  haberse dado cuenta al fin de que los “ni ni” desde hace muchos años necesitaban que se comenzara a hacer algo por ellos.
 Eso sí: después de decir que llegamos al pleno empleo. Parece un libreto escrito por el Indec. Otro argumento fue decir que esos jóvenes son hijos del neoliberalismo: cuando en  verdad son chicos que debieron haber estudiado o empezado a trabajar durante el kirchnerismo.
El programa Progresar dará $600 mensuales a aquellos chicos entre 18 y 24 años para incentivarlos a estudiar. Deberán, a cambio, presentar certificado de alumno regular de escuelas públicas y chequeo médico anual para poder cobrar el valor pleno de la ayuda estatal.
Esta vez quien lo financiará será el Tesoro Nacional y no la Anses, como sucede con el resto de los programas. “Quiero que quede muy claro para evitar el titular de mañana de que lo hacemos con plata de los jubilados, como si los jóvenes no fueran parte del país”, argumentó. Parece que la presidenta olvida que la ancianidad también es parte del país; bueno, al menos reconoce que son ellos los que financian el resto de los programas.
También se burló de quienes le reprocharon haber pasado 42 días sin hablar, con un razonamiento tan simplista como acomodado a sus conveniencias: “Si hablo me critican porque hablo, cuando no hablo me critican porque no hablo”. La cuestión es bien distinta: hizo y hace silencio de radio y de TV cuando miles de ciudadanos se quedan sin luz, los precios escalan a las nubes, el dólar se dispara, el narcotráfico sigue creciendo, también la corrupción, etc. Eso sí, tuvo tiempo para hacer una larga acotación sobre “las estampillitas hermosas… del Correo Argentino con motivo de la década ganada”.
Si es cierto que estaba informada de todo y daba permanentemente órdenes, como decían De Vido, Capitanich y demás lenguaraces, es para preocuparse todavía más.