Noticias

05 de febrero de 2025

A 82 años de la batalla que cambió el curso de la segunda guerra mundial

Stalingrado: cuando los comunistas derrotaron a los nazis

Milei despotrica contra los zurdos, y miente no solo sobre la realidad actual, sino sobre la historia. Oculta que fueron el pueblo soviético y el Ejército Rojo los que derrotaron a los nazis alemanes, luego de vencerlos en la Batalla de Stalingrado el 2 de febrero de 1943, cambiando el curso de la Segunda Guerra Mundial.

Milei habló en el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto la semana pasada, al conmemorarse 80 años de la liberación del centro de exterminio de Auschwitz, en la Polonia ocupada por los nazis alemanes. Hasta allí llegaron, un 27 de enero de 1945, las tropas del Ejército Rojo de la Unión Soviética, en la ofensiva que pocos meses después terminaría con el régimen de Hitler.

Como era de esperarse, Milei no dijo nada de esto, y se deshizo en elogios hacia Trump, reiteró que el multimillonario Elon Musk, que hizo el saludo hitleriano y apoya al partido nazi en Alemania, no es nazi, y defendió el genocidio por parte del Estado de Israel sobre el pueblo palestino.

Para esto, Milei tiene que ocultar y negar cómo fueron los hechos durante la última gran confrontación directa entre las potencias imperialistas, que pasó a la historia como la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945.

 

Los nazis invaden la URSS

El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi invadió la Unión Soviética con uno de los ejércitos más grandes de la historia. Hitler creía que iba a derrotar a los soviéticos en un lapso de tres meses, y casi todos los expertos militares y políticos del mundo estaban de acuerdo. La Alemania imperialista tenía las FFAA más modernas del mundo. Su fuerza de invasión constaba de tres millones de soldados, 3300 tanques, 7.000 cañones de grueso calibre y 2000 aviones. Sus FFAA acababan de conquistar Checoslovaquia, Polonia, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Noruega.

Hitler tenía la misma soberbia que tienen hoy fascistas como Trump, Netanyahu o Putin, que también creen que pueden hacer y deshacer a su antojo, y subestiman a los pueblos que luchan por su libertad.

Por esos años, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas estaba bajo la dictadura del proletariado. La revolución rusa de 1917 puso en el poder a la clase obrera aliada al campesinado pobre, y para 1941 venía de 20 años de construcción de una sociedad socialista, en medio de una aguda lucha de clases interna, y sufriendo el asedio imperialista. A partir de la invasión a la URSS, la guerra cambió de carácter y pasó a ser una guerra mundial antifascista.

José Stalin estaba al frente del Partido Comunista de la URSS y del Estado, luego de la muerte de Lenin en 1924. Con errores que costarían caro al proceso revolucionario, Stalin defendió el socialismo, y la sociedad avanzó con una profunda colectivización del campo y un desarrollo industrial basado en los intereses obreros y populares.

Los ejércitos soviéticos tenían muchos soldados, pero poco equipo militar. Durante los agudos conflictos políticos de los años 30, se reemplazó a gran parte de los altos oficiales con una nueva generación que no se había puesto a prueba.

Hitler valoró erróneamente las contradicciones existentes en la URSS, y envió a su lugarteniente Rudolf Hess a Inglaterra para concertar un acuerdo de paz y una “santa alianza” anticomunista, tratando de aislar a la URSS.

Tanto el imperialismo británico como el yanqui, si bien enfrentaban al imperialismo nazi alemán por el antagonismo de intereses que los oponía en la disputa por el dominio mundial, estimaban que la URSS no podría resistir la invasión alemana, y esperaban su desangre.

 

La batalla de Stalingrado

La batalla de Stalingrado se desarrolló durante la invasión alemana de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, entre agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. Se combatió casa por casa. Incluso al verse cercados los soldados continuaban combatiendo y gritaban ¡Por Stalin y por la patria, nunca nos rendiremos! El 14 de octubre estuvo a punto de caer la ciudad. Fue el momento más crítico de la guerra, más grave aún que un año atrás cuando los nazis estaban a las puertas de Moscú. La resistencia a muerte no era en vano. Se preparaba en el máximo secreto, bajo la dirección personal de Stalin, un plan de cerco y contraofensiva que permitió concentrar una absoluta superioridad de fuerzas en efectivos -3 a 1- y en armamento -4 a 1- fabricado este último en su totalidad por la industria soviética a mediados de 1942. Los alemanes tuvieron 200.000 muertos y unos 100.000 prisioneros, entre los cuales había un mariscal de campo, 24 generales, 2.500 oficiales.

