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02 de octubre de 2010

Más de un millón de personas afectadas por el aumento tarifario. El gobierno es el principal beneficiario, Primero cobra y luego reparte algo a las empresas.

Suben la luz y la bronca

Hoy 1251 / El gobierno “hace caja” a costa del pueblo

El gobierno volvió a “cortar ancho” con los tarifazos en la energía eléctrica. Al igual que la resolución 125 para los productores agrarios, la resolución 628/08 del Ministerio de Planificación y las similares del gobierno de la provincia de Buenos Aires, que aumentan la tarifa a quienes consumen más de 1.000 kw bimestrales, han golpeado a más de un millón de habitantes que reciben la electricidad de Edenor, Edesur, Edelap, y las distribuidoras y cooperativas eléctricas bonaerenses.
En varias localidades del conurbano y en ciudades del interior se vienen realizando marchas, cortes de ruta, asambleas y actos contra los tarifazos, que en algunos casos superan el 1.000%, y son retroactivos a octubre de 2008.

Voracidad fiscal
La voracidad fiscal y la hipocresía de este gobierno van de la mano. Como el porcentaje de impuestos sobre el total de la tarifa es de un 35% para un consumidor de hasta 600 kw, y de más del 50% para los consumidores de más de 1.000 kw, el Estado es el principal beneficiario de estos aumentos. Las tarifas eléctricas están gravadas, además del 21% del IVA, por impuestos provinciales, municipales, y hasta por el “Fondo Pcia. de Santa Cruz”. Una vez hecha la caja, el gobierno nacional negocia con las empresas cuánto “distribuye” entre ellas, y cuánto se queda.
La hipocresía se evidenció en los reclamos de la presidenta a “aumentar el consumo” para “garantizar el círculo virtuoso”, y en los planes para compra de electrodomésticos: “Compré la heladera del gobierno y ahora no la puedo enchufar”, decía una de las pancartas calando esta nueva mentira kirchnerista.

Corte ancho
Los bufones de la corte kirchnerista han salido por los medios a defender el tarifazo como una medida “del gobierno popular contra los ricos que consumen en exceso”. Gran mentira.
En primer lugar castiga a vastos sectores de la población que, por carecer de redes de agua potable y gas, se ven obligados a usar electricidad para bombeadores de agua, calefones y cocinas eléctricas, etc. También sanciona a los miles que, por la falta de una política de viviendas populares, viven tres, cuatro o más familias en un solo lote y con un medidor.
En segundo término, el tarifazo golpea a aquellos que en estos años conservaron o tuvieron trabajo, y se compraron una heladera con freezer, o un equipo de aire acondicionado (el electrodoméstico que más aumentó su venta durante el 2008).
Además, el tarifazo está haciendo estragos en pequeños productores urbanos y rurales, que con una máquina de coser, o con un sistema de riego artificial, superan la cifra tope para los aumentos.
 
El Puree
Uno de los aspectos siniestros de este esquema tarifario es el sistema de “premios y castigos” que estableció el gobierno de Néstor Kirchner, denominado Puree (Programa de Uso Racional de la Energía Eléctrica).
El Puree castiga con un aumento del 100% por cada Kw por encima de la demanda promedio del usuario. La normativa obliga a ahorrar un 10% de consumo respecto al segundo semestre del 2003, para no pagar la multa.
Los “premios” que otorgaba originalmente el Puree cuando fue creado, en 2005, fueron sistemáticamente eliminados, para los que consumen más de 1.000 kw, para los usuarios comerciales e industriales, etc. Sólo quedaron los “castigos”.
Producto de la bronca popular que está apareciendo, las empresas han planteado que están dispuestas a estudiar “cada caso en particular”, y han reflotado planes de pago en cuotas de hasta un año, sin intereses. Además, han dispuesto “excepciones” al aumento, tan taimadas como que si el usuario tiene videocable, o más de un servicio básico (gas de red, agua corriente o telefonía), no pueden ser “exceptuados”. Colaborando con esta ejemplar “sanción a los privilegiados” que tienen cable, agua o teléfono, el ENRE (Ente Regulador de la Energía), dispuso que si la vivienda supera los 60 metros cuadrados, tampoco corre la excepción.