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02 de octubre de 2010

(Segunda parte) 1975

Somos el partido del comunismo

Otto Vargas / Charla a la juventud

Nosotros tenemos que tener una fuerte moral revolucionaria. Un comunista debe tener una moral que le permita pensar que todos sus actos deben ser juzgados por las masas. A partir de esta definición que decíamos antes, tiene que ser un hombre que diga: "y esto que hago, voy a hacer o hice, si las masas lo conociesen ¿cómo lo considerarían?". Desde ya que esto no es para que nosotros juzguemos las cosas de acuerdo a los prejuicios de las masas, o lo que se suele llamar "el sentido común" (que es el común denominador de la ideología de las clases dominantes), que por lo tanto consideran que el muchacho que no quiere ser capataz es un tonto, ¿no es cierto? Desde ya, no hablamos de aquello que puede ser condenado partiendo de los prejuicios de las masas, sino de aquello que un comunista ante las masas, a partir de su ideología y de su lucha, no podría defender.
Después, como decía Dzher-zhinski: "Cabeza fría, corazón caliente y manos limpias"; ésa debía ser la máxima, digamos así. Como ustedes saben, Dzherzhinski fue el hombre que dirigió la policía proletaria de la URSS cuando los bolcheviques tomaron el poder. Fue un revolucionario caracterizado por sus elevadas cualidades de revolucionario comunista. Su definición tiene importancia especial porque, ¿qué es la dictadura del proletariado? Es la dictadura del proletariado sin sujeción a ninguna ley, y por lo tanto, en ella es fundamental la moral proletaria de los que ejercen esa dictadura en concreto y, en especial, de su Partido de vanguardia.
Este problema parece estar alejado del problema actual de la lucha de masas en nuestro país. Claro, ustedes podrán decir: nosotros estamos en la lucha contra el izquierdismo, y el Partido también, y viene este camarada y se pone a hablar de estas cuestiones totalmente doctrinarias. ¿Qué tiene que ver con la lucha política concreta? Bueno, piénsenlo. Yo creo que tiene que ver, porque para ser vanguardia hay que ser ejemplo de las masas, y como nosotros tenemos que dirigir a las masas al comunismo… Porque, esta lucha contra el izquierdismo, ¿para qué es? Para dirigir a las masas hacia el comunismo. Nuestra lucha contra el izquierdismo no es para disolvernos como un terrón de azúcar en un vaso de agua, entre las masas. Esto hace a una cantidad de problemas que Uds. tienen planteados en lo referente a la formación de la Juventud.
Ser un buen obrero, por ejemplo. Ser un "buen obrero" -en una sociedad capitalista- es trabajar fuerte para el patrón, que es un explotador. ¿Qué quiere decir, entonces, ser un "buen obrero"? Es un problema muy difícil. Y nosotros tenemos que tener compañeros que sean buenos obreros, en el sentido de que aprendan el oficio, que lo lleguen a dominar, que sean respetados. Y después, que sean buenos compañeros, que no sean alcahuetes… Eso forma parte de la moral. Porque si el comunista es un tipo que recita un verso perfecto, pero resulta que… -bueno, yo no digo la palabra que se emplea acá en Buenos Aires-, pero resulta que es un muchacho que es mal compañero, engreído. Bueno, entonces nunca podrá ganar el corazón de las masas, y nunca podrá dirigirlas. Lo comentado antes tiene que ver con todo esto. Servir al pueblo, escuchar al pueblo. Eso del compañero que decíamos antes hay que pensarlo bien: escucha, aprende, lucha, sirve.
