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17 de septiembre de 2014

El sábado 13 de septiembre, centenares de campesinos pobres de las colonias de San Miguel, Corrientes, festejaron los títulos de propiedad obtenidos con larga lucha, y reafirmaron el reclamo contra el monocultivo forestal y la extranjerización de la tierra.

Tierra y soberanía

Histórico triunfo de la Unión Campesina de Corrientes

En el Departamento de San Miguel, al norte de la provincia de Corrientes, los campesinos pobres organizados en la Unión Campesina (UC) de Corrientes han logrado un triunfo que, como dijeron muchos, no tiene precedentes en la provincia: lograron el reconocimiento de 250 títulos de propiedad. Son chacras de entre 3 a 50 hectáreas, en una zona en la que avanza la concentración y extranjerización de la tierra, a favor de empresas forestadoras y grandes propietarios extranjeros; donde los que se destacan son Douglas Tompkins y la Universidad de Harvard, ambos norteamericanos.
Así lo resume el presidente de la Unión Campesina, Juan Espíndola: “Hemos logrado 250 títulos, de los cuales 130 eran fiscales. Y quedan 100 privados en pleno trámite a través de la ley de regularización dominial. Tenemos una gran lucha contra la concentración y extranjerización de tierras. No hay salida para la juventud con las pocas tierras que nos dejan. Empezamos la lucha dura en el 2005 y sacamos 1.500 has., mientras dos extranjeros tienen miles de has. Por eso nosotros, aunque estamos muy contentos y vamos a festejar el triunfo de la lucha, vamos a seguir el camino que hemos tomado, para recuperar como argentinos las tierras que nos pertenecen”.
 
Plantando bandera
La escuela del paraje El Caimán, a la vera de la ruta 118, se va poblando de campesinos, de gente del pueblo y delegaciones venidas de otros lugares de Corrientes y de provincias vecinas. A media mañana se arma una larga caravana de coches y motos, encabezada por el tractor y el acoplado de la Unión Campesina, repleto de mujeres y hombres, muchos de ellos jóvenes, enarbolando largas tacuaras con banderas argentinas. Acompañados por el músico Joselo Schuap con su conocido colectivo, marchan hasta el Paraje Montaña. Tras una hora de recorrido por caminos internos, la caravana llega hasta “la cruz de la misión”, tierra por donde cuentan que pasó Belgrano con sus tropas, a metros de las propiedades de Tompkins y la Universidad de Harvard.
Allí se despliega un amplio semicírculo, donde los marchantes dejan ver carteles a favor de la reforma agraria y contra la forestación y extranjerización de la tierra, mientras la juventud entusiasta contagia con sus consignas y bombos “Reforma agraria, urgente y necesaria”, “Alerta, alerta, alerta que camina el antimperialismo por las tierras correntinas”. Para dar inicio al acto se comunica la presencia de compañeros de la CCC, de la UC, del PTP y del PCR de la capital provincial, de Paso de los Libres, Santa Rosa, Caa Catí; así como de las provincias de Chaco, Misiones y Santa Fe y de la Asociación de Pequeños Productores de Corrientes; luego se dio lectura de las adhesiones y saludos de la Federación Nacional Campesina (Roberto Solano y Víctor Gómez); del Partido Comunista Revolucionario y el Partido del Trabajo y del Pueblo de Corrientes; Barrios de Pie y Mumalá, José Gea de ACDP (docentes) y de Juan Carlos Alderete, coordinador del Movimiento de Desocupados de la CCC. Tomaron la palabra Juan Espíndola (UC de Corrientes) y Julio Kaplan, explicando el significado del acto.
 El banderazo fue iniciado por el excombatiente de Malvinas Eusebio Núñez de Paraje Caimán ante la emoción de todos los presentes. Lo siguieron jóvenes y mayores, mientras se cantaba el Himno Nacional. Se reafirma con este acto la irrenunciable pelea por la soberanía, y contra esta política que beneficia el latifundio y la extranjerización de nuestras tierras. Esta primera parte de la combativa jornada finalizó con más de 40 banderas clavadas en el lugar y la música de Schuap entonando una canción de su autoría que denuncia la situación en la provincia.
 
