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01 de marzo de 2023

Audiencia en la causa por los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo

Testimonios en el juicio por el secuestro de Manuel Guerra

El miércoles 22 se realizó una nueva audiencia en el denominado V juicio ABO (por los centros clandestinos Atlético, Banco, Olimpo), en el que está incluida la desaparición de Manuel “Quebracho” Guerra, secretario de Organización de la JCR secuestrado por la dictadura el 1 de noviembre de 1977.

En esta audiencia brindaron testimonio Mario “el gaucho” Garelik, abogado, quien representó a la compañera de Manuel, Teresita Castrillejo, en la presentación de los primeros hábeas corpus al momento de su secuestro. Luego declaró Claudio Balaclav, camarada del Partido quien en esos años compartió militancia y amistad con Quebracho y Teresita, y además participa en la Comisión de Trabajo y Consenso del Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio «Club Atlético». Por último habló Facundo Guerra, hoy secretario del PCR de Mendoza, hijo de Manuel. Para el miércoles 8 están previstas las declaraciones de Eduardo González, sacerdote amigo de la familia y de Ricardo Fierro, primer secretario de la JCR.

 

El primer hábeas corpus

Mario Garelik, que era apoderado legal del PCR al momento del golpe de 1976, recordó que se presentaron dos hábeas corpus 48 horas después del secuestro de Manuel Guerra, uno en la justicia federal y otro en un juzgado de instrucción. Ambos fueron rechazados por el Poder Ejecutivo porque “no estaba detenido”. Contó también que luego del secuestro, ocurrido a plena luz del día en un bar de Las Heras y Pueyrredón en Capital Federal, allanaron la casa de Teresita y Manuel, lo que no estuvo ordenado por ningún juzgado. “En el allanamiento robaron cosas. Supe muchos años después de la aparición de una chapa de impresión del periódico en el Atlético”.

Declaró Garelik, mostrando el clima de época, que se juntaba con Teresita en las plazas para firmar los escritos, y que el objetivo principal de los hábeas corpus era “principalmente para cuando uno hacía denuncias internacionales, a organismos como la ONU, la OEA, la Iglesia, etc. Eran una constancia de los secuestros. Porque si no había hábeas corpus, la dictadura contestaba a los organismos internacionales que la persona “se clandestinizó” por eso no se la encontraba”. Destacó que había un periódico en inglés, Buenos Aires Herald, que publicaba los hábeas corpus.

Contó también que “Teresita Castrillejo y otros fueron un ejemplo de hacer denuncias a organizaciones internacionales”.

 

“La dictadura no pudo con Quebracho”

El segundo en declarar fue el compañero Claudio Balaclav, quien contó cómo conoció a Quebracho y Teresita en 1974, en un congreso de estudiantes secundarios. Claudio relató cómo fue la militancia conjunta en esos años previos al golpe, en los que el PCR había definido su posición antigolpista. En ese entonces, así como Quebracho era el secretario de Organización de la JCR, Teresita “estaba a cargo de la Propaganda Nacional de la Juventud y yo en la Capital Federal”. Y que por esas tareas coordinaban actividades de propaganda como pintadas contra el golpe, así como la distribución del periódico del Partido y la revista de la JCR, Nueva Juventud.

Relata Balaclav que se fueron haciendo amigos “y cuando se casaron, a fines del 75 y no tenían un peso para su fiesta, recuerdo que la organizamos en el comedor de la casa de mi madre corriendo todos los muebles”.

Destacó Claudio la intensa campaña contra el golpe desplegada por el PCR y la JCR, los debates con amigos de otras fuerzas políticas que veían con buenos ojos “la convergencia cívico-militar”, y cómo se organizaron a partir de que se instauró la dictadura, para seguir la pelea. Recordó que al día siguiente del secuestro de Quebracho, Teresita lo llamó diciéndole que no había vuelto a dormir esa noche. “Pasada la confusión inicial, partimos de la base de que lo habían secuestrado”.

Balaclav tomó medidas como mudarse, cambiar de trabajo y dejar los estudios de arquitectura, y destacó que frente a la tortura, “que sabíamos que usaban los genocidas para obtener información, Manuel actuó firmemente. La dictadura no pudo con él.  Por eso muchos de nosotros seguimos vivos”.

Claudio contó cómo años después se enteraron de la denuncia que había hecho un testigo del secuestro de Manuel, Federico Westerkamp, quien hasta tomó el número de patente del coche en el que se lo llevaron, que era de un policía federal.

Contó que Teresita se fue a vivir a Mendoza, con su hijo Facundo nacido en noviembre del 76, donde siguió con la búsqueda y fue fundadora de las Madres de Plaza de Mayo en esa provincia.

