El 20 de febrero se cumplieron 200 años de la Batalla de Salta, decisiva para nuestra independencia. Pero su festejo no tuvo nada que ver con el pueblo ni con los cientos de héroes anónimos que dejaron la vida por la patria. Se trató de un festejo opulento y demagógico.
El 20 de febrero se cumplieron 200 años de la Batalla de Salta, decisiva para nuestra independencia. Pero su festejo no tuvo nada que ver con el pueblo ni con los cientos de héroes anónimos que dejaron la vida por la patria. Se trató de un festejo opulento y demagógico.
En medio de esto, el gobierno municipal y provincial no tuvo mejor idea que reprimir a quienes se manifestaban en contra del impuestazo confiscatorio en la capital salteña. Con policías de civil e infiltrados atacaron cobardemente a la columna de vecinos, en la que participó el PTP y la CCC, por querer manifestarse.
Detuvieron a 4 manifestantes y golpearon a periodistas, mujeres, niños y ancianos. Además por imágenes recogidas por periodistas locales se conoció que los policías civiles iban armados, por lo que el hecho ya está en manos de la Justicia. Es así que otra vez el gobierno de Urtubey volvió a mostrar su verdadera cara: de la oligarquía, entreguista y represora.
Un nuevo atropello al pueblo salteño
El impuestazo implica un nuevo atropello al pueblo salteño. La suba de los impuestos llegó en algunos casos al 400%.
Mientras, cabe recordar que Salta es una de las provincias con mayor tasa de desempleo y mayor cantidad de trabajadores informales o en negro, cuyos sueldos están por debajo de la canasta familiar. Asimismo el 35% de los salteños está por debajo de la línea de pobreza, la que se verá agravada por la presión impositiva municipal.
Si a esto le agregamos la hiperinflación de los artículos de primera necesidad, estamos frente a una inmoralidad impositiva.
