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02 de octubre de 2010

Fortalecidos por la masiva abstención y el voto en blanco o nulo, desde abajo brotan luchas largas y duras. Mientras el gobierno quiere ganar meses de “gracia”, con represión y juicios, para imponer su “pacto social y de gobernabilidad”.

Solidaridad con los obreros del pescado

Anticipo edición Hoy 1193

1. Luchas largas y duras
Los 8.000 trabajadores del pescado de Mar del Plata llevan más de 110 días de lucha reclamando su blanqueo y aumento salarial. Traicionados por su dirección sindical, incumplidos los acuerdos firmados por las patronales y el Ministerio de Trabajo, su firmeza y combatividad conmovieron a la ciudad, rompieron el silencio de la prensa y ganaron prestigio nacionalmente en los millones de obreros que sufren su misma situación.
Los fileteros marplatenses golpean las vigas maestras de la política kirchnerista: el trabajo en negro con salarios de hambre, y la política entreguista que permite el saqueo de la pesca, en la que los Kirchner son fuertes empresarios.
Los trabajadores del pescado se hicieron oír, a fuerza de unidad y coraje, como los del Indec y del Casino, los petroleros de Chubut y Santa Cruz, los trabajadores de Maffisa, los docentes y estatales de varias provincias, los trabajadores del limón y los desocupados de Tucumán, los taxistas de la Capital, entre muchos otros.
Son luchas prolongadas y duras, como las de los desocupados y jubilados con sus acampes y bloqueos. Como el corte de Gualeguaychú que cumple un año. Como las de los originarios y criollos pobres del campo, y el corte de ruta de los chacareros en Maciel. Como el movimiento por Julio López, por Cromañón, y por el desprocesamiento de los luchadores populares, que el jueves 22 tiene una cita de honor en el juicio contra Luis Cubilla. Como la pelea por la estatización del petróleo y el gas y la defensa de tres millones de kilómetros contra el colonialismo inglés.

2. Los dueños del voto bronca
 La lucha emblemática de los trabajadores del pescado marplatense, antes, durante y después de las elecciones del 28 de octubre, junto al reguero de combates obreros y populares, muestran que grandes masas han hecho o están haciendo su propio balance electoral. Se sienten dueñas de los ocho millones y medio que no votaron, lo hicieron en blanco o anularon. Posición que fue bandera de movimientos y fuerzas populares, clasistas, patrióticas y revolucionarias. Fue una elección en la que la derecha y el centro tuvieron candidatos para todos los gustos, y la izquierda parlamentaria volvió a fracasar. Además, muchos de los que votaron a candidatos, lo hicieron para castigar al gobierno; y muchos votaron a CK recordando porque salieron del fondo del pozo del hambre y la desocupación, pero le desconfían.
El gobierno y las clases dominantes acuerdan, por ahora, en sostener la gobernabilidad del sistema para atravesar el período tormentoso que se viene. Tratan de hacer pasar su balance electoral en el que truchan que el 45% de CK es de votos a partidos, pero es solo un 30% del pueblo argentino. Tratan de ganar "meses de gracia", como si fuera un "gobierno nuevo", para hacer pasar medidas duras, de ajuste y entrega. Pero como muestran las luchas actuales, por abajo se siente que lo que viene es más de lo mismo.

3. El gabinete CK
La prueba de que no comienza ningún cambio (mostrando la mentira de la campaña de CK), es el gabinete acordado por K y CK.
La funcionarios con poder son los mismos que estaban: el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini, teórico de la "alianza estratégica" con el imperialismo chino; el jefe de Gabinete, el ex cavallista Alberto Fernández; el "cajero", Julio De Vido y todos sus secretarios prontuariados.
Aníbal Fernández se muda de Interior a Justicia llevándose las fuerzas "de seguridad". Carlos Tomada sigue en Trabajo. Nilda Garré sigue en no-Defensa. Alicia Kirchner seguirá bajando planes en Desarrollo Social. Parrilli en la Secretaría de la Presidencia. El segundo de Filmus, el socialdemócrata Juan Tedesco, sube a ministro de Educación; al que le restan Ciencia y Tecnología que pasa a ser ministerio en manos de otro socialdemócrata, Luis Barañao. Graciela Ocaña, que manejaba la "caja" de Salud ahora manejará este ministerio.
Los dos "nuevos" vienen de la provincia de Buenos Aires, donde Scioli no los quiso en su gabinete: Florencio Randazzo y Martín Lousteau. Randazzo integró durante 6 años el grupo "duro" duhaldista, hasta que traicionó a su jefe para pasarse al grupo "duro" de Solá, hasta que lo traicionó a su jefe para pasarse al grupo "duro" K. Lo de Randazzo muestra que uno de los ejes de la política nacional va a pasar por la relación de Kirchner con Scioli y los barones del PJ.
¿Y la "concertación" que CK decía que iba a ser la base de su gobierno? No existe, al vice Cobos ya le dijeron los senadores K que solo es "un invitado" (Nelson Castro, Perfil, 18/11).