¿Y un estudiante? Esto es una discusión. Ahí tenemos un problema con compañeros docentes que manejan una cátedra, y en la cátedra han introducido la evaluación conjunta con los estudiantes, y parece que un compañero del Partido (parece ser, el caso está en discusión, porque hay versiones diferentes), en vinculación con determinadas tareas políticas que tuvo que realizar, no cumplió con su trabajo. Por lo tanto el conjunto de los estudiantes, cuando hizo la evaluación, opinó que este compañero no podía aprobar; y el compañero docente del Partido lo bocha. Hay discusión, pero vamos a suponer que el problema es como lo acabo de relatar (A lo mejor no es así y la investigación del hecho demuestra que hay otro problema, pero supongamos que es así). Eso plantea una discusión sobre ser buen estudiante y ser mal estudiante. Yo creo que los compañeros nuestros tienen que ser buenos estudiantes. Ahora bien, ¿qué es ser buen estudiante? Por ejemplo, ustedes trabajan entre los secundarios. Nuestro afiliados deben ser buenos compañeros, buenos amigos, solidarios, luchadores, y ser jóvenes que estudian para descubrir la verdad. A lo mejor lo bochan después, pero -dando un caso que uno visualiza más claro en los colegios secundarios- donde se puede hay que polemizar con los profesores reaccionarios; y donde no se puede polemizar con esos profesores, tratar por lo menos de descubrir la verdad de lo que dan cambiado para discutirlo con sus compañeros. En ese sentido hay que ser buen estudiante, no en el sentido del que saca 10 porque es "chupamedias".
Bueno, todo esto son 3 o 4 cuestiones generales, que creo tienen mucha importancia porque en la Juventud comunista la construcción ideológica es esencial. Es decisiva la construcción ideológica. En general, para los marxistas-leninistas la construcción ideológica es la base de la construcción del Partido. La línea política lo decide todo, pero la base de una construcción orgánica sólida está dada por la construcción ideológica. Construcción ideológica quiere decir que Uds., por ejemplo, van a discutir un problema a veces pequeño, de los miles de problemas pequeños que aparecen siempre en la lucha revolucionaria, a veces son problemas incluso personales, a veces políticos; tiene mucha importancia la solución del problema en concreto, pero muchas veces tiene más importancia la forma en que es enfocado el análisis del problema, el tipo de reflexión a la que se induce, a la que trata de hacerse llegar al compañero con el que se está analizando ese problema concreto. Inclusive la forma en que ayuda al compañero a reflexionar. Porque a veces hay un método de dirección que dice "nosotros fuimos y planteamos que hay que tener en cuenta las opiniones de las masas". Pero a veces es el método con que se fue a plantear ese problema el que impidió que el mismo se enfocase a la luz de las opiniones de las masas. Es decir… ¿vieron ese cuestionario que salió en Nueva Hora [antecesor del semanario hoy] sobre el trabajo campesino, por ejemplo, en el que está la frase de un cuestionario que había hecho el camarada Mao Tsetung en la escuela campesina de Cantón, y pregunta hasta las canciones que cantan los campesinos? Ese es un modelo de método de in-vestigación y de dirección.
El otro día hablábamos con un compañero del Gran Buenos Aires y decía: "a mí me da la impresión, este compañero (hablando de un compañero dirigente de una gran empresa de concentración) que le sucede como a quien juega con esos cubos que se meten uno dentro de otro: no puede meter ninguno este muchacho adentro". (Analiza el trabajo partidario en una empresa del Gran Buenos Aires, señalando cómo el mismo es un "maestro por ejemplo negativo" de cómo no debe analizarse la realidad, ya que el trabajo en esa empresa demuestra como equivocada la caracterización que había hecho el Partido de la zona sobre los principales dirigentes de masas de la fábrica. Ese error clave se debe a un típico método subjetivo de análisis basado en caracterizaciones especulativas y no en la práctica de las masas y el Partido). Todo esto demuestra la importancia del método de partir de la realidad y el método de trabajo que debe tener el Partido y la Juventud, y enseña que el mismo es fundamental para la construcción ideológica de la Juventud comunista. Esto debe ser tenido en cuenta para resolver los grandes problemas, pero también, y muy especialmente, para los pequeños problemas, los problemas diarios (como puede ser el juzgar la actitud que ha tenido un afiliado ante un problema personal, o ante la policía o el enemigo de clase) a través de cuya acertada resolución se va educando ideológicamente el joven comunista como militante de un círculo de la Juventud.

Las teorías generacionales
Otra cuestión que es imprescindible no menospreciar en la formación político-ideológica de la juventud comunista es la lucha contra la teoría generacional. Más aún en la Argentina, donde las "teorías generacionales" han hecho escuela. Hay quienes creen que la demagogia de los Montoneros, cuando planteaban a la juventud la necesidad de crear un "partido de jóvenes", fue algo nuevo, y creen que no tiene importancia el "detalle" de que sus candidatos fueran Cámpora y Solano Lima, casi dos jubilados de la vieja politiquería burguesa y oligárquica del país, "hombres de paja" del socialimperialismo. Pero ya en la década del ’20, muchos de los iniciadores de la Reforma Universitaria tuvieron semejante aspiración, en contraposición con los esfuerzos por organizar un partido político del proletariado revolucionario; y fueron con ese planteo, instrumentados por quienes se afanaban por desviar a las masas juveniles revolucionarias del camino marxista-leninista.
