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08 de abril de 2015

Un 31M obrero y popular

Contra la política del gobierno kirchnerista

La clase obrera ha realizado el más grande paro general contra la política K. Paro que superó los anteriores por la fuerza que tuvo también en el interior.

La clase obrera ha realizado el más grande paro general contra la política K. Paro que superó los anteriores por la fuerza que tuvo también en el interior.
Es cierto que los trabajadores que pagan el brutal impuesto al trabajo están con bronca con esta situación, y son motor y presión continua a la dirigencia sindical para terminar con este reaccionario robo a los obreros. Pero lo que ha predominado en este paro general es la disposición y voluntad de parar contra la inflación que se come día a día los salarios, jubilaciones y planes sociales, contra los despidos y las suspensiones que van produciéndose rama por rama a medida que avanza la recesión fruto de la política K. Es la voluntad del 50% de los trabajadores que ganan salarios que en promedio cobran menos de $6.000 mensuales.
El gobierno de Cristina Fernández puso el centro en dividir a los trabajadores alcanzados por el impuesto a los salarios, de la gran mayoría que su política mantiene con salarios de hambre. Fracasó rotundamente; un enorme fracaso político.
La experiencia del paro de agosto de 2014 dejó un gusto amargo entre los trabajadores: ¿vale la pena parar? Si esta mujer no cede nada, no se consigue que afloje… Pero las luchas en diciembre, que llegaron al borde del paro general, le hicieron aflojar algo, poco, pero algo al fin, y demostraron que se puede abrirle la mano.
Toda la clase obrera enfrenta la presión impositiva: la ilegal como la inflación, la legal, como el IVA y el impuesto a los salarios; esto unifica los reclamos de ocupados, jubilados y desocupados.
La clase obrera se colocó en el centro de la escena política con este exitoso parazo que fue activo en muchísimos lugares. Así se colocaron también los reclamos de los trabajadores en la agenda política electoral y ha sido esto lo principal del éxito del paro nacional. Porque el gobierno K ha hecho lo posible y lo imposible para que no paren los trabajadores, y los sectores opositores del sistema presionan fuerte por la gobernabilidad y coinciden con el gobierno en que sean los trabajadores paguen el ajuste y los efectos de la crisis. En síntesis, quieren que los trabajadores vayan de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, y observen pasivamente sin ser protagonistas de la lucha política, la disputa entre los candidatos de los de arriba; candidatos que no discuten la brutal entrega de soberanía del país, del pago de la ilegitima deuda externa, de brutal dependencia del país, del avance del latifundio, del hambre y la pobreza, de la precarización laboral del trabajo en negro, de la realidad de un estado narco, de la inseguridad y la droga, de la continuidad de despidos y suspensiones, como hoy se vive en los petroleros.
Esto ha hecho de este paro un inmenso hecho político que nos pone en el centro de la campaña electoral y aunque los dirigentes sindicales del transporte y de la CGT no quieran el desborde, debemos estar claros que empujan dos paros generales más, uno antes de agosto y uno antes de octubre. Nos han dicho que no tienen esperanzas que Cristina ceda algo, pero hay que plantarse para torcerle el brazo y también para marcarle la cancha al nuevo gobierno que sea elegido en octubre.
Desde Schmidt y Maturano van tejiendo la reunificación de la CGT, ya que muchos piensan que lo que puede surgir de octubre es un gobierno de transición que quiera ir a fondo con otra variante, más o menos brutal del ajuste que viene imponiendo la política del gobierno K. Por eso se han creado enormes condiciones para que el paro activo de 36 horas con movilización se haga posible en los próximos dos meses antes de las primarias de agosto. Para ello debemos trabajar a fondo en la campaña electoral con el Frente Popular e ir preparando desde esta perspectiva este paro general, para seguir teniendo a la clase obrera en la lucha política, y no como convidado de piedra en el debate electoral sino como protagonista.
Por eso los clasistas y antiimperialistas debemos continuar librando una intensa lucha de líneas por la hegemonía en el amplísimo frente único en la clase que haga avanzar la acumulación de fuerzas del Frente Popular y la fortaleza del PTP, con la incorporación de miles de nuevos afiliados y activistas. Afiliados y activistas que, mientras libran la lucha en los principales centros de concentraciones obrera del campo y la ciudad por recuperar los cuerpos de delegados y sindicatos de base, fortalezcan el Frente Popular para superar el escollo de las PASO y ser una opción que vaya aglutinando las multisectoriales y unificando a la clase obrera y demás sectores populares, patrióticos y democráticos en la lucha contra la política de ajuste inflacionario, represión y entrega del Gobierno K y se prepare para los grandes combates que deberemos enfrentar si con las elecciones se impusiera cualquier otra variante de ajuste hambreador y entreguista de los sectores del bloque dominante que disputan su hegemonía con el kirchnerismo.