Lo primero a tener en cuenta es que el Kurdistán es la mayor nación del mundo sin Estado propio. Sus 25 millones de personas están divididas en cuatro estados: Turquía, Irak, Siria e Irán.
El 13 de noviembre pasado hubo un extraño atentado en Estambul, en el que murieron seis personas, realizado por una mujer siria, árabe, no kurda.
El presidente turco Erdogan atribuyó el atentado a las Unidades de Protección del Pueblo sirio, conocidas como YPG por sus siglas en kurdo. Estas jamás han realizado atentados dentro de Turquía y por supuesto lo desmintieron inmediatamente. Todos atribuyen el atentado a una maniobra de los servicios secretos turcos.
En junio próximo habrá elecciones en Turquía y las perspectivas para Erdogan no son buenas: hay una crisis económica. El valor de la lira turca cayó un 144% frente al dólar, a pesar de que el dólar también se devalúa.
El 20 de noviembre, usando como pretexto ese atentado, el Ministerio de Defensa turco anunció la “Operación Garra – Espada”, dirigida contra militantes kurdos en el norte de Irak y Siria.
El ministro de Defensa, Hulusi Akar, dirigió la ofensiva desde el centro de operaciones de la Fuerza Aérea junto a altos comandantes y ordenó el despliegue de los aviones, según un comunicado oficial.
Los aviones atacaron bases del YPG en Kobane, Siria y Sinjar en el norte de Irak, aunque el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó que los ataques también habían afectado posiciones del ejército sirio y zonas de las ciudades de Alepo, Raqqa y Hasaka.
A su vez, la autoridad dirigida por los kurdos en el noreste de Siria dijo que si Turquía ataca, tendrían “el derecho a resistir y defender nuestras áreas de tal forma que la región se sumergirá en una larga guerra”.
Pero la situación es más complicada: fueron los kurdos los que desplazaron al EI (Estado Islámico) grupo terrorista paramilitar que llegó a controlar partes de Irak y Siria, destruyendo pueblos y mezquitas, EEUU colaboró con ellos y aún mantiene tropas en parte del territorio.
Por otra parte Rusia sostiene al endeble gobierno de Bashar al Assad en Siria.
Para mayor complejidad de la situación, parte de las manifestaciones realizadas en Irán después de la muerte de Masha Amini han sido en el Kurdistán iraní, lugar de origen de la joven. El gobierno iraní ha reprimido especialmente esa zona y atacado posiciones del Partido Democrático de Kurdistán iraní, que se refugia a veces del otro lado de la frontera, en Irak.
Reiteramos toda nuestra solidaridad con el pueblo kurdo, denunciando estos ataques fascistas del gobierno turco. Sólo el pueblo de Kurdistán tiene derecho a decidir su destino.
Hoy N° 1943 14/12/2022