El dúo presidencial Javier Milei y Victoria Villarruel, y la vocera Modino insisten en privatizar (o desregular) el sistema que regula la donación de órganos humanos.
En una entrevista con Luis Novaresio, Diana Mondino, la principal vocera de Javier Milei y canciller de su eventual gobierno, volvió a defender la creación de un «mercado de órganos”. «Lo que se habló es de mercado de órganos, que es algo radicalmente distinto a la venta», afirmó Mondino en la entrevista en La Nación +. «¿Qué es el mercado de órganos? Vos necesitás un riñón y no hay nadie de tu círculo íntimo que sea compatible con vos o que te lo pueda o quiera donar. Pero a lo mejor hay alguien en la otra punta que es compatible con otro, que es compatible con otro, que te lo da», agregó. «Hay un señor que se ha ganado el Premio Nobel por esto, que es Alvin Roth», continuó Mondino en referencia al economista estadounidense que fue galardonado en 2012 y que es conocido por una muy polémica investigación sobre intercambio de riñones. La Unión Europea vetó en 2018 ese modelo por considerarlo «tráfico de órganos». «Mercado es la transacción, no quiere decir que te van a cobrar por hacer algo», completó Mondino ante el silencio de Luis Novaresio. «¿Cómo hacés para innovar, crear algo nuevo, crecer en tu empresa si tenés cosas que te limitan o te regulan?», justificó.
Es decir, no es venta, es transacción. ¿Cómo sería? ¿En lugar de compra de órganos es trueque de órganos? ¿Transacción de órganos? ¿se harían trueques en las plazas de los barrios?
Mala intención, adobada con ignorancia. En Argentina existe legislación al respecto. Y el Incucai funciona perfectamente. El grupo ultra reaccionario critica al Incucai, al Conicet y a otros organismos de ciencia y técnica, proponiendo un país donde todo se compre y todo se venda. Piensa que las personas (y sus órganos) son bienes transables. Las ideas de Milei, Villarruel y Mondino son consideradas en el Mundo (incluidas las potencias que el grupo defiende) como tráfico de órganos. Delito que es parte de la trata de personas.
La donación voluntaria y regulada parte del principio de que los humanos son personas, no mercadería vendible o transable.
En la Argentina, la ley 28.447 regula la donación de órganos, tejidos y células de origen humano en todo el país. Establece que la donación de órganos es voluntaria y gratuita, prohíbe expresamente su comercialización. El Incucai es el organismo estatal de control y sus mecanismos funcionan. Durante una entrevista con Todo Noticias (TN), Milei dijo: “En la Argentina mueren por año 350 mil personas que por la Ley Justina son todos potenciales donantes. La pregunta es: ¿por qué hay 7.500 personas que están sufriendo esperando un trasplante? Hay algo que no está funcionando bien. Lo que uno está proponiendo es buscar un mecanismo de mercado para resolver este problema”.
En respuesta el Incucai señaló “La legislación argentina, como en todos los países del mundo en que se desarrollan trasplantes, regula minuciosamente toda la actividad de donación y trasplante, de tal manera de ofrecer una garantía de transparencia y trazabilidad de todos los procesos, generando la confianza de la sociedad”.
Esto se fundamenta en los siguientes principios:
*La posibilidad de la compra venta y de poner precio a un órgano o a una parte del cuerpo transforma al ser humano de sujeto en objeto y vulnera los Derechos Humanos y la dignidad humana, consagrada en las Declaraciones de Derechos Humanos.
*Se vulneraría el principio de justicia como equidad, y consagraría las condiciones de inequidad ya que el supuesto “vendedor” lo haría por necesidad y el “comprador” lo haría por sus posibilidades económicas.
*Además, el ejercicio de la autonomía se sustenta en la libertad para la toma de decisiones. En este sentido queda claro que la decisión de vender un órgano basado en las necesidades económicas implica coacción y no puede considerarse autónoma. Fuente: chequeado.com, Incucai
La escasez de órganos es una problemática mundial y es la principal limitación para el trasplante. “Siempre habrá más personas que requieran un trasplante de órganos que personas que efectivamente puedan ser donantes, por lo cual siempre van a existir las listas de espera”, explicó el Incucai. Y agregó: “Esto se debe a que no toda persona fallecida puede ser donante: la donación depende de las características de la muerte. Para poder donar órganos, el fallecimiento debe producirse en la terapia intensiva de un hospital, y la muerte debe certificarse según criterios neurológicos. Sólo así puede mantenerse el cuerpo artificialmente desde el momento del fallecimiento hasta que se produce la ablación de los órganos”. Una muerte de estas características se produce en, aproximadamente, 4 de cada 1000 casos.
Aparte de que, como se dijo, la compraventa y el tráfico de órganos son delitos tipificados en las legislaciones de países y organismos del mundo, en los argumentos de este grupo hay ignorancia total de la cuestión. Y sobre todo mala intención. Porque el grupo propone que la lista de espera se resuelva con las dulcificadas palabras de “libre transacción”. Sin el Incucai, los más ricos podrán transar libremente si hay un donante y saltear la lista de espera. Es decir, podrán “colarse”, aceitando con dinero (coima) o prebendas a los que intermedien, o al propio donante necesitado de dinero (que figurará como un donante solidario con el pudiente en cuestión).
Y esto se llama en el mundo y los acuerdos internacionales: Tráfico de órganos.
La propuesta privatizadora de Miley, Mondino y Villarruel facilitaría una situación en la que los ricos podrían recibir órganos, disfrazados de donaciones de amigos solidarios, saltear listas de espera, etc. ¿Serían transacciones solidarias o tráfico de órganos?
Escribe Horacio Micucci
Hoy N° 1986 08/11/2023