Noticias

10 de mayo de 2011

En las luchas y en las elecciones.

Trabajar por la unidad de los sectores populares

Hoy 1368 / La hora política

1. El desalojo de los qom

El gobierno de Cristina Kirchner ordenó el desalojo del acampe de los qom en la Capital Federal, ejecutado por la Gendarmería con el apoyo de la dirección de La Cámpora. Fueron metidos de prepo en un micro, y tirados a las manos del gobernador Insfrán, el responsable político de la represión asesina en La Primavera.

1. El desalojo de los qom

El gobierno de Cristina Kirchner ordenó el desalojo del acampe de los qom en la Capital Federal, ejecutado por la Gendarmería con el apoyo de la dirección de La Cámpora. Fueron metidos de prepo en un micro, y tirados a las manos del gobernador Insfrán, el responsable político de la represión asesina en La Primavera.

“Que venga una especie de patota de jóvenes que son de La Cámpora y organizaciones afines al gobierno a provocar esta situación, nos duele. Esto parece tolerancia cero”, denunció la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas. El ministro del Interior, Randazzo, calificó de “canallesca” a la declaración de Nora. Randazzo no tiene estatura moral para descalificar a una madre que fue vanguardia en la lucha contra el genocidio de la dictadura y tuvo la valentía de enfrentar la represión y la impunidad de ayer y de hoy.

La Gendarmería actuó bajo las órdenes de la ministra Garré, incapaz de mover un dedo sin autorización de Cristina K. La presidenta no ha dicho una sola palabra del asesinato de Roberto y Mario López por la represión del gobernador K, Insfrán. Presidenta y gobernador, después de los asesinatos, inauguraron, sonrientes, una obra.

La firmeza de la comunidad de La Primavera hizo conocer en todo el país el drama de los originarios por su tierra, y desnudó la alianza de Cristina K con Insfrán. La Primavera se convirtió en bandera de lucha de 200 ocupaciones que están en la misma situación. Por eso el gobierno hizo lo imposible para derrotar esa lucha, en Formosa con Insfrán y en el acampe con Verbitsky y sus secuaces, que trabajaron para confundir, rodear, presionar y tratar de comprar a los dirigentes de los qom. Fracasaron, y tuvieron que mostrar la cara con el desalojo.

 

2. Salarios y paritarias

Sigue la huelga larga de los docentes de Santa Cruz, con acampe en Río Gallegos y piquetes junto a los petroleros desocupados. El gobernador K, Peralta, anunció sanciones. Un ejemplo de la política K: agranda su “caja” con el aumento del precio del petróleo, pero descarga la inflación sobre los salarios de docentes y estatales.

Yasky, y la dirección de Ctera, se reunieron como perrito faldero con la presidenta. Le dan la espalda a la huelga docente santacruceña, y a los maestros de Misiones y Neuquén. Hay que exigir a la dirección de Ctera un paro solidario, desde las asambleas, cuerpos de delegados y sindicatos combativos. Y movilizarse como la CCC y la CTA.

Pese a la amenaza del gobierno a las luchas salariales y de paritarias, de sanciones por el incumplimiento de la conciliación obligatoria (violando el derecho constitucional de huelga), desde abajo el reclamo viene por más. Caló, el dirigente K de la UOM, propuso la presidencia honoraria de Néstor K en el Congreso Nacional de los metalúrgicos. Y debió retirarla por las protestas de delegados que hacen responsable a este gobierno de que el 40% de los metalúrgicos trabaje en negro con salarios de menos de $2.000. Muchos de ellos jóvenes que saben que los ritmos de trabajo que imponen los monopolios “en 10 años nos revientan”. Y le impusieron a Caló asambleas en las fábricas para garantizar el paro.

 

3. Galopes y fracasos

La candidatura de Cristina K viene al galope, y se bajan los candidatos de la derecha opositora al kircherismo. Para comprender cómo se mueve el tablero electoral hay que ir más atrás.

En el 2001, el Argentinazo destrozó el sistema político con el que las clases dominantes habían manejado el país desde 1983. El peronismo se dividió en tantos partidos como caudillos, y pagó por Menem. El radicalismo se partió en pedazos, y pagó por el gobierno de De la Rúa y la Alianza (llegó a sacar el 2,5% de los votos).

El kirchnerismo fue acompañado por las clases dominantes, y por lo fundamental de ellas hasta la lucha agraria del 2008, aplicando una política de retroceso con concesiones al pueblo, para apagar el incendio del 2001 y “reconstruir el sistema político”. La derrota del kirchnerismo en la lucha agraria le hizo perder el electorado de los pueblos y ciudades de provincia en el 2009. Las luchas obreras, de desocupados y jubilados, en el Gran Buenos Aires, le impidieron a Kirchner un triunfo aplastante en el ese Conurbano que “compensara” lo perdido en las provincias.

