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09 de septiembre de 2015

Reproducimos extractos de un comunicado de la Unidad Popular Revolucionaria Antiimperialista, (UPRA) de Venezuela, ante la situación actual de la frontera colombo-venezolana. 

Tensión entre Colombia y Venezuela

No a la confrontación entre pueblos hermanos

 

 
 La Unidad Popular Revolucionaria Antiimperialista UPRA, hace un llamado a los obreros, campesinos, mujeres, jóvenes y trabajadores en general, y fundamentalmente a las organizaciones revolucionarias de Colombia y Venezuela, a que valoremos la situación actual entre ambos pueblos desde un punto de vista popular y de clases, desechando las manipulaciones burguesas, y en segunda instancia profundicemos lazos en nuestra lucha común como única forma de resolver definitivamente nuestros problemas, que tienen como base la apropiación de la tierra, nuestro trabajo y todas las riquezas, por parte de una casta de parásitos y violentos explotadores. 
La situación colombo-venezolana que se expresa hoy en la frontera, es el reflejo de las contradicciones entre las clases dominantes, que se agudizan por efecto de la crisis general del capitalismo a escala mundial, además del empeño de la burguesía de hacer que los pueblos explotados paguemos las nefastas consecuencias de sus políticas erradas, que sólo persiguen mantener con el engaño o a la fuerza su cruel sistema de explotación. 
Es importante que las clases oprimidas de nuestros países no nos dejemos embaucar en una pelea por la defensa de los intereses de una u otra fracción capitalista. Es cierto que existen problemas económicos particulares de cada país y es inocultable que Colombia y sus gobiernos han sometido al pueblo a condiciones de miseria, guerras y opresión, por medio de tratados comerciales y militares con el imperialismo más agresivo, llevando a miles de personas a desplazarse en busca de mejores condiciones de vida en otros países, en este caso a Venezuela. 
Venezuela hoy se ve afectada por la crisis del capitalismo que actualmente impacta el sector petrolero con la consecuente baja de los precios del barril de petróleo, lo que ha generado la falta de divisas, y menor la cantidad de dinero disponible por el gobierno para solventar los requerimientos sociales de la población, creando un importante déficit fiscal que hace más evidente la corrupción por medio de los grandes negocios que durante algunos años se venían realizando solapados en la abundancia de recursos financieros. 
En las actuales condiciones, la estafa continuada contra el pueblo, se hace más impactante y el contrabando de extracción de gasolina, alimentos, ganado, víveres, frutos, medicamentos entre otros, se torna un factor de desequilibrio económico, en el cual se ven involucrados no solo el lumpen-proletariado, “los pimpineros”, los “bachaqueros”, grupos irregulares, comunidades, sino también funcionarios de bajo, medio y alto rango del gobierno, funcionarios militares, la burguesía, la lumpen burguesía, pero quien paga las consecuencias somos los asalariados, los más pobres que no podemos estar todo el día en una cola, y que para conseguir los productos debemos pagarlos a precios especulativos. 
No es la mayoría explotada culpable de esta situación, así como tampoco responsable de que hoy existan grupos armados que protegen las grandes riquezas de la burguesía y los terratenientes, ya sean negocios legales o ilegales en uno u otro lado de la frontera, con una u otra nacionalidad. 
Es importante señalar que esta situación de contrabando de extracción no solo tiene un carácter micro, sino que también los grandes monopolios de los alimentos, productos de aseo personal y de limpieza trasladan cargamentos en contenedores de dichos productos hacia el vecino país, esto por supuesto con el consentimiento de autoridades militares de ambos países, de otra forma no se explica cómo dichos cargamentos en gandolas atraviesan la frontera. 
Estos elementos nos permiten ver que quiénes tienen el dominio económico se enriquecen aún más con esta situación, ya que descargan sobre las espaldas del pueblo oprimido, a ambos lados de la frontera, las consecuencias de la situación. El pueblo de Colombia tiene de enemigos los mismos enemigos del pueblo de Venezuela, el imperialismo, la burguesía, los terratenientes, especuladores, acaparadores y todo el cuerpo de hombres armados a sueldo de las clases dominantes quienes protegen sus grandes propiedades. 
La salida que hoy la burguesía y la pequeña-burguesía venezolana con “fraseología revolucionaria” da al problema de la frontera, se equipara con el populismo de la narco-burguesía fascista colombiana, ambas recurren al viejo discurso de la defensa nacional, cuando en realidad defienden su dinero y negocios, como claramente lo han expresado por medios de comunicación pública las asociaciones de comerciantes colombianas y venezolanas y en tono bajo, igual criterio han esbozado las mafias de ambos lados de la frontera. Tales “salidas” tienen serios rasgos discriminatorios, antipopulares que caen fácilmente en la xenofobia y el chovinismo, contrarios al espíritu revolucionario. 
Ante tan compleja situación, la posición que debemos asumir debe ser en primera instancia estrechar lazos de unidad entre las organizaciones populares y revolucionarias para enfrentar, junto al pueblo oprimido y explotado de ambos lados, los intentos de llevarnos a una confrontación. Enfilar la denuncia contra nuestros enemigos comunes, el Imperialismo yanqui, que azuza la pelea entre ambos pueblos. Denunciar la burguesía tradicional y emergente de Venezuela que se nutre también de los negocios en la frontera y a la burguesía de Colombia que le saca provecho, ambas se disputan el control de los negocios “ilícitos” por medio de pandillas de lacayos de ambos países que sacan provecho económico y político. 
Debemos denunciar las violaciones a los derechos adquiridos de las poblaciones honestas de la frontera, fortalecerlas organizativa y materialmente para enfrentar a las mafias y centros de corrupción de los cuerpos represivos legales e ilegales, identificar y sancionar mediante la acción coordinada de nuestras organizaciones a los opresores del pueblo, crear mecanismos de organización obrero-campesino y comunal para la defensa de nuestros territorios comunes. 
Sabemos que lo propuesto no es tarea fácil, pero es la única forma de resolver de forma definitiva y democrática una problemática que afecta a ambos y puede ser el motivo para lograr la unidad de acción de los revolucionarios en esta estratégica zona. 
Desde la UPRA sabemos que es fundamental hoy más que nunca apoyar la lucha de las organizaciones revolucionarias de Colombia y Venezuela, hermanarnos en nuestro afán por conquistar espacios democráticos y con amplias libertades políticas, pero fundamentalmente por instaurar gobiernos democráticos y revolucionarios en camino al socialismo en ambos países. 
La acción conjunta, de obreros, campesinos, comuneros de ambos lados de la frontera, ante esta problemática de hoy será la garantía para poder construir la unidad de ambas naciones con políticas; económicas, productivas y sociales comunes en el futuro.