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11 de noviembre de 2010


Ubicación de la Argentina

Documentos del PCR / tomo 6

En este con­tex­to, la lucha por la trans­for­ma­ción de nues­tra socie­dad en una socie­dad comu­nis­ta requie­re obli­ga­to­ria­men­te eta­pas pre­vias que abar­can la revo­lu­ción demo­crá­ti­ca y la revo­lu­ción socia­lis­ta. Somos par­ti­da­rios de la revo­lu­ción inin­te­rrum­pi­da y por eta­pas. Lo que impli­ca com­pren­der a fondo la dife­ren­cia y la rela­ción exis­ten­te entre ellas.
En la Argentina, país depen­dien­te, opri­mi­do por el impe­ria­lis­mo, aún hoy no se han rea­li­za­do las tare­as demo­crá­ti­cas, agra­rias y anti­im­pe­ria­lis­tas, por no haber­se des­trui­do el Estado de los terra­te­nien­tes, la gran bur­gue­sía inter­me­dia­ria y el impe­ria­lis­mo. A pesar de las refor­mas efec­tua­das por el yri­go­ye­nis­mo y las más avan­za­das rea­li­za­das por el pero­nis­mo, quedó demos­tra­da la inca­pa­ci­dad de la bur­gue­sía nacio­nal para lle­var ade­lan­te las trans­for­ma­cio­nes revo­lu­cio­na­rias que nues­tro país nece­si­ta. Sólo podrá hacer­las el pro­le­ta­ria­do sobre la base de la alian­za obre­ro-cam­pe­si­na y diri­gien­do al con­jun­to del pue­blo en la lucha por ins­tau­rar una repú­bli­ca de nueva demo­cra­cia.
“Los múl­ti­ples sis­te­mas de Estado en el mundo pue­den redu­cir­se a tres tipos fun­da­men­ta­les, si se cla­si­fi­can según el carác­ter de clase de su poder: 1) repú­bli­ca bajo la dic­ta­du­ra de la bur­gue­sía; 2) repú­bli­ca bajo la dic­ta­du­ra del pro­le­ta­ria­do; y 3) repú­bli­ca bajo la dic­ta­du­ra con­jun­ta de las diver­sas cla­ses revo­lu­cio­na­rias” (Sobre la nueva demo­cra­cia, Obras Escogidas de Mao Tsetung, tomo II, pági­na 365).
Para garan­ti­zar este últi­mo tipo de repú­bli­ca y avan­zar en el cami­no revo­lu­cio­na­rio, es impres­cin­di­ble que el pro­le­ta­ria­do, fuer­za prin­ci­pal de la revo­lu­ción en la Argentina, no sólo enca­be­ce, sino tam­bién hege­mo­ni­ce la lucha por la des­truc­ción del viejo Estado y la cons­truc­ción de un Estado de nuevo tipo: el Estado de las cla­ses revo­lu­cio­na­rias, basa­do en la alian­za obre­ro-cam­pe­si­na y diri­gi­do por la clase obre­ra.
Las cla­ses revo­lu­cio­na­rias nece­si­tan de este nuevo Estado para resol­ver las tare­as agra­rias y anti­im­pe­ria­lis­tas, y para no que­dar des­ar­ma­das ante las cla­ses derro­ta­das que siem­pre inten­ta­rán recu­pe­rar el poder. Estas cues­tio­nes esta­rán en pro­fun­do deba­te en el seno del pue­blo. Del papel que jue­gue el pro­le­ta­ria­do y su par­ti­do, de cómo se resuel­va la hege­mo­nía del pro­le­ta­ria­do, depen­de­rá que la revo­lu­ción avan­ce a la dic­ta­du­ra del pro­le­ta­ria­do, al socia­lis­mo, en forma inin­te­rrum­pi­da, como etapa de tran­si­ción al comu­nis­mo, o que se res­tau­re la domi­na­ción de las cla­ses explo­ta­do­ras.
