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16 de diciembre de 2013

Cientos de comercio saqueados, diez muertos y una feroz represión bajo la orden de Alperovich. Los vecinos organizaron la seguridad en sus manos. Volvió a sonar el “que se vayan” todos en las calles tucumanas.

Tucumán en armas

Mientras Cristina bailaba en la plaza

Según el relato oficial Tucumán era una provincia modelo, habían disminuido el hambre, la desocupación y la miseria. Alperovich mediante la poderosa estructura electoral que logró armar, con generosas dádivas, prebendas y aprietes había logrado casi el 47% de los votos.

Según el relato oficial Tucumán era una provincia modelo, habían disminuido el hambre, la desocupación y la miseria. Alperovich mediante la poderosa estructura electoral que logró armar, con generosas dádivas, prebendas y aprietes había logrado casi el 47% de los votos.

Ningún gobernador en Tucumán había dispuesto de tantos recursos durante su gestión, que ya lleva 10 años, pero de golpe emergió la realidad y se pudo ver la grave situación que atraviesa nuestra provincia como producto de la política que vienen aplicando los gobiernos nacional y provincial. El hambre, los bajos salarios, la inflación, el aumento de los impuestos y los servicios, los despidos, las suspensiones, la proliferación de la droga, todo salió a la luz en las 48 horas de conflicto entre el gobierno y la policía.

El debilitamiento del gobierno de Cristina agudizó las “internas” entre los de arriba y generó hechos que dejaron al pueblo tucumano como rehén. Los policías en conflicto no solo se acuartelaron sino que además de organizar grupos de saqueadores que se introducían hasta en viviendas particulares, incitaron en las barriadas más pobres a asaltar comercios.

La masiva organización de la autodefensa armada, protagonizada por cientos de miles de vecinos, en San Miguel de Tucumán y localidades del interior logró frenar el accionar de estos grupos y generó fuertes lazos de solidaridad entre la gente.

Cientos de comercios saqueados, seis muertos reconocidos oficialmente, pero que son más de 10. El gobernador más preocupado por retirar los vehículos de sus concesionarias que por resolver el conflicto con la policía, fueron algunos de los elementos que causaron mucha irritación y a pesar de haber ganado esta batalla, los tucumanos quedaron con gran indignación contra Alperovich y la policía.

 

Volvió a escucharse el “que se vayan todos”

Por eso el martes 10 a la noche, luego de 48 horas tensas, una multitud se autoconvocó frente a la Casa de Gobierno para exigir la renuncia de Alperovich y contra la “maldita Policía”, como decía la gente. Se volvió a escuchar el “que se vayan todos” y muchos insultos contra la policía. Ya a la tres de la tarde se había realizado un escrache por parte de los vecinos a la comisaría Segunda.

Los manifestantes en la plaza, exigían a viva voz que los dejen ingresar a la Casa de Gobierno para gritarle frente a frente al gobernador que se tenía que ir, pero este en lugar de dar la cara ordenó a los mismos policías que horas antes tildaba de extorsionadores, que repriman al pueblo, que fue brutalmente atacado con palos balas de goma y gases. Los vecinos en lugar de intimidarse respondieron con firmeza y obligaron a los represores a buscar refugio en el palacio gubernamental. Era la una de la mañana y la gente todavía estaba en la plaza comprometiéndose a concurrir nuevamente al día siguiente.

El miércoles 11 a las 20 horas se comenzó a poblar la plaza, en poco tiempo ya eran miles con pancartas exigiendo la renuncia del gobernador, otra vez la multitud coreó el “que se vayan todos”, pancartas que exigían aumento salarial para los trabajadores, otras que denunciaban la corrupción de la policía y su connivencia con los delincuentes.

Todos aunaron sus voces para cantar “que bronca que me da, Cristina festejando las muertes de Tucumán”. Se criticaba la actitud de la presidenta que la noche anterior mientras en esta provincia se estaban velando los muertos, ella bailaba en plaza de Mayo junto a Moria Casan, aquella que concurría a alegrar las fiestas de los militares en épocas de la dictadura.

 

Tomaron la seguridad en sus manos

Los más de 17.000 tucumanos que se juntaron esa noche, cuando enronquecieron sus gargantas, no se fueron, se quedaron comentando como frente a los delincuentes organizados por la policía ellos habían tomado la seguridad de la población en sus manos organizando la autodefensa armada de centenares de miles en todo San Miguel de Tucumán y varias localidades del interior; cómo organizaron los relevos mañana tarde y noche, la rapidez de esta organización, como se resolvió la comunicación entre barricadas y de un barrio con otro, la solidaridad y el reencuentro con vecinos que de chicos habían jugado juntos y dejaron de frecuentarse. Había tanto para contar.

Todos los reclamos se estrellaron contra los muros de una Casa de Gobierno que permaneció en la oscuridad, por eso al día siguiente los tucumanos hicieron cola en las armerías agotando el stock de proyectiles. ¿Qué se puede esperar, si ante la renuncia del jefe de la policía el gobernador puso en su lugar a otro policía que está acusado de connivencia con el delito organizado?