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23 de abril de 2014

Reproducimos extractos de una nota escrita por  Paola Robles Duarte y publicada por Río Bravo el 14 de abril de 2014.

¡Todo un palo!

El Indio Solari en Gualeguaychú

Impresionante es la palabra clave, en todas sus acepciones, después de darle vueltas y vueltas, es la palabra que una vez más encuentro. Pasó el Indio, pasaron alrededor de 200 mil personas a lo largo y ancho de las calles de la ciudad y no me cabe dudas: Impresionante es la palabra que define múltiples situaciones ocurridas el fin de semana pasado en Gualeguaychú… 

Impresionante es la palabra clave, en todas sus acepciones, después de darle vueltas y vueltas, es la palabra que una vez más encuentro. Pasó el Indio, pasaron alrededor de 200 mil personas a lo largo y ancho de las calles de la ciudad y no me cabe dudas: Impresionante es la palabra que define múltiples situaciones ocurridas el fin de semana pasado en Gualeguaychú… 
Me impresionó que haya pibes que pueden dormir embarrados y muertos de frío durante días en una plaza, venir sin un mango a la ciudad a comer lo que puedan zafar, porque el Indio es su religión. Me impresionó que todo eso pase, frente a la notoria evidencia del uso político que se hizo de la presencia del Indio Solari en Gualeguaychú, por parte de Urribarri, Bahillo y el propio Solari en pleno recital. Y no por mencionar y saludar la lucha de las Madres, lo cual es muy loable, sino por tirar diferentes “tips democráticos” entre ellos referirse al “paro de la miseria sindical” cuando horas antes se había negado a pronunciar un breve “No a la contaminación, no a las papeleras” porque “ha sido una constante su determinación de que sus shows sean exclusivamente de índole artística”. E inevitablemente me impresiona la limitada concepción del arte y política que tiene el Indio Solari, pese a sus canciones.
Sabemos que el Indio no es Los Redondos, sabemos muchas cosas, pero de todas maneras vamos a encontrarnos con lo que creemos que es parte de lo mejor de nosotros mismos, con la poesía, con la magia que fogonean exacerbando un muy pensado halo de misterio desde la productora del Indio con pura intención comercial; vamos a la esperanza de tener de nuevo y al menos por un rato, a los amigos y a esos pedazos de nosotros que a veces extrañamos.
Muchísimo, pero muchísimo me impresionó durante estos días la actitud de los dueños del progresitómetro local (que da la casualidad que en muchos casos andan en los andenes del kircherismo, con mucho más oportunismo que convicciones) poniéndolo a todo lo que da en las redes sociales, condenando de retrógrados a los vecinos que se quejan de que orinen en sus puertas y ventanales…
Disculpá viste, pero no está piola que orinen, defequen, dejen botellas y basura en general, preservativos usados, pongan el puesto ambulante que improvisaron para hacer algo de dinero que permita zafar el fin de semana, que te armen una parrilla con achuras y pongan la mesita plegable en tu puerta, que tengas que fumarte el olor a marihuana (que estás en todo tu derecho a que no te guste), entre otras excentricidades que, es justo destacar, no son sólo patrimonio de los pibes que están de “misa” hace una semana en el Parque Unzué; digo esto para no andar echando culpas porque es gratis. Si creés que las quejas que provienen de alguna de estas situaciones son exageraciones, rasgos de intolerancia, pura virulencia clasista, es porque nadie ha tenido la deferencia de hacerlo en la puerta de tu casa…
Metieron 200.000 tipos en medio de una ciudad de 90.000 habitantes, porque le pintó al gobernador, ¿y crees que sobre eso la gente no puede opinar?…
Me impresionó, la terrible alevosía, de que llegue a la ciudad un grupete de multimillonarios con actitud rocanrolera y el intendente les diga: “Metele que son pasteles, dale, te entregamos la ciudad durante un fin de semana, no controlamos nada, hace lo tuyo nomás, pone las vallas tranquilo, organiza vos el estacionamiento donde te quede más cómodo, las carpas que los muchachos las pongan donde le parezcan, les damos la costanera… total nosotros no la ocupamos los fines de semana…”
