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26 de agosto de 2020

Reconquista, Santa Fe

Todos somos algodoneros

La extraordinaria lucha de los textiles de Reconquista debe recorrer el país y llenarse de solidaridad, es de esas luchas donde la clase obrera se pone como caudilla del resto de las clases populares. Las trabajadoras y trabajadores algodoneros caminan las calles de Reconquista señalando las casas de los personeros del poder real. A los trabajadores, toda nuestra solidaridad, porque su lucha es nuestra lucha.

El caso Vicentin, ya conocido por la gran mayoría del pueblo argentino como una de las grandes estafas perpetradas durante el macrismo tiene ribetes locales que delatan la verdadera trama de una rosca de familias terratenientes y de burguesía intermediaria que han hecho y deshecho a gusto durante décadas. La novedad es que un grupo de obreros y obreras textiles han decidido rebelarse.

Los obreros y obreras de la algodonera levantaron la cabeza. No fue fácil, debieron primero recuperar el cuerpo de delegados ya que el sindicato de textiles ocupó siempre el lugar de jefe de planta de la empresa. Las marchas que realizan luego de 70 días de acampe frente a la planta tienen un recorrido muy claro para los trabajadores y trabajadoras: las casas de Nardelli, Padoan, Vicentin y el senador Marcon.

“La algodonera funciona al 100%, hace unos meses trajeron máquinas nuevas, es mentira que ha caído la producción”. “No podemos seguir trabajando por $25.000 o $30.000 por mes (eso sin contar los vales de carne o de aceite que nos descuentan), nos cagamos de hambre”. “A las mujeres nos han puesto cámaras hasta en los baños, la persecución y la opresión que sufrimos no se aguanta más”. “Hicimos cuántas denuncias y jamás nos escucharon. La gente se cansó de tanto maltrato laboral, de la sobrecarga de trabajo. Hay personas que perdieron la pierna, el brazo”, reclaman los trabajadores cada vez que pueden hablar ante algún medio.

Los 450 trabajadores y trabajadoras de la Algodonera Avellaneda se atrevieron a enfrentar al gigante y están dispuestos a ir a fondo. Piden ni más ni menos que un sueldo que no sea de pobreza, mejores condiciones de trabajo y que se termine la explotación dentro de la fábrica.

Como en las viejas épocas y con la misma impunidad de los días en que entregaban delegados a la dictadura, el martes 18/8 -después de haber faltado a las últimas cinco reuniones conciliatorias y ante la impotencia que le genera a la oligarquía que los obreros decidan por encima de sus intereses- se hizo presente en el piquete que bloqueaba el ingreso al parque industrial de Avellaneda el abogado de Vicentin, Héctor Vizcay. Sin intermediar palabra con los trabajadores, claramente enviado a dirigir una provocación, hizo atropellar a dos obreras que tuvieron que ser hospitalizadas.

 

El norte profundo

Reconquista y Avellaneda son dos ciudades pegadas, solo divididas por un puente que con más de 100.000 habitantes se convierte en la zona más poblada de lo que comúnmente llamamos el norte profundo, una región históricamente castigada por el latifundio donde reinan soberanos los terratenientes locales y extranjeros. Un territorio con casi 3 millones de cabezas de ganado donde el 5% de los propietarios tiene el 35% de las vacas. Estas dos ciudades ubicadas a 325 km de la capital provincial son el polo industrial de la región donde miles de obreros y obreras de la carne, textiles, aceiteros, mecánicos, entre tantos otros sufren el yugo de familias como los Vicentin, Padoan, Nardelli y Capozzolo. Son estos sectores los que están detrás del plan 2030 del Consejo Agroindustrial Argentino que busca potenciar el complejo agroexportador que ellos controlan de punta a punta. Se esconden detrás de sus representantes políticos pero el pueblo como en las elecciones del año pasado ya les sacó la careta.

Por eso esta lucha tiene un enorme valor, porque de fondo pone claro oscuro la verdadera grieta y por eso hoy más que nunca somos todos algodoneros.

Hoy N° 1829 26/08/2020