Balaclav detalló cómo, en 2012, a partir de acompañar a Teresita en la búsqueda de testigos, trabó relación con miembros de la Comisión de Trabajo y Consenso del Atlético: “Recorriendo el salón donde exponen objetos hallados en la excavación parcial del Sitio, nos muestran una placa metálica, que inmediatamente reconozco como placa de cliché. Al verla en detalle observo que en la impresión hay, entre otras, una bandera del PCR”. Contó cómo a partir de ahí se comenzó una investigación, confrontando con los archivos del periódico, dando con un ejemplar de 1973 donde aparece esa foto, y que las arqueólogas del sitio, que tuvieron acceso a la colección de Nueva Hora, hicieron las comprobaciones técnicas correspondientes, y “confirmaron que la foto editada en Nueva Hora se correspondía con la placa metálica hallada en el Atlético”.

Ese cliché de impresión es parte de los que se usaron durante toda la dictadura en la imprenta clandestina del Partido, garantizando la salida del periódico quincenalmente, y su distribución en todo el país.

El compañero finalizó su declaración destacando la importancia del relevamiento de los ex centros clandestinos para encontrar evidencias concretas de los secuestros, y la pelea para que el Estado se haga cargo de la continuidad de las excavaciones en el Atlético. Reivindicó la lucha de los familiares y de todo el pueblo argentino en “Esta construcción de la memoria, la búsqueda de verdad y Justicia”, y que la pelea por el juicio y castigo a todos los genocidas, a 47 años del golpe, “no va a parar”, reclamando que se abran los archivos de la dictadura y que los juicios de lesa humanidad “tengan más celeridad”. “Las marchas del 24 de marzo siguen mostrando el consenso social de repudio al terrorismo de Estado, y siguen siendo inmensas, levantando las banderas x los 30000 contra la impunidad”.

 

Facundo Guerra: “Yo esperé 45 años para declarar”

El compañero Guerra comenzó su declaración basándose en lo que le contó su madre de esos primeros años de su vida, en los que su madre comenzó la búsqueda de Manuel. Rescató la solidaridad de compañeros y compañeras del Partido y familiares, y cómo fue conociendo a su padre a partir de los relatos de su madre, familiares y camaradas. “Mis primeros recuerdos son de mi madre en la organización de las Madres de Plaza de Mayo de Mendoza, reuniones en iglesias para confeccionar los hábeas corpus, y jornadas de derechos humanos”.

Luego Facundo recordó cómo en los 90, “una década de impunidad muy grande”, participó en la conformación de HIJOS en 1995. “La dictadura nos robó nuestros padres pero encontramos hermanos en este proceso”, afirmó, “teníamos la necesidad de transformar nuestro dolor en bronca”.

Se refirió Facundo al proceso posterior al estallido del 2001, cuando se retoman los juicios a partir del 2003. Contó que hicieron una presentación junto con su madre en uno de los procesos abiertos en el 2006, pero no prosperó. Y que la situación cambió a partir del descubrimiento de la placa de impresión aparecida en el Atlético, “que vincula a mi padre con ese lugar”, porque testimonios brindados por sobrevivientes “no fueron considerados prueba suficiente”.

“Este juicio para nosotros los familiares es muy importante, ya que es una lucha de más de cuatro décadas”, dijo luego Facundo, y cuestionó que no fuera presencial: “me hubiera gustado verles las caras a los procesados”. Reclamó que se profundice la investigación, y contó cómo hay testimonios de detenidos en Córdoba a los que interrogaron por Manuel Guerra. Que se investigue al dueño del auto en que su padre fue secuestrado, y que se conozcan los legajos. Y reclamó también que se investigue a los responsables del primer juzgado donde se presentó el hábeas corpus, por complicidad en el secuestro, ya que en ese momento ya tenían la denuncia de Westerkamp y no hicieron nada.

Denunció el entramado entre las distintas fuerzas represivas, y que hay que profundizar la investigación, reclamando la apertura de los archivos: “En una fuerza donde para mover un mueble se hace un acta, es imposible que no haya archivos”. En este punto Facundo fue interrumpido por el presidente del Tribunal Oral Federal número 2, Jorge Gorini, pidiéndole “que responda de manera más concreta las preguntas que le formulan”. A lo cuál Facundo, de manera muy respetuosa y firme, le retrucó: “Discúlpeme, pero espere unos minutos que termine, yo he esperado 45 años este momento”. Gorini se tuvo que retractar.

Finalmente, Facundo Guerra volvió a reclamar que la justicia avance y acelere su trabajo en estos juicios, “porque vemos compañeros rápidamente procesados en Mendoza, Chubut, o allanamientos con seguimientos e intervenciones telefónicas a organizaciones sociales, y no veo el mismo esfuerzo en estos juicios” y dijo que la necesidad de que haya justicia no es sólo un problema de los familiares, porque la dictadura no fue solo los 30 mil desaparecidos, sino 20 mil fábricas cerradas, una fraudulenta deuda externa cuyas consecuencias se ven hasta el día de hoy, y 25 por ciento de pobreza estructural. Terminar con los sufrimientos de hoy tiene mucho que ver con terminar con la impunidad de ayer”.

 

Hoy N° 1952 01/03/2023