A dife­ren­cia de algu­nos otros paí­ses colo­nia­les, semi­co­lo­nia­les o depen­dien­tes, la Argentina ha sido y es un país dis­pu­ta­do por varias poten­cias impe­ria­lis­tas. Disputa que en el marco de la actual situa­ción inter­na­cio­nal se agu­di­za. Argentina es parte de América Latina, que con­ti­núa sien­do área de influen­cia tra­di­cio­nal del impe­ria­lis­mo yan­qui. En nues­tro país, en las últi­mas déca­das, el socia­lim­pe­ria­lis­mo sovié­ti­co ha hun­di­do pro­fun­da­men­te sus raí­ces; esto ha pro­du­ci­do cam­bios pro­fun­dos que con­vir­tie­ron a la URSS en el impe­ria­lis­mo domi­nan­te en des­me­dro prin­ci­pal­men­te de ingle­ses y yan­quis. En el perio­do actual crece el peso e inje­ren­cia de mono­po­lios euro­peos, ita­lia­nos y ale­ma­nes en par­ti­cu­lar, y japo­ne­ses.
Para las poten­cias impe­ria­lis­tas la Argentina inte­re­sa espe­cial­men­te por su posi­ción estra­té­gi­ca en el Atlántico Sur, en rela­ción a los pre­pa­ra­ti­vos para la Tercera Guerra Mundial.
El impe­ria­lis­mo inglés, luego del triun­fo de su agre­sión colo­nia­lis­ta en junio de 1982, ha ins­ta­la­do una base mili­tar, que se inte­gra en el dis­po­si­ti­vo estra­té­gi­co de la OTAN, en nues­tras Islas Malvinas desde donde pue­den des­ple­gar­se armas ató­mi­cas. Situación que se agra­vó con la polí­ti­ca des­mal­vi­ni­za­do­ra del alfon­si­nis­mo. A su vez, el acuer­do pes­que­ro y las con­ce­sio­nes por­tua­rias hechas por el alfon­si­nis­mo ter­mi­na­ron de abrir las puer­tas de nues­tra Patagonia, es decir del Atlántico Sur, a la pode­ro­sa flota de gue­rra sovié­ti­ca, ya que su flota pes­que­ra es una sec­ción de la mari­na de gue­rra de la URSS. Las con­ce­sio­nes hechas por el gobier­no del doc­tor Menem con la rene­go­cia­ción de los acuer­dos pes­que­ros y sobre las Malvinas, man­ti­e­nen la situa­ción de “zona calien­te” en nues­tras aguas del Atlántico Sur. La Argentina sigue sien­do peón en un table­ro que mane­jan las super­po­ten­cias.
Sostenemos una polí­ti­ca con­tra la gue­rra inte­rim­pe­ria­lis­ta de neu­tra­lis­mo acti­vo (lo que sig­ni­fi­ca luchar por impe­dir que la vida, el terri­to­rio y los mares sean usa­dos por uno u otro blo­que). Es lo se entre­la­za con la lucha por la recu­pe­ra­ción patrió­ti­ca de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y con la lucha por la anu­la­ción de los acuer­dos pes­que­ros y las con­ce­sio­nes en los puer­tos del Sur argen­ti­no hechas a los sovié­ti­cos. Esta es la única forma de ejer­cer nues­tro pleno dere­cho sobe­ra­no en el sec­tor antár­ti­co argen­ti­no y sobre nues­tra pla­ta­for­ma sub­ma­ri­na.
La uni­dad de los pue­blos de la Argentina y de todos los paí­ses lati­no­a­me­ri­ca­nos es clave para impedir que nues­tros pue­blos sean ins­tru­men­ta­dos en la lucha inte­rim­pe­ria­lis­ta por el domi­nio del mundo y para poder avan­zar hacia el triun­fo de la segun­da revo­lu­ción libe­ra­do­ra en América Latina.