“Me crié en esta tierra y es mía”
De vuelta en la escuela, todo estaba listo para agasajar a los presentes con un gran asado y un no menos rico locro, preparados desde muy temprano por laboriosos compañeras y compañeros. Más de 500 personas desbordaron todas las previsiones, obligando a improvisar mesas, para dar cabida a tanta gente con ganas de celebrar este triunfo. También estuvo presente el secretario del bloque de concejales del PJ de San Miguel y el ex director de la EFA (Escuela de la Familia Agraria) “Luicho” Babin.
Mientras se disfrutaba la comida, y antes de largar la chamameceada, varios compañeros hicieron uso de la palabra, superando un “imprevisto” corte de luz. La primera en hablar fue una compañera, “ejemplo en la lucha por la tierra”, quien con palabras sencillas explicó su vida de sufrimientos y su felicidad de que “estemos todos juntos en esta lucha por nuestras tierras, por nuestros hijos y nietos”. La siguió “Luicho” Babin, conocido ex cura tercermundista, de larga trayectoria de lucha en la provincia, quien recordó párrafos del evangelio que llaman a la unidad. Afirmó Babín que “toda la vida he luchado por la unidad… es necesario que multipliquemos y no que dividamos; es necesario que nos unamos y caminemos juntos en las cosas que estemos de acuerdo… Seamos uno para que la Patria gane”.
Don Brígido, otro campesino de Caimán, reivindicó también “la verdadera unidad, no de falsedades… para que lo que estamos haciendo hoy se multiplique por tres”, y denunció a las madereras y a Tompkins, que se quedan con nuestras aguas, y las contaminan, en acuerdo con el gobierno de la provincia. No faltó el payador Ángel Gauna, con sus versos dedicados a la Unión Campesina. 
Luego le tocó el turno a la compañera Ana “Titi” Galmarini, del Movimiento de Mujeres en Lucha de Santa Fe, quien felicitó a los correntinos “ustedes están luchando por la titularidad, y nosotros para que no nos saquen la tierra”. Dos trabajadores tareferos de Misiones trajeron la solidaridad y explicaron su lucha, desde hace 6 años, por “una plata que el Estado nos robó”. Manifestaron su emoción “cuando clavé la bandera allá en el paraje me partió el alma porque soy bien argentino”, resumió uno de ellos. 
Por la delegación del Chaco habló el compañero Daniel Benítez, de la Unión Campesina, quien fue presentado recordando la ayuda prestada por el querido Mártires López en los inicios de la organización campesina en Corrientes. Benítez reivindicó las enseñanzas de Mártires en cuanto a la unidad de todos los sectores, de originarios y criollos, campesinos, desocupados, obreros ocupados. “Ese era uno de sus sueños. El otro, que cada campesino tuviera su chacra florecida, no solamente para unos pocos, sino para todos”. 
Luego, Laureano Cardozo, delegado de la Unión Campesina de Corrientes, contó su propia historia, sin ocultar sus errores al alejarse de la organización, asimismo dijo cómo retomó el puesto de lucha, insistiendo en la importancia de los delegados y del apoyo que éstos tenían que tener de parte de los campesinos de cada paraje. Así fueron dejando su testimonio muchos de los presentes, antes de dejar espacio para la música. 
Como corresponde a una gran fiesta popular en el Corrientes profundo, la tarde y los festejos se estiraron a puro chamamé, animado por músicos como Joselo Schuap, acordeoneonistas y guitarreros, que transformaron el patio de la escuela en una gran pista de baile. Porque como dice la letra de una de las canciones de Joselo, reflejando el sentir de todos los presentes: “Me crié en esta tierra y es mía, no me van a correr”. 

 
Juan Espíndola, presidente de la Unión Campesina de Corrientes

 