El verdadero ministro: K
Lousteau es un economista "brillante", de esos que Marx decía que son los mejores ideólogos de la burguesía. (ver Gragea y Comentario en pág. 3). Su "formación" en la Escuela de Economía de Londres, una institución lavadora de cerebros a la medida del imperialismo inglés. Le gustan a K los funcionarios que pasaron por Inglaterra: los abogados de la Argentina ante la Corte de La Haya, por Botnia, son "el mejor" estudio inglés y la cuñada del ex ministro Tony Blair.
Como el ministro anterior, Peirano, lo fueron porque quiso sacarlo a Moreno, el matón del IndeK. Lousteau, escaldado, dice que Moreno "es un gran economista". Además, dice que aceptó el cargo para "divertirse". Según lo que escribió hace poco para CK, su diversión sería desacelerar la economía, usar el "superávit fiscal" para subsidiar a los bancos, ajuste de tarifas, pagar la deuda externa al Club de París, etc.
En realidad, Lousteau no tiene mucha importancia, porque, como declaró CK a la prensa hace un tiempo, "el verdadero ministro de Economía es Néstor Kirchner".

4. No al pacto K
El segundo turno K llega con la economía argentina aporreada por la inflación, la crisis energética, la deuda pública y la deuda social. En un mundo sacudido por las turbulencias financieras que amenazan desencadenar "una recesión sustancial", pronostica el grupo usurero yanqui Goldman Sachs (La Nación, 17/11).
Kirchner tomó medidas para reforzar la caja: decretó que las AFJP traigan sus inversiones de Brasil, y aumentó los impuestos (retenciones) a la soja, el trigo, el maíz y el petróleo. Con este "recorte" de las ganancias a grupos monopolistas y terratenientes es un "impuesto a la gobernabilidad": es "caja" para afrontar las tormentas que se anuncian.
Eso, sobre la base de garantizarles a todos los de arriba, un "pacto social y de gobernabilidad" que descargue sobre los trabajadores y el pueblo costo de la inflación unida a topes salariales: los salarios suben por la escalera y los precios por el ascensor. Claro que "el gran desafío consistirá en convencer a los trabajadores de carne y hueso de lo que pacten los jerarcas sindicales" (La Nación, 18/11). Cómo se ve por las luchas actuales, no le resulta fácil al gobierno "convencer" a los de abajo, por eso recurre crecientemente a la represión y la criminalización de la protesta.

El motor de la lucha y la unidad
El éxito alcanzado con la masividad de la abstención, y el voto en blanco o anulado, pone a las fuerzas que lo impulsamos en muy buenas condiciones para encabezar las luchas, y reagrupar a las fuerzas populares, patrióticas y democráticas para enfrentar y derrotar el pacto social y de gobernabilidad que busca imponer el kirchnerismo.
Las peleas entre los de arriba siguen, como se ve en las camarillas sindicales; también en los forcejeos sobre el "pacto social y de gobernabilidad". Lo nuevo, es que las alianzas con que el kirchnerismo buscó resolver su debilitamiento político después de las elecciones de Misiones, volcaron muchas "internas" adentro del oficialismo. Habrá que seguir su desarrollo, partiendo de que son "transas" temporales, que no resistirán mucho las pulseadas por porciones del poder y las "cajas". Más aún cuando las "colectoras", el fraude y las maniobras del gobierno han dejado un tendal de heridos.
Hay por delante tiempos tormentosos, en los que el gobierno va a jugar duro, y la clase obrera y el pueblo, y las fuerzas patrióticas y democráticas, en luchas largas y duras, avanzarán en su reagrupamiento. El fortalecimiento de las multisectoriales y otras formas de coordinación es una herramienta clave, para actuar con firmeza y con independencia en las tormentas que se avecinan. El PCR y la JCR, que estuvieron a la cabeza de la exitosa lucha por el voto bronca, tienen el compromiso ahora de ser el motor de la lucha y del reagrupamiento popular, para avanzar por el camino del Argentinazo.