Ante la derrota electoral de Néstor K, las derechas opositoras al kirchnerismo creyeron llegada su hora. Consideraron que el gobierno marchaba hacia una derrota “por derecha”, y con la promoción de Clarín y el apoyo de grupos económicos poderosos promocionaron a sus candidatos. Fracasaron, porque la mayoría del pueblo no los apoyó, y a gran parte le dan asco sus posiciones reaccionarias. Más aún, pocas cosas ayudaron tanto al gobierno K como las declaraciones de Macri, Duhalde, Cobos, etc. Los promocionados se fueron bajando. Macri, al que pronosticaban como el unificador de esa oposición para enfrentar a Cristina K en la segunda vuelta, ya se bajó: “no le dan las encuestas”.

El gobierno K aprovechó la coyuntura económica favorable (aumento del precio de la soja y de la exportación de automóviles), profundizó su política de concesiones, ajustó su discurso histórico y cultural en el Bicentenario, y luego de la muerte de Néstor Kirchner, aprovechando el desbarranque de sus opositores de derecha, lanzó una ofensiva en la que ganó terreno la candidatura de Cristina K.

Ahora, la dirección del radicalismo cree que le ha llegado una oportunidad. Pactó con el kirchnerismo la legislación electoral reaccionaria, proscriptiva y fraudulenta, que tiene el objetivo de dejar en pie solo dos grandes aparatos políticos, amamantados desde el Estado (nacional y los provinciales). Promovió a Ricardo Alfonsín, que se definió partidario de un “frente progresista”, pero apenas fue consagrado candidato oficial, negoció con De Narváez (el financista de Menem en el 2003), y ya entreabrió la puerta para negociar con el macrismo. Recibió el apoyo de la Unión de Partidos Provinciales (fuerzas que “le prestaron” ministros y gobernadores a la dictadura), que decidieron “votar a Alfonsín”, en un Congreso en el que participó la UDI chilena, el partido de Pinochet.

El “corrimiento” de la dirección de la UCR agudizó las diferencias con el centroizquierda que no quiere repetir otra Alianza, como cuando Chacho Alvarez los arrastró atrás de De la Rúa.

Todo esto ha creado una situación nueva, compleja, pero buena para el reagrupamiento de las fuerzas obreras y populares, patrióticas, democráticas y antiimperialistas.

 

4. Una gran campaña política

Confrontar con la política K exige mostrar la contradicción entre su discurso y sus hechos. ¿Cómo se califica a la política de Cristina K e Insfrán con los qom? De derecha. Confrontar con la política K exige demostrar que es falso que las mínimas concesiones que hace a las masas sean “lo posible”: hay hambre después de 7 años de gobierno K en un país que produce alimentos para 300 millones de personas. Y es posible acabar con el hambre rápidamente si se le tuerce el brazo a la política K que hace que la plata grande de la producción de alimentos vaya a los bolsillos de un puñado de grandes monopolios y terratenientes, al capitalismo de amigos y a “la caja K” para las elecciones. Se puede hacer posible lo necesario, y para eso, hoy, hay que unir a las fuerzas populares en la lucha y en las elecciones.

Por eso, es fundamental redoblar la tarea central: la campaña política por la personería del PTP. Una campaña política, como muestran las experiencias avanzadas, saliendo a la calle con camionetas con parlantes o con megáfonos, con pintadas, con los 10 puntos y videos, y con el hoy y Chispa. Salir a confrontar con la política K. Denunciando que la nueva Alianza Alfonsín-De Narváez es lo viejo ya conocido. Ofreciendo un puesto de lucha en cada afiliación al PTP. Propagandizando que el PCR y el PTP están en el Movimiento Proyecto Sur, junto con fuerzas con las que estamos unidos en la lucha.

El objetivo táctico central del PCR, hoy, es reagrupar a las fuerzas populares para torcerle el brazo a la política K en el camino de conquistar, a través de la lucha y las puebladas, un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, para avanzar hacia la revolución de liberación nacional y social. Pensar hoy en avanzar por ese camino al margen de la participación en las próximas elecciones aprovechándolas para reagrupar a las fuerzas mencionadas, es pura utopía, es vivir al margen de las masas. Y hacerlo sin un partido con personería electoral nos deja totalmente inermes ante las maniobras de las fuerzas burguesas y pequeño burguesas posibles de aliar, como se vio en los ejemplos recientes de Chubut y de Salta.