En primer lugar, mi agradecimiento para la familia de César Gody, por habernos permitido realizar de forma conjunta este homenaje. También al pueblo de Bolívar, que él siempre llevaba presente. El siempre llevaba presente a su pueblo y a su familia, por eso se puso como seudónimo Antonio, en homenaje a un tío que admiraba, que había sido combatiente republicano en la guerra civil española. Eso es importante porque Gody tenía raíces y cuidaba las raíces.
Quiero agradecer a la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia y a la Comisión de Antropología Forense, que después de tantos años hicieron posible que aparecieran los restos de Antonio, se lo identificara, dejara de ser un NN, para ser César Gody Alvarez, un asesinado por la dictadura.
Aquí hay muchos jóvenes y muchos compañeros que no lo conocieron a Antonio. Yo quiero decir en primer lugar que Antonio era un apasionado. Como me dijo una vez un camarada en Córdoba. Todo lo hacía apasionadamente. El era boxeador, el boxeaba, y junto con eso era capaz de estar largos ratos recitando poemas de García Lorca, o piezas de teatro, porque él amaba también el teatro. Todo lo que hacía lo hacía con pasión. Así fue como él dijo en un momento que tenía que ir a Córdoba, porque Córdoba iba a ser el centro de la revolución en la Argentina. Y allá se fue con su valijita, como siempre cuentan.
Claro, la historia la cuentan los vencedores. No se va a saber, hasta que se escriba la verdadera historia, qué papel jugaron Gody, René Salamanca y Agustín Funes, entre otros, en ese Cordobazo que fue una brusca irrupción de masas, que siguió al Correntinazo, al Rosariazo, pero que fue organizada. Fue organizada en primer lugar por un sector militar y sindical que quería hacer un recambio en la dictadura de Onganía en beneficio del general Lanusse, pero también fue organizado por un pequeño y naciente sector clasista y combativo que fue capaz de organizar la columna de los obreros de Dinfia encabezados por la Agrupación 1° de Mayo que se acababa de fundar en esa empresa, dirigida entre otros por el compañero Navarro, que actualmente es secretario de nuestro Partido en Tucumán. Esa columna de Dinfia fue una de las principales del Cordobazo. También estuvieron allí los estudiantes, entre los que estaba nuestro Partido. Dirigíamos entonces el Centro de la UTN, y teníamos fuerzas en otras facultades.
El tuvo mucho que ver con el Perdrielazo, esa toma de la fábrica Perdriel que cambió la historia del movimiento obrero argentino, que había sufrido la derrota del Chocón, esa gran lucha del Comahue. Nosotros levantamos la consigna "por un Chocón triunfante". Y Perdriel fue un Chocón triunfante. Mostró que había un camino para recuperar los sindicatos de manos de los jerarcas traidores, como era Elpidio Torres, que quería ser secretario de la CGT nacional y ahí se le cortó la carrera. Ahí y con la recuperación del Smata, donde también tuvo mucho que ver Antonio.
Pocos días antes del golpe de Estado del 24 de marzo, cuando ya se sentían los ruidos de los sables en las calles de Buenos Aires, se reunió una multisectorial en Córdoba, presidida por el cardenal Primatesta. Estaban todos los dirigentes de los partidos políticos burgueses. Y allí de pronto apareció una delegación de los obreros del Smata de Córdoba, que estaba intervenido, encabezada por los dirigentes del sindicato, para llevar el planteo que se había discutido en las asambleas de fábrica de ese sindicato intervenido, planteando la necesidad de la lucha contra el golpe. Por eso, compañeros, el 24 de marzo de 1976, las fábricas del Smata de Córdoba, junto a otras como algunos frigoríficos, fueron de las pocas fábricas que pararon contra el golpe de Estado. Y en eso tuvo mucho que ver César Gody Alvarez.
Claro, no sólo esto. De aquel pequeño grupo de estudiantes pasamos a dirigir importantes facultades de Córdoba: Ingeniería, Arquitectura, Filosofía, incluso dirigimos en un momento el centro de estudiantes de la Universidad Católica de Córdoba. Y el movimiento de derechos humanos, la Ospec, y un movimiento cultural muy grande, en todo esto tuvo que ver Antonio.
Uno dice esto y muchos de ustedes pensarán, "un gran organizador", como queriendo decir un practicista. En realidad Gody fue mucho más que eso, porque él libró una batalla teórica permanente. El fue quien permitió derrotar, en nuestro Partido, la nefasta teoría del capitalismo dependiente, para la cual, por ejemplo lo que está pasando hoy en el campo argentino es algo inexplicable, porque es algo que en la cabeza de ellos no entra, pero que es la Argentina real, y Gody fue el que encabezó esa lucha teórica que coronó en el Tercer Congreso de nuestro Partido, y Gody fue también el que elaboró la teoría de las agrupaciones sindicales clasistas, la importancia de los cuerpos de delegados, y aquella construcción de los movimientos de recuperación sindical por la que dio batalla la delegación de Córdoba en nuestro segundo Congreso, que permitió que recuperáramos el Smata Córdoba. Ese era César Gody Alvarez, un compañero estrechamente vinculado a la historia de nuestro Partido, a sus éxitos y sus grandes batallas.
Quiero decir también, si ustedes me preguntan qué era lo que distinguía a Gody, que no era balancista. Por ahí algunos de ustedes no saben qué quiere decir balancista. No era uno de los que se jactaba tomando como propias las labores del colectivo. Jamás una pizca, una pizca de localismo. Jamás.
Jamás reprochar a un compañero que se había equivocado porque tenía una idea política contraria a la de él. Jamás.
¿Qué quiere decir que no era balancista? Ellos habían recuperado el Smata de Córdoba. Habían realizado grandes cosas, y me acuerdo que volvía de Bolívar, donde había pasado unas fiestas con su familia, y nos encontramos en una plaza de Buenos Aires, yo quería decirle "viste lo que pasó?" y él ni quería hablar de eso, porque tenía una idea fija, ¡qué hablar de lo que ya pasó! "Ahora tenemos que recuperar la CGT de Córdoba", me dijo, "ahora tenemos que poner todo para eso", y la CGT de Córdoba se recuperó, y hubo una CGT de Córdoba combativa con Agustín Tosco, Atilio López y René Salamanca. Ese era Antonio.
También Antonio era un compañero que decía lo que pensaba y hacía lo que decía. Recuerdo que integramos la delegación que en 1972 fue reconocida por el Partido Comunista de China que entonces presidía el camarada Mao Tsetung. Y estábamos conmovidos por lo que estábamos viendo. Las masas de millones y millones movilizadas en las calles y luchando para impedir la restauración del capitalismo, para impedir que la China roja se volviera blanca, como ocurrió un tiempo después de la muerte del camarada Mao Tsetung. Estábamos conmovidos. Y un día estábamos en el balcón de la casa de huéspedes donde estábamos alojados. Y Antonio me dijo "no tenemos un partido preparado para la revolución. Que te agarren en este balcón, te pongan cabeza para abajo y te digan, si no hablás te tiro. Eso tenemos que tener. Militantes así." Y así murió.
Porque ahora sabemos las torturas atroces que esas bestias le hicieron, que lo arrojaron todavía vivo al río Reconquista. Muchos de los que estamos acá no estaríamos vivos si él hubiera abierto la boca. El, como dije, hizo lo que decía, y fue un ejemplo del tipo de militante que según él, tenía que tener un partido revolucionario.
Por eso compañeros, sólo cabe decir, César Gody Alvarez, querido camarada y hermano Antonio ¡Hasta la victoria siempre! ¡César Gody Alvarez, presente!
02 de octubre de 2010