Las elecciones de primera vuelta para la presidencia de Perú en 2022 fueron muy peculiares. El pueblo, cansado de promesas vacías, distribuyó sus votos entre muchas fuerzas, y ninguna obtuvo más del 20% del total. Pedro Castillo, dirigente gremial docente protagonista de las históricas huelgas de 2017, resultó ganador con el 19,1% y se enfrentó en segunda vuelta a Keiko Fujimori, candidata de ultraderecha. En segunda vuelta Pedro Castillo resultó vencedor por un escaso margen (51% de los votos), bajo el lema “No más pobres en un país rico”, y un programa de avanzada para la defensa de la soberanía territorial y económica de Perú. Pero la derecha no aceptó el resultado, e intentó dar vuelta la elección en la justicia queriendo anular los resultados en zonas pobres e indígenas, donde Castillo había ganado abrumadoramente. El pueblo defendió el resultado obtenido, y después de más de un mes de terminada la segunda vuelta Pedro Castillo pudo asumir la presidencia de Perú.
La derecha insistió con procesos destituyentes. En un poco más de un año de mandato. Castillo enfrenta el sexto proceso judicial que podría destituirlo. Estos embates se enmarcan en un avance de la derecha en las elecciones regionales del 2/10. En Lima, Rafael López Aliaga ganó con el 26,3% de los votos.
López Aliaga es un empresario de extrema derecha, con negocios corruptos que salieron a la luz en los “Panamá Papers”. Es un miembro públicamente reconocido del Opus Dei, y se declaró en celibato perpetuo. En las elecciones presidenciales de 2021 salió tercero. Se declara admirador de Bosonaro, presidente de Brasil y del expresidente yanqui Donald Trump. Su partido ganó también doce alcaldías de Lima, donde se encuentran los más ricos del país.
Con absoluta impunidad, López Aliaga cometió graves transgresiones a las leyes electorales. Por ejemplo, el día de la votación llegó en una camioneta llena de logos, que está prohibido. Y mostró su voto, lo que tiene una sanción de un año de pena, según el Código Penal.
López Artiaga declaró que no se reunirá con el presidente Pedro Castillo, y dijo “Que Castillo se asile en un país para que no lo persigan y que nos deje el país en paz.”.
Castillo tiene un Congreso opositor. Aún no llevó adelante la mayoría de sus propuestas electorales, como llamar a una Asamblea Constituyente, la creación de un sistema de salud universal, unificado, gratuito, descentralizado y participativo, el ingreso irrestricto a las universidades, o la duplicación del presupuesto educativo. En lo que sí pudo avanzar, mediante un Decreto Supremo, es en la creación del santuario de Napo-Tigre, una reserva indígena en el Amazonas donde viven poblaciones originarias no contactadas (deciden vivir aisladas). Esta zona está en disputa con la petrolera franco-británica Perenco, que tiene presencia en 14 países y produce cerca de medio millón de barriles de petróleo al día. Perenco fue denunciada por daños ecológicos en República Democrática del Congo y Gabón. Con la creación de esta reserva, el Estado peruano toma control absoluto de las zonas, para garantizar y proteger los derechos de las poblaciones originarias.
Hoy N° 1935 19/10/2022