“Nosotros queremos producir”
Espíndola recuerda que su padre plantaba algodón, maíz “y, ahora, más zapallo y sandía. Teníamos chacra mixta, con ganadería. Tomamos un camino de lucha cuando vimos que nos llega el agua al cuello, nos fue imposible seguir con todas las políticas que toma el Estado contra los campesinos pobres y los trabajadores. Decidimos unirnos y organizarnos con democracia con la participación de la juventud y las mujeres. Empezamos a formar la Unión Campesina (UC) de San Miguel. Son seis parajes, en los que vimos que el problema grande eran los títulos de propiedad. Hicimos asambleas y nos pusimos a pelear por las tierras. Tuvimos muchas dificultades en el camino, con muchos en contra nuestro y los gobiernos queriéndonos desunir. Fue muy importante la firmeza de los compañeros”. 
Luego recuerda Espíndola que presentaron las primeras 64 carpetas “y pedimos el título, como un derecho. Que se le entreguen gratis al campesino”, en muchos casos con tres y cuatro generaciones en el mismo campo. “Entraron las empresas forestadoras, muchas de ellas extranjeras, y empezaron a privatizar nuestras tierras. El gobierno los acompañaba, mandaban a la justicia y desalojaban a los campesinos. Acá hay gente muy mayor, que no llegaron a segundo grado en la escuela y no tenían cómo defenderse. Nosotros nos organizamos para defender nuestra tierra. Con la Unión Campesina pudimos frenar a las forestadoras, que vienen a las colonias a sembrar el pino y el eucaliptus. Fue muy difícil, muchas trabas en el camino. Voceros de los grandes forestadores decían que éramos locos que no íbamos a conseguir nunca. De la Intendencia decían que éramos vagos, y no quiso acompañar con una firma nuestro petitorio. El gobierno acompaña la gestión de los extranjeros que usurpan nuestra tierra. Nosotros queremos producir, pero que nos ayuden. Pedimos la arada de 3 hectáreas para cada campesino. Nos dijeron que era una barbaridad, que era imposible”.
“Hicimos asamblea, y los compañeros resolvieron marchar a Corrientes capital. Fue muy importante. Tuvimos el apoyo de los docentes, de la CTA, de la CCC, obreros. Jamás se había hecho una marcha desde San Miguel a Corrientes. Pedimos que se haga el censo y las mensuras”. El presidente de la UC dice que los funcionarios aparecieron cuando los amenazaron con salir a cortar la ruta y que tardaron tres meses en censar a los campesinos. “Recorrimos casa por casa, tierra por tierra, y vimos que gran parte está forestado. Muchos desalojados, a algunos pudimos recuperarles las tierras. Les trabajan la cabeza diciendo que si vienen al pueblo van a estar mejor porque tienen el hospital, luz, agua”.
Espíndola, tras afirmar que “Siempre dijimos que las puertas de la Unión Campesina están abiertas si esos compañeros quieren volver al campo”, reafirma que la lucha es para que los campesinos vivan de su tierra, contra los que, como la Intendencia, engañan al campesino a favor del usurpador y, luego, “le regalaban unas chapas de cartón al campesino para que se haga una casilla y lo dejan ahí tirado. Nosotros le dijimos al gobierno ¿por qué no podemos tener en el campo lo mismo que en la ciudad: la luz, una salita? Así hemos ganado varios compañeros, que tenían la idea anterior”. 


 
Julio Kaplan, secretario del PCR de Corrientes
“Ganó el camino de que con la lucha se triunfa”
 