Lo mismo se repitió en la década del ’30; y fue también argumento útil para la empresa frondo-frigerista en la década del ’50.
Esas teorías reverdecieron con el soplo "foquista". El Che, a los 39 años (más joven que Mao cuando fue electo secretario general del Partido y encabezó la Larga Marcha) se consideraba un revolucionario con pocos años de vida útil. Y el foquismo, que terminó instrumentando el socialimperialismo soviético, ha hecho profesión de fe de la teoría generacional.
Son teorías viejas como el mundo, ya que cada vez que una clase reaccionaria pretendió instrumentar a las masas juveniles, levantó hipócritamente la llamada "teoría generacional" (más hipócrita aún, decía Gramsci cuando la formula un intelectual, como sucedió aquí con los intelectuales que formularon las teorías montoneras de la "liberación nacional en tránsito al socialismo").
Hemos visto cómo esos jóvenes, a los que se les había hecho creer que dirigían todo, resultó al final, que no dirigían nada, y habían sido instrumentados por un operativo socialimperialista de dominio del país, que se montó en su odio al amo viejo para tratar de meter por la ventana al amo nuevo.
Nosotros, marxistas-leninistas, creemos que la sociedad dividida en clases no avanzó a causa de la lucha generacional, sino a causa de la lucha de clases. Y debemos combatir a fondo la teoría reaccionaria que reemplaza la lucha de clases como motor de la historia por la lucha generacional. Y educar a la juventud en el respeto a los adultos y a los viejos revolucionarios, para ayudar también a que éstos comprendan y ayuden a la juventud.
Es necesario meditar en la profunda enseñanza del PC de China sobre la triple integración de jóvenes, adultos y viejos en los organismos de dirección en todos los niveles, y en su intenso, profundo y persistente trabajo de recordar los sufrimientos y los combates del pasado para tener hoy una línea justa.
Esto es válido en todos los terrenos. Como demostró la experiencia que comentábamos antes en una empresa del Gran Buenos Aires, la conversación con un viejo obrero ayudó a revisar ideas equivocadas. Porque un obrero con 20 años de trabajo en una fábrica o en una sección ha visto muchas cosas y sabe cosas que no se pueden aprender en los libros o reemplazar con el sólo empuje juvenil. Esto es lo que a veces no tiene en cuenta el joven cuando entra a una fábrica, y más aún si es un estudiante, ya que en la Universidad el ciclo normal de un activista es de 4 o 5 años, y nunca puede tener el reconocimiento profundo de sus compañeros como el que tiene un viejo obrero en una fábrica o taller, que sabe por ejemplo que Fulano, que aparece como muy valiente en tal huelga u ocasión, observa desde hace tiempo la dualidad de conducta de un posible soplón, etc. Es muy probable que este viejo obrero no esté en condiciones de ser un dirigente de la sección o de la fábrica. Es muy probable que sea así, y que sea un joven quien deba ocupar tal lugar. Pero allí está eso de la "triple integración", es decir, el papel que le corresponde desempeñar a cada uno en la lucha concreta.
Es preciso entonces librar una lucha implacable contra la teoría generacional. Nosotros, tomando otro caso, no rompimos con la dirección revisionista del PC porque ésta era "vieja", como planteó entonces la prensa burguesa, incluida, claro está, la controlada por el socialimperialismo, como lo plantearon internamente los elementos infiltrados por el socialimperialismo en el Partido, como Natucci, Aguirre, Saiegh, Sergio Rodríguez, etc. Nosotros no teníamos ninguna contradicción con esta dirección porque fuese "vieja". Cuando los considerábamos revolucionarios, los respetábamos y los queríamos por ser nuestros dirigentes. Rompimos con ellos cuando dejaron de ser revolucionarios y cuando nosotros comprendimos esto, y no cuando dejaron de ser jóvenes. Incluso muchos que eran jóvenes se quedaron con esos viejos y están más podridos que éstos; porque los que dirigieron luego a la FJC, los Santarén, los Pereyra, los Heller, y constituyeron la "joven generación" promovida por la dirección revisionista del PC, son aún más corruptos, más revisionistas que muchos de esos viejos dirigentes que han tenido heroicas tradiciones de lucha proletaria y que fueron doblados por el socialimperialismo debido a sus concepciones reformistas y revisionistas.

