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01 de octubre de 2014

El martes 23/9, los 1.200 trabajadores de la planta avícola de la localidad bonaerense de Monte Grande, de la empresa Cresta Roja, se encontraron de un día para el otro con la planta cerrada, y se dio una pelea hasta lograr -al cierre de esta edición-, la reapertura de la misma.

Triunfo parcial en Cresta Roja

Monte Grande, Gran Buenos Aires

Esta planta pertenece al Grupo Rasic, y produce principalmente para la exportación –antes trabajaban para el mercado interno-. Uno de sus clientes es la República de Venezuela, a través de contratos gestionados por el gobierno nacional. 

Esta planta pertenece al Grupo Rasic, y produce principalmente para la exportación –antes trabajaban para el mercado interno-. Uno de sus clientes es la República de Venezuela, a través de contratos gestionados por el gobierno nacional. 
El grupo pretextó una baja en la producción y las ventas, para el cierre. La realidad es que quiere bajar costos despidiendo trabajadores efectivos, y tomando contratados.
Venían despidiendo a cuentagotas, mientras aumentaban los ritmos de producción, para acumular stock para las otras dos plantas del Grupo Rasic. Dentro de la planta, los obreros, con su Comisión Interna, venían peleando por frenar estos ritmos que eran “un infierno”, como dijeron muchos trabajadores.
El 23, la empresa intentó impedir la entrada de 200 compañeros. Los obreros, encabezados por su Comisión Interna, lo rechazaron, “nos paramos de manos”, decían. La empresa adujo impuntualidad, ausencias, mal desempeño, etc. Un compañero de la Interna nos decía que “asumimos hace dos meses y la patronal sabe que no transamos”. Ante la resistencia de los trabajadores, la patronal directamente cerró la planta.
Con todos los compañeros afuera, se movilizó al Ministerio de Trabajo, a una reunión con la empresa y al Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA). El Ministerio decretó una conciliación obligatoria ese mismo miércoles, que no fue acatada por la empresa, que mantuvo cerrada la planta.
Ese jueves, se realizó otra reunión con los funcionarios y el gremio, con la participación de dos integrantes de la Interna. Mientras, crecía la bronca entre los trabajadores: “Si nos quedamos sin esto nos quedamos sin nada”, “Nuestra idea es que entremos todos”, “Ni queremos pensar en nuestras familias si nos quedamos sin trabajo”, eran algunas de las opiniones de los compañeros en la puerta, que contaron con gran solidaridad popular desde el primer día del conflicto. Acercaron su apoyo, entre otros, compañeros del Sindicato Municipal, de la CCC, de la Cicop, docentes de la Azul y Blanca, compañeras del Encuentro de Mujeres, la CTA, el PTP y el PCR.
Desconfiando de las promesas de reapertura, los obreros mantuvieron guardias en las puertas de la planta, para evitar que la patronal se lleve máquinas y equipos. La dirección del gremio, encabezada por Luis Morán, siembra expectativas en las negociaciones, sin promover las guardias, que quedaron a cargo de los trabajadores.
Al cierre de esta edición los trabajadores pudieron ingresar a la planta.