Conversamos con el compañero Kaplan al finalizar la jornada, quien comienza comentando la importancia del objetivo logrado, teniendo en cuenta que en todo este recorrido estuvo en discusión si había que luchar o hacer sólo negociaciones. “Con estas ideas venían los compañeros, de las organizaciones en las que habían estado. Ganó el camino de que con la lucha se triunfa. Por eso venimos a festejar no sólo el triunfo de los lotes que nos han entregado. Había otra discusión, de que los campesinos iban a vender las tierras si tenían el título, y es al revés, la mayoría quiere el título porque eso lo afirma más en su lugar. En los títulos que conseguimos, se acordó poner que por 10 años no se puede vender, que dentro de los lotes donados no se puede forestar, ni alquilar, y que tiene que trabajar sólo el que vive en la tierra”. 
Kaplan reafirma que no hay precedentes de una lucha como esta en Corrientes, para conseguir títulos de campesinos establecidos en tierras fiscales, en algunos casos por varias generaciones. “La gente quería el título como primer paso. Ayudó mucho que permanentemente luchamos contra la forestación en este departamento, que es el más extranjerizado en la provincia. Hay una gran disputa por el agua sobre los esteros del Iberá, y por las tierras, que tienen mucha agua. Tanto el pino como el eucaliptus necesitan mucha agua para crecer. En nuestra zona tienen ventajas comparativas. Por eso, lo que en cualquier país europeo lleva más tiempo, acá un pino se puede producir en 10 años. Esto va secando las napas. Antes hacías un pozo de 4 metros y encontrabas agua, ahora tenés que cavar el doble. Esta producción cerraba con el proyecto de la instalación de pasteras, por ahora frenado con la lucha de Gualeguaychú; pero el objetivo de los grandes terratenientes y monopolios extranjeros es quedarse con el agua y las tierras correntinas.
“Esta lucha tiene una virtud, que fue muy democrática, se fue masificando y rompimos el aislamiento, en una zona donde tienen mucha fuerza partidos tradicionales como el Autonomista y el Liberal, y mucho peso de las relaciones semifeudales. Se fue haciendo algo muy de masas. Otra virtud es que nadie nos dio un peso. Todo fue con esfuerzo propio, las marchas, esta fiesta. Ahora los compañeros están logrando solidaridad de otros sectores”. 
Comentando la repercusión que ha tenido en toda la provincia la lucha de los campesinos sanmigueleños, Kaplan refiere que “nuestras luchas y propuestas fueron reflejadas por una radio AM que se escucha en toda la provincia”.
Frente a la pregunta de cómo sigue la lucha, Julio plantea que “hay lotes fiscales donde se ha forestado y, con la última lucha, se ha arrancado al Instituto del Agua y el Ambiente correntino que se prohíba la forestación en los lotes de las colonias. Ahora se están pidiendo esos terrenos fiscales para los más de 50 campesinos que no tienen tierras y que viven en la calle (ver testimonio de Mirta Lezcano). Además, está el Instituto San Nicolás recientemente estatizado (antes había sido donado para campesinos de San Miguel y Loreto) que tiene 3.000 ha. En el reclamo de esas tierras nos unimos a otras organizaciones. La UC plantea que se les entregue tierras a los jóvenes y a los sin tierra, y se haga una colonización de esas 3.000 hectáreas. Si no, los jóvenes se van, porque no tienen tierra. Con otros concejales estamos planteando seguir la lucha contra la forestación, impulsando un impuesto, porque el gobierno nacional no cobra ningún impuesto a las forestadoras. 
“La mayoría de los miembros de la Unión Campesina son campesinos pobres. No se puede pedir créditos, no los van a poder pagar. Se planteó un plan integral a cinco años, de lo que aún no tenemos respuesta. El gobierno provincial y el nacional tienen que ayudar a los campesinos pobres, y les tienen que garantizar un precio mínimo, en origen, para comprarles la producción, como un subsidio a la producción”. 
Para finalizar, el compañero Kaplan nos cuenta que la Unión Campesina ya tiene un predio de 20 hectáreas, para poner en producción y que “se solicitó otro predio, de siete hectáreas en Caimán, para hacer la sede de la Unión Campesina. Las banderas de nuestra lucha patriótica y popular están floreciendo en los campesinos de nuestra provincia de quienes aprendemos día a día”.  


 
Mirta Lezcano, una campesina desalojada 

“El que realmente ama la tierra, sabe el valor que tiene”
 
 Yo soy del paraje Tacuaralito. Viví siempre ahí junto con mi abuela, que tiene 91 años. Ella es nacida y criada allí. Vivíamos en el lote 191, de donde fuimos desalojados hace 5 años. Un día apareció un tipo que supuestamente había comprado, de mala fe, y nos desalojaron, nos sacaron, nos tiró todo en la calle, con mi abuela con problemas de salud. Yo tengo tres chicos. En ese momento mi nena tenía cinco años y estaba volando de fiebre. Yo le pedí por favor a los policías para que no nos saquen y no tuvieron piedad. Eran 14, que nos sacaron todas las cosas a la calle en pleno invierno. Después prendieron fuego nuestra casa. Nos quedamos sin nada. El supuesto comprador dijo que tenía chacras, pero nunca plantó ni una planta de zapallo.
Volvimos a levantar nuestra casita otra vez, en la calle, al lado del terreno, junto con mi abuela. No tuvimos ayuda de la Municipalidad y, para vivir nos amañamos con lo que hay en el campo.
Yo me sumé a la Unión Campesina, porque me gusta lo que ellos hacen. Gracias a la Unión Campesina no estamos presas porque, encima, el supuesto comprador nos hizo una denuncia a mi abuela y a mí por usurpadoras. Hasta ahora no recuperamos la tierra, pero el otro tipo no la puede usar. Yo quiero recuperar esa tierra, que era de la mamá de mi abuela. Tenía vacas, ovejas, chivos, caballo. Me gusta mucho lo que están haciendo todos los compañeros de la Unión Campesina, porque defiende mucho a los pobres, que nadie los defiende, ahora soy delegada. Desde que está la Unión Campesina pudieron trancar bastante los desalojos. Por eso voy a seguir en la lucha, porque se está arruinando todo por culpa de la forestación. Uno que realmente ama la tierra, sabe el valor que tiene.