El presidente estadounidense Trump, en otro capítulo de la guerra comercial con China, publicó un tuit el 6 de mayo anunciando el aumento de los aranceles de productos importados de ese país. Al día siguiente, cayeron las bolsas en todo el mundo, y acá subió el dólar. Esto es dependencia.
En China, una peste porcina obligó al sacrificio de millones de cerdos, por lo que el gobierno chino redujo la compra de soja. Esto ocasionó una gran caída del precio de nuestro principal producto de exportación, a los niveles más bajos de la última década. Esto también es dependencia.
Otra consecuencia de la baja del precio de la soja es que los grandes exportadores retacean la liquidación de las divisas, pese a que el gobierno macrista, en noviembre de 2017 sacó un decreto “que permite a todos los exportadores de bienes y servicios del país dejar los fondos en el exterior hasta el 100% y sin plazo alguno para ingresarlos al país” (ver hoy 1764, “Los dólares de la supercosecha”). Esto, que los periodistas llaman “wait and see”; o, dicho en criollo, “sentarse” sobre la cosecha, es también una expresión del latifundio. Así lo denunció Pablo Paillole, director del Distrito 6 de la Federación Agraria en C5N, diciendo que “sólo el 1,5% de los propietarios de la tierra poseen el 50% de las 170 millones de hectáreas de la Argentina, mientras desaparecieron 100 mil pequeños productores”.
Macri se regocijó anunciando la venta de carne de cerdo a China hace pocos días, lo que beneficiará a grandes empresas como Campo Austral o Paladini, al tiempo que se profundiza la crisis de los pequeños y medianos productores chancheros, como dijo Paillole en el citado programa.
Hasta sostenedores de este sistema como el director de la consultora Agritrend, Gustavo López, dicen que “El Gobierno debería estar preocupado” con la baja del precio de la soja y la “cautela por parte de los productores”, ya que esto reducirá el ingreso fiscal.
Lo que no puede decir ni el gobierno ni estos “consultores” es que a los grandes beneficiarios de esta política proimperialista y prolatifundista lo único que les importa es sacar los mayores beneficios posibles. Porque “el predominio del latifundismo capitalista decide qué se produce, cómo se produce y para quién se produce. ¿Cuántas toneladas permanecerán almacenadas por esos monopolistas sin ser vendidas hasta lograr una mayor devaluación del peso argentino, que es el que reciben por sus ventas? Nuevamente, nadie lo sabe, pero fácilmente puede alcanzar a otro 25%”, como decíamos en el hoy 1764.
Así se expresa cotidianamente la estructura latifundista y dependiente que oprime a nuestro pueblo y nuestra patria.
Hoy N° 1766 15/05/2019