A las tropas regulares se sumó el movimiento guerrillero que comenzó desde los primeros meses de la guerra las regiones ocupadas por los nazis. Con la victoria de Stalingrado recibió un enorme estímulo y experimentó un extraordinario auge durante todo 1943, En su apogeo llegó a tener 500.000 guerrilleros armados. Fue destacada la labor del Partido Comunista en su organización y su impulso. Antes de evacuar el Ejército Rojo las zonas que caían en manos de los agresores, se decidía qué organismos y dirigentes debían actuar en la clandestinidad permaneciendo en la región ocupada. En la batalla de Stalingrado, los guerrilleros jugaron un papel de primer orden en la destrucción de las largas líneas alemanas de comunicación y abastecimiento.

 

Las mujeres combatientes de Stalingrado

Muchas mujeres se presentaron de voluntarias al ejército para reemplazar a los soldados del Ejército Rojo caídos al comienzo de la guerra. Vasili Chuikov, uno de los jefes militares de la Batalla de Stalingrado escribió: “No es una exageración decir que las mujeres lucharon al lado de los hombres en todas partes… Cualquiera que iba al frente veía a las mujeres disparar los cañones, pilotar los aviones en las batallas contra la fuerza aérea alemana o comandar los barcos blindados del Volga que llevaban pertrechos de la orilla occidental a la orilla oriental, y de regreso, en condiciones increíblemente difíciles… La mayoría de las tripulaciones de los cañones antiaéreos y de las luces reflectoras eran mujeres… Se mantenían firmes y seguían disparando aun cuando las bombas estallaban a su alrededor, cuando parecía imposible incluso quedarse en su puesto”.

 

Rumbo a Berlín

A partir de la derrota del ejército alemán en Stalingrado los soviéticos pasaron a la ofensiva, y el Ejército Rojo avanzó hacia la capital del Tercer Reich, en Berlín. A su paso, combinado con los levantamientos en los países liberados, se fueron liberando del yugo nazi los países de Europa del Este.

Milei es parte de los que ocultan lo que planteó varias veces nuestro querido primer secretario general del PCR, Otto Vargas: “De cada 100 comunistas que en la URSS fueron a la guerra volvieron cuatro. Toda la prensa imperialista oculta el papel que jugaron los comunistas en todo el mundo y la Unión Soviética en la derrota del nazismo- Es la única guerra presentada como que la ganó un ejército que no tuvo un jefe: Stalin”.

El factor decisivo en Stalingrado fue el heroísmo, la iniciativa y la energía inagotable de las grandes masas. La clase obrera, el campesinado trabajador, la gran mayoría del pueblo, adultos y jóvenes, hombres y mujeres, cerraron filas alrededor del Partido Comunista y de su dirección liderada por Stalin.

Esto no debe ocultar las concesiones que hizo el Partido Comunista de la URSS al nacionalismo ruso y a la Iglesia ortodoxa, algunas de ellas necesarias para movilizar al conjunto de las masas obreras y campesinas. Ni que a medida que el Ejército Rojo pasó a la contraofensiva, fueron cobrando creciente fuerza las tendencias nacionalistas gran rusas, que crearon profundas contradicciones en los países europeos por donde pasaba el Ejército Rojo. Estas actitudes nacionalistas de gran potencia, que también tuvo Stalin, desmerecieron los aportes de la URSS socialista a la causa de la revolución y la liberación nacional, y llevaron a que se discutan en una mesa entre tres potencias los problemas y el futuro de otros pueblos y naciones, como pasó en los acuerdos de Yalta y Potsdam.

 

Enseñanzas de Stalingrado

A 80 años de la derrota de los nazis, cuando el Ejército Rojo entró en Berlín en mayo de 1945, el mundo se conmueve con los preparativos de una nueva guerra entre las potencias imperialistas. Como decía Jean Jaurés, dirigente socialista francés, “el imperialismo trae la guerra como la nube trae la tormenta”. Las consecuencias de una nueva guerra mundial son imprevisibles.

Con el ejemplo del pueblo y las y los comunistas soviéticos en Stalingrado, redoblamos la solidaridad internacionalista con todos los pueblos que luchan por su liberación y autodeterminación, denunciamos los planes guerreristas de las grandes potencias, llámense Estados Unidos, Rusia o China, y apuramos el paso en nuestro país para torcerle el brazo al gobierno reaccionario y fascista de Milei, en el camino de la revolución que termine con el latifundio, la dependencia y el podrido Estado que las sostiene.

Foto: El 2 de mayo de 1945. La bandera comunista se alza sobre el Reichstag luego de la derrota nazi en Berlín.

hoy N° 2045 05/02/2025