Las particularidades juveniles
Aclarando esto debemos analizar el movimiento específico de la juventud y sus problemas.
No fue de ninguna manera ca-sual que el XX Congreso del PCUS y la conquista del poder por la camarilla revisionista de Jruschov-Brezhnev fuera seguida de una gran ofensiva, promovida por los revisionistas, sobre las características y objetivos del movimiento juvenil.
Inicialmente se trató de liquidar el respeto por Stalin, atacando y pretendiendo enlodar su figura como condición para atacar la dictadura del proletariado, sembrando el escepticismo y el revisionismo en las masas juveniles de los países socialistas y en el movimiento revolucionario de la juventud. Y posteriormente se abrió, primero tímidamente y luego con toda audacia, una discusión sobre la moda, la moral sexual, los ideales de la juventud, la música, el arte, etc., que introdujo masivamente en la URSS las modas, los hábitos, las costumbres propagandizadas por la burguesía imperialista.Recuerdo que en ese entonces el secretario general de la Juventud comunista francesa, Paul Laurent, que actualmente integra el buró político del PC de Francia, se jactaba de haber ido vestido como acostumbraba hacerlo la llamada "juventud perdida" de entonces a una reunión del CC de la juventud comunista, provocando el asombro de los "sectarios". El se jactaba de haber promovido así el debate contra el "sectarismo". Maurice Thorez, entonces secretario general del PC de Francia, fiel lacayo del bastón de mando de Jruschov, explicó que cuando él era joven junto a otros jóvenes mineros, gustaban vestirse y peinarse al revés de lo que dictaba la moda, para promover así la atención de ellos. Claro, como ustedes ven, tras una idea política correcta para el movimiento revolucionario juvenil de un país capitalista, como es la de tomar a los jóvenes como son y unirlos con la línea política del Partido, ya que si éste quiere ganar a las masas juveniles no deberá dividirlos por los dictados de la moda o por sus afinidades musicales, etc., se quiere abrir paso a otra idea política. Ustedes se preguntarán por qué se libró en este terreno la lucha más a fondo para meter las ideas del revisionismo en la juventud, luego del primer embate político del XX Congreso.
Sucede que en el terreno del arte, de la moda, de las costumbres, de los sentimientos familiares, etc., se libra la batalla más profunda entre la ideología proletaria y la ideología burguesa. Y si bien nosotros no debemos hoy dividir a la juventud en torno a estos problemas, ya que debemos dividirla por la posición que se tenga frente a los enemigos jurados de su felicidad y del progreso de la Patria: el imperialismo, en especial las dos superpotencias, y los terratenientes y grandes capitalistas a ellos asociados, eso no implica que no estemos atentos en este terreno en el que se libra la batalla más profunda por construir una organización juvenil auténticamente comunista, o comunista sólo de nombre y revisionista por dentro.
Este no es entonces "un problema más" o un problema sin importancia. Centrar la lucha por la construcción de la juventud comunista en el terreno político no significa subestimar la lucha ideológica, incluso en el terreno más profundo de la misma. Y no dar hoy cierta batalla no significa opinar que no deberá darse mañana; o que hoy es indiferente regalar ese campo al enemigo. Así como, por ejemplo, hoy un joven comunista puede ser creyente religioso, esto no significa que pueda hacer propaganda interna de su creencia, ni que la juventud dejará de educar a sus miembros en la teoría revolucionaria, materialista dialéctica del marxismo-leninismo.
Esto no significa menospreciar las particularidades del movimiento juvenil. Por el contrario. Por eso hemos organizado la Juventud. Porque como ha dicho Lenin: "Cada generación tiene su propio camino y sus propias formas para llegar al comunismo". Y esto no se refiere a que hoy bailen tal música y ayer bailasen otra. Aunque, en ocasiones, esto suele tener su importancia particular, y tiene relación con las "formas" de que habla Lenin.
