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05 de junio de 2013

Un “control de precios” para la tribuna

Otro maquillaje electoral

Como parte de su campaña electoral, la presidenta Cristina Fernández ha lanzado un llamamiento titulado: “Mirar para cuidar”.

Como parte de su campaña electoral, la presidenta Cristina Fernández ha lanzado un llamamiento titulado: “Mirar para cuidar”.
Se trata de una convocatoria a las organizaciones sociales, políticas, amigos, etc., a participar del control de un nuevo congelamiento de precios, ahora limitado a 500 productos en las nueve grandes cadenas de supermercados de alcance nacional con las que últimamente viene “acordando precios” su secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Es decir únicamente con los integrantes de ASU (Asociación de Supermercados Unidos): Carrefour, Coto, Walmart, Jumbo, Disco, Vea, Libertad, La Anónima y Cooperativa Obrera. Por eso, los integrantes de otras asociaciones, como CAS (Cámara Argentina de Supermercados) o FASA (Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios), salieron a aclarar que el actual congelamiento resulta obligatorio solo para los anteriores y voluntario para el resto. Y también que, como no han informado sus precios a la Secretaría de Comercio, los eventuales controles que realicen “fuerzas vivas o militantes políticos” en sus locales deberán contar con la autorización de sus propietarios; máxime cuando carecen de las listas de precios que deberían verificar.
Este llamamiento lo hace la presidenta sin reconocer la responsabilidad de la política de su gobierno en la sostenida inflación que venimos sufriendo en los últimos seis años y, que para ocultarla, comenzó interviniendo el Indec en 2007, echando o persiguiendo a todos los trabajadores del mismo que pusieron y vienen poniendo el cuerpo para denunciar tamaña agresión al pueblo argentino. Por lo que no viene acompañado de ninguna política antiinflacionaria. Al contrario muchos de los sostenedores de la política kirchnerista que reconocen que existe una inflación superior a la que registra el Indec de Moreno (la presidenta lo sigue negando), defienden como una cosa buena a la política inflacionaria del gobierno.
Se puede decir que el llamamiento de Cristina Fernández “a la militancia” es un reconocimiento del fracaso del control de precios por la Secretaría de Comercio, con congelamientos y acuerdos con los monopolizadores de la últimaparte de la cadena de la comercialización. Cosa que tampoco ahora se atiende, ya que se sigue haciendo la vista gorda con los principales formadores de precios y beneficiarios de la política inflacionaria del kirchnerismo, como son los monopolios industrializadores proveedores de productos de consumo masivo que, en general, no pasan de un par en la mayoría de los distintos rubros, sean de la alimentación, bebidas, higiene para el hogar, etc.
Esta reducción a 500 productos (apenas un 2% del total de productos que ofrecen) de los precios que se congelan, deja un amplio margen a los supermercados a “compensarse” con el aumento de precios en los otros 25.000 productos que ofrecen. Además los productos han sido seleccionados a conveniencia por esas nueve grandes cadenas de supermercados, de acuerdo a sus excedentes y con precios muy disímiles entre ellas e incluso entre sus propias sucursales. Por lo que al no ser parte de una verdadera política antiinflacionaria a favor de los trabajadores y el pueblo como plantean el PTP-PCR, la CCC, Amas de Casa del País y otras organizaciones sociales, y sin control sobre los monopolios industrializadores, poco puede servir a un verdadero control popular de los precios.
De ahí que es acertado concluir que esta convocatoria pomposamente llamada “Mirar para cuidar” ese muy dispar conjunto de 500 precios, dirigida a militantes políticos y a 50 intendentes del conurbano bonaerense, no es más que un maquillaje destinado principalmente a ese distrito clave para el resultado electoral. Actuar como policías de esas limitadas y dispares listas de precios solo puede aportarles una “épica militante” que encubra la política de ajuste inflacionario, ante las limitaciones que esa política impone a otras motivaciones políticas, económicas y sociales, características del “modelo kirchnerista”.