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02 de febrero de 2011

Se incrementan las denuncias de trabajo esclavo. Mientras el gobierno inspecciona algunos campos y empresas, continúa abriéndole las puertas y los negocios a monopolios imperialistas que esclavizan.

Trabajo esclavo en la Argentina real

Hoy 1354 / La esclavitud es un crimen

La supereexplotación producida por una gigantesca flexibilización laboral, que genera la posibilidad de emplear trabajadores temporarios, permite elevar la productividad del trabajo y al mismo tiempo pagarlo cada vez menos con relación a lo que se produce. En nuestro país y en el mundo, la máxima expresión de esta superexplotación se llama trabajo esclavo, conocida desde la antigüedad, donde los dueños de los medios de producción se convierten en dueños de la vida de quienes producen.

La supereexplotación producida por una gigantesca flexibilización laboral, que genera la posibilidad de emplear trabajadores temporarios, permite elevar la productividad del trabajo y al mismo tiempo pagarlo cada vez menos con relación a lo que se produce. En nuestro país y en el mundo, la máxima expresión de esta superexplotación se llama trabajo esclavo, conocida desde la antigüedad, donde los dueños de los medios de producción se convierten en dueños de la vida de quienes producen.
En estos tiempos modernos, las familias hambreadas en los campos y ciudades de las provincias, y de países limítrofes, son engañadas y reclutadas para trasladarlas a grandes fincas, textiles, avícolas, etc.,-y en muchos casos, las mujeres, para la prostitución-. Las condiciones de vida: de 12 a 16 horas de trabajo forzado, galpones para dormir, que en muchos casos son también lugar de trabajo o depósitos, donde conviven hombres, mujeres y niños, con baños o letrinas insalubres, retención de DNI y un estricto sistema de control –con cámaras de seguridad, alambres electrificados- que sujeta a quienes viven en esas condiciones.
Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, en Latinoamérica, 1,3 millones de personas padecen este tipo de dominación.

Servidumbre y muerte en el país donde saquean los monopolios
El año pasado, a través de los medios nos enterábamos de la escalofriante noticia: fallecía Ezequiel, un niño de seis años, víctima del trabajo esclavo en una finca de la fundación Nuestra Huella, ubicado en Pilar. El trabajo forzado y la manipulación de herbicidas y veneno para moscas, le generó un cáncer cerebral, que le provocó la muerte. El caso llegó a la Justicia, pero al momento no hay un solo detenido por esta atrocidad.
El 4 de enero en San Nicolás, provincia de Buenos Aires, en la estancia La Luisa, una inspección del Ministerio de Trabajo, encontró 69 trabajadores rurales oriundos de Santiago del Estero, que se hallaban trabajando y viviendo en condiciones infrahumanas. Según los testimonios: “Allí, los trabajadores vivían en condiciones indignas, sin luz ni baños, mientras desfloraban maíz todos los días, durante 12 horas, para la empresa Southern Seeds Production, ubicada en la cercana localidad de Arrecifes”. En la actualidad, según fuentes judiciales, no hay detenidos por los cinco campos inspeccionados y allanados en el norte bonaerense.
El segundo caso del año es en la estancia El Algarrobo, también en San Pedro, y relacionada con la cerealera Nidera (imperialista holandesa expandida en 22 países); que según fuentes judiciales, el caso viene con demoras porque hay menores de edad de por medio y hace falta que se expida la Asesoría Tutelar de Menores. Las tardías inspecciones del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, descubren que 130 personas, entre ellas unos 19 menores de edad, eran reducidas a la servidumbre. Antes de partir de sus lugares de origen, “se les prometía un respetable trabajo temporario y cuando llegaban encontraban que se les sobrefacturaba la comida, tenían que dormir hacinados en unos trailers de chapa y el baño era un simple agujero en el piso”. Además de los dos campos mencionados en San Pedro, hay otras tres fincas explotadas en las ciudades de Ramallo y Arrecifes por Satus Ager SA y Suthern Seeds Production, donde se halló a 274 personas en condiciones laborales infrahumanas.
El Sindicato de Tareferos de Misiones denunció también trabajo esclavo en el campo que pertenece a la empresa La Misionera, que le provee al establecimiento Las Marías, ubicado en Virasoro Corrientes, para la producción de yerba mate.
El Sindicato difunde que en La Misionera existe: “hacinamiento, insalubridad, trabajo en negro, incumplimiento del jornal diario, trabajo de menores, pago con vales”.

El gobierno K es
parte del asunto
¿Cómo es posible, que en pleno siglo 21, siga existiendo esta forma de explotación? Sólo puede concebirse con un gobierno que mantiene la tercerización, la desindustrialización nacional, con un tipo de regulación estatal e institucional que beneficia a monopolios imperialistas.
¿Cómo es posible, que recién tras cumplirse “ocho años del proyecto” que encara este gobierno, que se autoproclama “nacional y popular”, salga a hacer inspecciones en estancias y empresas donde predomina el trabajo esclavo? Sólo puede hacerlo un gobierno de doble cara, con doble discurso, que por un lado proclama los derechos humanos, y por otro abre las puertas a monopolios afines y se regocija de los “avances del modelo”.
La presidenta de la Nación y el ministro Tomada, cacarean un plan de eliminación del trabajo en negro, pero en los hechos siguen abriéndole las puertas a monopolios imperialistas que para extraer la mayor plusvalía posible, mantienen en condiciones de esclavitud a nuestros hermanos. La esclavitud es un crimen, y el gobierno nacional es responsable de que al momento, no haya un preso por estas atrocidades.