La opinión de Lenin está referida a un problema mucho más importante, y es el de la experiencia política, social y cultural, con la que cada generación, con la ayuda del proletariado y su partido marxista-leninista, transita ese camino al comunismo.Referido al caso argentino, no es lo mismo el condicionamiento político, social y cultural de la generación que nació a la lucha sindical y política con la guerra civil española, la huelga de la construcción de 1936 y el movimiento antiimperialista, democrático y antifascista de la década del ’30, o por su prolongación en la lucha contra el imperialismo nazifascista y el movimiento revolucionario de la inmediata posguerra, que la generación que tuvo acceso a la política en el período de la inmediata posguerra, años de apogeo del imperialismo yanqui, y de casi diez años de la experiencia reformista en la Argentina; o la generación que nació a la vida política activa con la muerte del Che Guevara, el triunfo de la guerra vietnamita, de la Revolución Cultural Proletaria y el Cordobazo. Este es un problema que corresponde abordar y resolver, en su especificidad, al Partido y a cada generación juvenil, a partir de la línea política del Partido marxista-leninista del proletariado. Porque no es semejante la visión que tienen sobre el peronismo por ejemplo, los protagonistas de los períodos mencionados, y es preciso que se integren correctamente esas experiencias a la luz de una línea política correcta y como condición para la precisión de ésta.
En esto también nos afirmamos en la enseñanza leninista según la cual las masas desarrollan su comprensión y conciencia política fundamentalmente a través de su experiencia social concreta. Por ello, cuando hablamos de la necesidad de una organización específica para el trabajo partidario de la juventud, no lo hacemos debido a la necesidad de tener en cuenta solamente qué bailan o cómo bailan los jóvenes o sus necesidades de actividad deportiva. Nos preocupa principalmente qué experiencia política, cultural, social tiene la juventud actual, cómo piensa y cuáles son sus aspiraciones.
Ustedes, los jóvenes comunistas revolucionarios, deben investigar permanentemente en este terreno y ésta es una de las principales responsabilidades de la Juventud para ayudar al Partido a tener una línea específica correcta para el trabajo con la juventud.Ustedes seguramente habrán leído la carta de un niño obrero rural de San Juan que publicó Nueva Hora recientemente. La vida de ese niño, de ese obrero rural -porque ya es un obrero rural- está reflejada en esa carta que muestra el camino más común por el que un joven obrero llega al comunismo: el camino del conocimiento directo de la explotación del hombre por el hombre. A ese niño no es necesario que nadie le explique mucho para que comprenda la brutal explotación del hombre por el hombre. Sólo con ver cómo viven él y su familia, no sólo comprenderá eso sino que se llenará de odio de clase. De un odio propio, y no "prestado".
Pero es muy difícil que un joven estudiante llegue al comunismo por el mismo camino. Lo más probable es que un joven estudiante, hijo de una familia de burguesía o pequeña burguesía, llegue al comunismo buscando una concepción global del mundo y de su vida que sólo hallará, como concepción científica, en el marxismo-leninismo. Es decir, a través de una búsqueda ideológica. Posiblemente (eso es lo que sucede habitualmente), la lucha política le abrirá las puertas a la respuesta correcta a esa búsqueda ideológica, que estará motivada por la opresión nacional, la visión no explicada de la explotación del hombre por el hombre, la ruindad propia de la vida cultural y moral de las clases explotadoras, etc. Esto no significa -aclaro- que nosotros vamos a poner el centro de nuestro trabajo en el movimiento estudiantil en el terreno ideológico. Ya que como dijimos, será generalmente la lucha política la que permitirá a los estudiantes, desde sus formas más elementales, descubrir el comportamiento de las diferentes clases sociales y entrar en contradicción con la clase social de la cual proviene. Por eso significa, sí, que daremos una gran importancia al trabajo ideológico en sus múltiples formas y facetas.
De todo esto se deduce que es necesario tener un tipo de trabajo y de educación especial con la juventud obrera, y otro con la juventud estudiantil. La juventud obrera puede aprender, como ha enseñado el camarada Mao Tsetung, mucho de la juventud estudiantil, pero es principalmente ésta la que debe aprender de aquella. Los estudiantes deben aprender a ser alumnos de los obreros, lo que es esencial para el logro de la unidad obrero-estudiantil, y deben aprender a conocer los diversos caminos que llevan a esta unidad. Para todo esto, es fundamental la dirección del Partido, que garantiza las perspectivas y la táctica justa a la lucha juvenil; y además, las condiciones para el cambio ideológico en la juventud.
