Fue mucha la alegría como sucede cada vez que la lucha popular consigue recuperar a uno de estos bebés que fueron apropiados durante la dictadura, en una de las acciones más perversas de los muchos crímenes cometidos a partir del golpe de 1976.
Fue mucha la alegría como sucede cada vez que la lucha popular consigue recuperar a uno de estos bebés que fueron apropiados durante la dictadura, en una de las acciones más perversas de los muchos crímenes cometidos a partir del golpe de 1976.
En este caso la repercusión fue mayor por tratarse de Guido, el nieto de Estela Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Quedan aun cientos de niños, hoy adultos, que continúan sin recuperar su identidad. Es necesario continuar y profundizar la lucha, exigiendo al gobierno que ponga a disposición de los organismos de derechos humanos, todos los datos en poder del Estado que permitan llegar a conocer toda la verdad y que paguen los responsables de estos crímenes. Sin esto no habrá verdadera justicia.