Me impresionó, realmente que el argumento del intendente Juan José Bahillo, haya sido: “No quise ser egoísta, por eso acepté la condición innegociable de la productora En Vivo Group S.A”, es decir no abonar la tasa municipal del 5 por ciento por la realización de un espectáculo público. ¿“Generoso”? ¿Es un chiste? El Estado Municipal no es la empresa familiar del intendente; él no puede ser “generoso” con lo ajeno, con lo que, a duras penas, administra. No fue tan generoso con los que montaron sus puestos ambulantes…
Tan importante era bancar a morir el acuerdo que en primera instancia estableció Sergio Urribarri con la productora que, detenerse a pensar si se violaba o no una normativa local que establece que el intendente no tiene facultades para dar ese tipo de exenciones, le pareció un detalle. Después vendría el patetismo del oficialismo en el Honorable Concejo Deliberante el jueves y viernes pasado (el presidente del cuerpo legislativo local, Carlos Cavallier, organizó las sesiones como clases de pilates para cumplirle a Bahillo la palabra empeñada) y realmente me impresionó ver a un puñado de pibes cantando no sé qué, como si apoyar que no se le cobrara la tasa municipal al Indio era apoyar al socialismo (Les faltaba cantar si Evita viviera sería ricotera). Pero no, se trataba nomás de que un multimillonario cobrara dos palos menos de los 57 que se iba a llevar (según los cálculos a esa fecha) sólo pensando en la venta de entradas y que esa plata quedara en la ciudad, como ocurre con las diferentes tasas municipales que cualquier hijo de vecino paga: Superlógico,  diría el propio Solari si tuviera dos dedos de frente…
Me impresionó también que no hayamos lamentado una tragedia durante el recital, en un predio que era el lugar más inseguro de la ciudad para poner a saltar a 200.000 personas. Muchas de las cuales ingresaron con bebés y niños, en una noche tan fría cómo es posible imaginarse en el mes de abril, en medio del más inconsistente barro. La fiesta, la alegría, la promesa del pogo de Jijiji no alcanzaron, porque muchos tuvieron que irse de la misa sin comulgar, después del cuarto o quinto tema, porque no daba para más, corriendo riesgo de caer en pozos repletos de agua y barro, terminando en muchos casos atendidos en los puestos de salud por presentar síntomas de hipotermia.
Me impresionó que un tipo al cual sus allegados describen como “hiperfóbico”, convoque a tantos miles de argentinos. Un tipo que se confinó a mitad de semana en un complejo turístico de la ciudad y que no asomó la cara al mundo para ver la ceremonia de su convocatoria hasta que llegó la hora de salir al escenario. Un tipo que no tuvo ganas de echarle una mirada al lugar que se abrió de par en par durante días para garantizarle el negocio; una ciudad que se incomodó, que puso a discutir vecinos con vecinos por cuestiones que nada tienen que ver con nosotros, que le regaló recursos que deberían ser prioridad para los que reclaman a diario respuestas fundamentales por parte del Municipio, que le pidió que se pusiera una remera que confirmara que después de 10 años de luchar contra la contaminación de Botnia-UPM también él, desde su ostracismo, había escuchado de nuestra esperanza. Porque se supone que Los Redondos son eso, ¿no? Un montón de esperanzas, causas nobles y el rechazo a un sistema que nos cosifica, que se apropia de lo mejor que tenemos. Pero esa en los 90, evidentemente ahora estamos bárbaro (sic)…
Me impresionó haber descubierto de esta manera, que lo que canta el Indio ya no es cierto cuando lo canta, que no es rebeldía cuando lo escribe, que es simplemente plata. Mucha pero mucha plata. Que comprar una entrada para verlo es pagar un pasaje que nos lleva a nosotros mismos, a la idea que nos construimos de ese tipo, a lo que nos convertimos bailando maravillados sucumbiendo a las mágicas melodías de un ritual de poesía, de palabras que dicen de una manera inigualable eso que uno querría decir, si supiera cómo, para describir lo que nos pasa, pero que en definitiva son un montón de bellos cascarones, sortilegios, mentiras bien presentadas…