“En la vida hay que elegir”, y en esta el gobierno no dudó en coincidir en política con uno de sus principales rivales dentro del sistema. El mote de “derecha” ya no les cabe solamente a los Macri o a los De Narváez. No es casualidad de que la propuesta venga del candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, quien tuvo como principal herramienta de campaña las apariciones públicas con la presidenta. Macri pronunció a favor de bajar la edad de imputabilidad, “dependiendo del tipo de delito”, coincidiendo con la propuesta del principal candidato K.
Mano dura y encierro
Frente a la iniciativa del gobierno lo primero que hay que decir es que en estos diez años de gobierno, la situación de la juventud empeoró. La Argentina tiene 900 mil jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan, 500.000 de esos jóvenes están en la provincia de Buenos Aires. Más que en 2003 que eran 750.000. El 15 por ciento de los varones de menos de 29 años del Gran Buenos Aires no tiene trabajo. Entre las mujeres, la tasa llega al 21,2%.
Paralelamente, creció el negocio de la droga y el narcotráfico. El Paco se multiplicó y extendió a todo el país, llegando a los pueblos del interior cosa que antes no existía. Y un dato que alarma es que, según las Naciones Unidad somos el tercer proveedor de cocaína del mundo, después de Colombia y Brasil. Ahora se está extendiendo el “paco negro”, compuesto por codeína, mezclado con nafta, thinner, ácido clorhídrico, yodo y fósforo rojo… una mezcla que acelera la adicción y puede causar la muerte en tres años.
La crisis golpea a la juventud, frente a la falta de oportunidad, la pobreza y la desocupación. Nos volvemos blancos fáciles para los narcos. Nos meten la droga y el reviente, y de la mano de eso cientos de jóvenes ingresan año a año al circuito delictivo para poder procurarse la dosis.
El concepto de inseguridad se reduce a lo delictivo. Nadie habla de las inseguridades cotidianas que viven miles de jóvenes: inseguridad alimentaria, sanitaria, la violencia de género, la falta de espacios culturares y deportivos, la imposibilidad de ingresar al mercado laboral en condiciones de estabilidad. Frente a esto, la salida que nos proponen y que ahora refuerza el gobierno es el encierro, las cárceles, la mano dura.
Falsas “soluciones”
La propuesta de bajar la edad de imputabilidad a los 14 años, pone en evidencia una política de mano dura que se viene aplicando de manera silenciosa. Según un estudio de Unicef y la ex Secretaría de Derechos Humanos, en 2009 había más de 20.000 niños en institutos de menores privados de su libertad, de los cuales el 87,1% fue encerrado por situaciones derivadas de pobreza y marginación.
Encerrando a los jóvenes, se corta la soga por el hilo más delgado. Son políticas represivas que mantienen intacto el circuito de la droga y la delincuencia de la que son parte la policía, los narcos y los punteros barriales. Para ellos, total impunidad.
Bajar la edad de imputabilidad no resuelve en nada el problema de la inseguridad. Datos de la Procuración General de la Corte Suprema revelan que apenas el 4,3% de los delitos denunciados en Buenos Aires fueron cometidos por menores (29.550 hechos). Ese promedio se incrementa en los casos de robos agravado por el uso de armas (5,45%) y en caso de homicidio (12,62%).
Con políticas como estas se castiga a los pobres, pero los grandes delincuentes viven en countries, la juntan en pala y guardan los millones que juntan en bóvedas secretas. El delito organizado que tiene como pilares a los narcos, la policía y el poder político con funcionarios cómplices debería ser el principal blanco a golpear para terminar con la inseguridad.
Por otra salida para los pibes
A la mano dura, le oponemos medidas para la juventud que garanticen el acceso, permanencia, egreso a la educación en todos los niveles, trabajo digno y en condiciones de estabilidad. Para frenar la droga, necesitamos medidas urgentes. Hay que exigir que se aumente considerablemente el presupuesto del Sedronar para que se creen centenares de centros de atención gratuitos en todo el país para los jóvenes. Castigo para los narcos y desmantelamiento de las redes del delito organizado. Todo eso junto a otra serie de medidas sociales, jurídicas, sanitarias y de acceso a la cultura y el deporte.
Este quizás sea el principal problema a abordar de la juventud argentina, las fuerzas populares deben tomar estos problemas en sus manos y pelear junto al pueblo un camino para resolverlos. Luchas, que sin duda, serán parte de las grandes batallas que tendremos que dar para cambiar esta Argentina de raíz y poder tener una nación libre y soberana donde haya trabajo, salud, educación, tierra y vivienda para todos.