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04 de marzo de 2015

Un día con el ex fiscal Strassera

En Rosario, Santa Fe

El diario El ciudadano del martes 6 de julio de 2004 titula “Strassera involucró a Pagano en la muerte del niño Imhoff”. El ex fiscal llegó apenas pasadas las 10.30 de la mañana a los Tribunales Federales, declaró por más de una hora frente al juez Digerónimo y al salir dijo que a la supuesta participación de Walter Pagano (represor de la dictadura juzgado en varias causas) en el asesinato de Imhoff ya la había informado por escrito en 1986 “cuando remití a la Fiscalía de Cámara Federal de Rosario el relato de lo que Bueno me había contado, pero esa información se desestimó y no se incorporó a la causa. Ahora vuelvo a contárselo personalmente al juez como testigo”. 
Habíamos estado varios meses analizando cómo abrir la causa de Enriquito, el niño asesinado por esbirros de la dictadura en mayo de 1983(servicios o paraservicios, los mismos que ahora, Stiuso incluido). Junto a sus padres –Gra Benedetto y Jorge– y Amílcar Monti, sólo teníamos una fotocopia. El 26 de diciembre de 1986 –días antes del punto final– el agente de inteligencia Gustavo Bueno elevaba una declaración a Strassera donde involucraba en el hecho a varias personas. Este remitió los originales a Rosario. Pero “se perdieron” en el camino. El dilema era ¿cómo hacer hablar a la fotocopia? Y a alguno de nosotros se le ocurrió citar como testigo a Julio César Strassera para que dijera in voce lo que afirmaba la fotocopia. A veces tirar de un hilito sirve para desenredar la madeja.
Conseguí el número por Liberpueblo. Llamé al Estudio. “No atiende más acá, llámelo a la casa”. Así lo hice. Atendió una mujer (creo que era la esposa). “Busco al Dr. Strassera”. “Julio… es para vos” escuché. Atendió una voz ronca. Era la misma que pronunció las palabras del Nunca Más. “Mire, soy fulano de tal y necesitamos que Ud. venga a Rosario para declarar en la causa”. Para mi sorpresa, accedió en el acto. “Sí, yo no tengo problema. Voy a declarar lo que dice el escrito. Yo recibí esa declaración. Cuando quieran mándenme el pasaje”. El hombre era frontal y dispuesto. Le mandamos el pasaje. 
Llegó al aeropuerto y lo fuimos a buscar. Si mal no recuerdo nos dijo que era diabético. Establecimos “el campamento” para firmar los escritos en un bar de San Juan y Oroño, a una cuadra del Tribunal: Monti, Roberto Coria, un abogado del Equipo de Trabajo por los Derechos Humanos, y quien esto escribe. A las 11.30 salió de declarar. Estaban todos los medios de la ciudad presentes. Inclusive una marcha de apoyo en la que los diarios destacaban la presencia de Luciano Orellano de la CCC, el ALDE, el presidente del Centro de Estudiantes de Medicina Diego Ainsuain y la concejal del socialismo Lagarrigue. Gran revuelo. El objetivo estaba cumplido. 
En ese entonces Strassera era partidario de la integración de la nueva Corte Suprema que impulsaba Kirchner. Declaraba al diario La Capital que “la Iglesia Católica presiona injustamente sobre los legisladores para impedir la designación de Carmen Argibay. Van a tener que darle el acuerdo; no hay razón para no dárselo.” Strassera opinaba que “la justicia argentina está bastante desprestigiada por un señor que se llama Carlos Menem, que prostituyó a la Corte armando un tribunal adicto a su política”. Y sobre las designaciones de Highton de Nolasco y Zaffaroni opinó que le parecían “excelentes”. Por lo que lo traté, y por su trayectoria y declaraciones, opino que es lo que se da en llamar “una personalidad democrática”. Era franco y sincero. Su línea en los últimos tiempos fue contraria al kirchnerismo. Se opuso fervientemente a la reforma de la Justicia que impulsó CFK. Es cierto, contradictorio. Pero en lo principal, entiendo que sus opiniones eran bastante ajustadas.
Cuando se iba de Rosario para Capital –tomaba el colectivo en la Terminal– le saqué el tema de la música. “Me gusta mucho el tango” me dijo. “¿Qué orquesta?” le pregunté. “D´agostino”, contestó. Ahí lo quise sorprender y le dije “Tuvo un muy buen cantor, aparte de Ángel Vargas”. De sobrepique me espetó “Tino García”. El hombre sabía bastante. Hablamos de un tango que es una joya y que está hundido en el olvido, “Ábranse las pulperías”. Comimos una pizza en el bar enfrente de la Terminal, Cafferata y Santa Fe. Y se fue. Un día con el ex Fiscal Strassera. Nos dio una mano. En julio de 2004.