En aras de “recuperar imagen”, la presidenta volvió al atril antes de lo previsto, para anunciar que enviará un proyecto al Congreso para eliminar la llamada “tablita de Machinea”, que durante cinco años y medio del gobierno de los Kirchner (cuatro y medio de su marido y uno de ella) habían mantenido con un empeño digno de mejor causa. Además que todavía siguen presos los petroleros de Las Heras que en enero de 2006 reclamaban contra “la tablita”, el anuncio deja un sabor amargo para la mayoría de los trabajadores pues nada hay sobre el IVA que los afecta a todos y cuya rebaja es imprescindible si es que se quiere estimular el consumo masivo. Pero la presidenta parece que ha optado por el lado más barato: rebajar un impuesto que afecta solo a quienes cobran más de 7.000 pesos, lo que no superaría a las 300.000 personas, con un costo fiscal de menos de 2.000 millones de pesos, que todavía no se sabe si es para éste o el próximo año.
En materia de estimular al consumo, la presidenta sigue la misma línea que con los otros anuncios de préstamos para autos o electrodomésticos, o para las vacaciones de dudosa efectividad, porque ¿quién se anima a endeudarse frente a una crisis que será profunda y prolongada? Encima, con los fondos de los jubilados. Cuando lo que se necesita es un estímulo al consumo de la mayor parte de la población que está pasando hambre, lo que se podría lograr con la rebaja del IVA (en Gran Bretaña, por ejemplo, se lo rebajó al 15%). Apenas se ofrecen 200 pesos para los jubilados por única vez, cuando su plata debería utilizarse para aumentar el mínimo a los mil pesos y reasignar los fondos de asistencia social para aumentar los planes a los desocupados y establecer una asignación universal para los niños, que son los más desprotegidos. Y, por supuesto, resolver el aguinaldo extra o una suma fija de 500 pesos para todos los trabajadores.
02 de octubre de 2010