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21 de marzo de 2012


Un cronista alemán en viaje de don Pedro de Mendoza

Hoy 1411 / Breves de la historia argentina

Vimos en la nota anterior, que gracias al libro de Ulrico Schmidl, Viaje al Río de La Plata, nos llegaron testimonios de algunas atrocidades cometidas por los conquistadores con las mujeres originarias.
En la expedición de Pedro de Mendoza, venía este intelectual alemán con la tarea de realizar una crónica minuciosa de la conquista, tal vez por encargo de los cortesanos del monarca Carlos de Austria, a la sazón Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico.

Vimos en la nota anterior, que gracias al libro de Ulrico Schmidl, Viaje al Río de La Plata, nos llegaron testimonios de algunas atrocidades cometidas por los conquistadores con las mujeres originarias.
En la expedición de Pedro de Mendoza, venía este intelectual alemán con la tarea de realizar una crónica minuciosa de la conquista, tal vez por encargo de los cortesanos del monarca Carlos de Austria, a la sazón Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico.
Sea cual fuere el motivo de su participación en el viaje de Pedro de Mendoza, lo cierto es que fue uno de los pocos que regresó a Europa, se radicó en Alemania haciendo pública su pertenencia al luteranismo. El libro se publicó luego de su muerte, sobre la base de notas tomadas en alemán y latín. Siglos después en 1903, La librería del Colegio lo editó en Buenos Aires.
Se inaugura con este libro el estudio de los pueblos originarios, vistos desde la lógica del europeo, visión pseudocientífica, que perduró por siglos.
Ricardo Rojas, lo nombra con respeto en la historia de la literatura. Evidentemente es un estudio para facilitar la dominación de los pueblos originarios, su posterior eliminación y el robo de sus tierras, pero visto hoy, resulta una aproximación a la realidad que existía en América, cuando llegaron los conquistadores.
La crónica contiene una descripción de los territorios y habitantes de lo que luego sería parte de Argentina y de Paraguay.
Aparecen una cantidad de pueblos originarios, con sus costumbres, sus hábitos de alimentación, sus habilidades para manejarse en el río, sus técnicas de navegación, de caza, sus mujeres etc. Los querandíes, y los charrúas, les enseñaron por ejemplo, que los cardos del desierto conservan agua en su interior.
Cuenta la dignidad de los querandíes, su lucha, su resistencia militar, y una minuciosa descripción de los abusos de los conquistadores con este pueblo originario, que en un primer momento les facilitaron comida, gesto que es respondido con maltrato y matanzas, provocando el heroico levantamiento de los querandíes, que no sólo derrotan militarmente al invasor, sino que además los cercan provocándoles hambre y sed.
Según el libro, existieron casos de antropofagia entre los conquistadores, quienes comían cadáveres humanos tanto de sus propios compañeros como de los querandíes.
El libro constituye una primera aproximación a la heterogeneidad de los pueblos originarios.