Esto es lo que yo puedo decir sobre este problema. Problema que ustedes deben estudiar y resolver en concreto.

El problema del Estado y el problema del imperialismo
Quisiera referirme a otros dos temas de interés general. Considero que la Juventud debería dar mucha importancia al estudio por sus cuadros de la teoría leninista del Estado y del imperialismo.
Lenin decía que era difícil encontrar un tema que hubiese sido tan embrollado como el del Estado.
El Estado es un instrumento para la explotación de una clase por otra, una maquinaria que permite mantener el dominio de una clase sobre otra. Esto se olvida frecuentemente, como lo demuestran algunos hechos en la actividad del Partido y de la Juventud.
El secretario del PC de Francia, G. Marchais, acaba de declarar, con el aplauso de los revisionistas y la burguesía de todo el mundo, que el PC de Francia no lucha más por la dictadura del proletariado. En realidad hace mucho que dejó de hacerlo. Para Marchais la dictadura del proletariado es un dogma, sobrepasado por la vida e inaplicable a nuestra época. Golpeados de muerte por el fracaso chileno, los revisionistas se hunden en el más abyecto oportunismo, junto a todos los renegados de la causa proletaria. Ustedes han visto la alegría que causó esta declaración a la prensa burguesa. Es la abjuración pública del marxismo-leninismo y la conversión abierta en un partido de tipo socialdemócrata.
Sobre la importancia de esta cuestión para los comunistas, escribió Marx en carta a Weidemayer en 1852 que no era mérito suyo el descubrimiento ni de la existencia de clases en la sociedad moderna, ni de la lucha, ni de su anatomía, lo que había sido expuesto por historiadores y economistas burgueses. "Lo que yo he aportado de nuevo -escribió Marx- ha sido demostrar: 1) que la existencia de clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases".
Para el fundador de nuestra doctrina -junto con Engels-, el reconocimiento de la necesidad histórica de la dictadura del proletariado es un punto nodal de la misma.Para Lenin, Stalin y Mao Tsetung, la piedra de toque para diferenciar el marxismo del revisionismo es la cuestión del Estado. Lenin dijo que "sólo es marxista quien extiende el reconocimiento de la lucha de clases hasta el reconocimiento de la dictadura del proletariado".
Y si la revisión del marxismo por la socialdemocracia internacional (y entre ésta por los socialdemócratas argentinos), al igual que al revisión del mismo por los falsos comunistas jruschovistas y brezhnevianos, se basa en la revisión de la teoría marxista sobre el Estado y la dictadura del proletariado, está claro que nosotros, marxistas-leninistas, debemos prestar una gran atención y mantener una elevada vigilancia teórica en esta cuestión.
Nosotros planteamos la destrucción revolucionaria del actual Estado de las clases explotadoras nacionales y extranjeras, por la lucha armada, insurreccional, de las grandes masas populares, como condición indispensable para resolver los graves problemas de nuestro pueblo y nuestra Patria. Y toda la táctica política del Partido parte de este objetivo estratégico que nunca hemos ocultado, y que propagandizamos entre las masas desde que rompimos con el PC en 1967.
Ahora, por ejemplo, hay peronistas que más preocupados por las elecciones futuras que por el posible golpe de Estado nos proponen que entremos al Frejuli. Nosotros no sabemos si habrá elecciones, ni qué pasará con el actual Frejuli (que está roto), ni nos ha preocupado la posible táctica que podríamos tener en el hipotético caso de que hubiese elecciones. Pero nuestra línea antigolpista no se basa, de ninguna manera, en una especulación oportunista destinada a poder entrar en el Frejuli y tener diputados en una posible elección futura.
Para un partido revolucionario, la táctica electoral (si participa o no en determinadas elecciones, y la posición en ellas) es generalmente una cuestión subordinada a su estrategia revolucionaria y, en todo caso, una cuestión concreta que depende de la situación nacional e internacional, y la correlación de fuerzas de clases concreta en un momento determinado. Pero lo que sí es una cuestión de principio es que nosotros no somos ni un partido electoralista ni una partido parlamentarista.