Hemos elaborado un guión político que tiene tres ejes. El análisis de la situación internacional, sobre todo los cambios que se producen en el mundo convulsionado y con guerras, con el triunfo de Trump. Hemos hecho un análisis de la economía, y vemos que la recesión continúa, que no hubo segundo semestre para arriba. Y estamos convencidos de que por lo menos el primer semestre del año que viene va a continuar la actual situación. Que rebota la inflación que había caído en septiembre y que va a subir en diciembre. Hemos resumido cómo la situación de hambre y pobreza se agrava en todo el país, así como aumentan las suspensiones y los despidos. El gobierno sigue inventando que vamos a crecer en algún momento, y va a fondo con la flexibilización laboral. Esto ya se ve con el convenio a la baja que ha firmado el Sindicato Petrolero de Neuquén, y que van a tratar de implementar en otros gremios.
Está abierta la pelea por la reapertura de las paritarias. Vimos la disparidad que va a haber con los bonos de fin de año para los trabajadores. En la industria privada, algunas ramas obtuvieron bonos muy altos que permitieron recuperar lo perdido con la inflación, otros no van a llegar, y en los estatales se está en veremos. Lo mejor que se consiguió en estatales fue en La Pampa, donde conducimos ATE. Ahí logramos 6% en la reapertura de paritarias y un bono de 8 mil pesos en tres partes.
Hemos planteado en esta Mesa Federal que las resoluciones del Plenario Nacional de la Corriente a principio de año en Cafayate, se han cumplido. La CCC ha estado en todas las luchas por todos los reclamos de la clase obrera: contra los despidos, contra las suspensiones, el impuesto a las ganancias, contra la inflación, los tarifazos. Hemos hecho distintos reagrupamientos y unidades en la acción, y hemos acumulado en la unidad en la lucha del 40% de trabajadores informales y cooperativistas. A comienzos de año con un reagrupamiento, y en el segundo semestre, con un reagrupamiento más fuerte. Como todos los compañeros han ejemplificado, esto ha sido un gran salto cualitativo y cuantitativo el 7 de agosto.
A partir de esta fecha se sucedieron muchos hechos que fueron acumulando lo que esta reunión ha analizado en profundidad: que fue la grandiosa marcha multisectorial de las economías regionales del 4 de noviembre, que los compañeros han propuesto que se diga “la marcha campesina y originaria” para destacar el tinte principal que ha tenido. Marcha que reunió a los pobres del campo y de las ciudades más alejadas, en la Capital Federal. Esto, como se reflejó en la Mesa, ha causado un gran impacto emocional y político en las compañeras y compañeros que vinieron de las provincias, y en los que los estaban esperando, que eran los pobres de la ciudad.
Esta marcha causó gran impacto en el gobierno de Macri, y también en la CGT y la CTA, ya que demostró el poderío de la CCC, con sus amigos de la Federación Nacional Campesina y de Originarios en Lucha. También, pese a las dificultades que ha tenido ATE en estos tiempos, nos unió más con los compañeros estatales, y armamos una multisectorial con ellos que se expresó ese 4 de noviembre, lo que permitió ir a fondo en la pelea por la reapertura de paritarias en la marcha del 10 de noviembre.
Forzamos al gobierno a negociar
Toda esta fuerza coaguló hacia el acto del 18 de noviembre. Esto fue el resultado de un trabajo en unidad de más de dos meses, y el acto fue un gran golpe político al gobierno: permitió unificar la lucha contra los despidos y las suspensiones y la emergencia laboral, la lucha contra el impuesto a los salarios, con la lucha por la emergencia social.
En este guión estamos reivindicando la actividad política que realizamos, pacientemente, en el Congreso, bloque por bloque. Primero con los legisladores de Libres del Sur, luego con los del Movimiento Evita, los socialistas y otros. Tras la marcha del 7 de agosto se puso en primer plano la ley de emergencia social que pidió un millón de puestos de trabajo, el salario social complementario y la constitución de un consejo consultivo.
En la última etapa se unieron los reclamos que se venían haciendo en la calle y tuvieron repercusión en el Congreso. Por eso se apuró el tratamiento de la ley sobre el impuesto a las ganancias, y confluyó con la ley de emergencia social, y con la propuesta de una sesión especial se forzó al gobierno. Nosotros planteamos con firmeza que no queríamos una ley vetada ni que se pase para marzo, y que el bloque de Cambiemos se sentara a discutir la emergencia social. Esto forzó al presidente y al gabinete, que venían denostándola, a una negociación en la que se obtuvo el consenso -no sólo del oficialismo- para el tratamiento de una ley que conserva el grueso de lo aprobado en el Senado, y además logramos 30 mil millones de pesos en tres años, como presupuesto para la aplicación de esa ley de emergencia social.
Esto ha sido un gran triunfo político y reforzó el papel de estas tres organizaciones como articuladores de distintos frentes en la clase obrera. Puso en el centro de la escena política cómo se hace para obtener triunfos combinando la lucha en la calle, en el Congreso, en la Justicia, para poder torcerle el brazo y arrancarle cosas al gobierno de Macri.
Ahora, como se planteó en la Mesa, la Corriente tiene que garantizar que las cosas que se obtuvieron le lleguen a los compañeros en todo el país, garantizar que la ley se apruebe. Se homologue y se reglamente en diciembre. Porque lo que no se consiga ahora, va a ser muy difícil de conseguir en el 2017, por el agravamiento de la situación económica, y porque la disputa electoral puede dividir a las fuerzas populares. Nosotros trataremos que esto no pase. Como decimos en el documento que se aprobó, hay que pelear por unir una fuerza que coagule electoralmente, que sea competitiva, que exprese lo que se unió en la calle y que luche por la independencia nacional con una línea antiterrateniente y antimonopolista, para acumular fuerzas hacia una salida diferente. Que saque al país de esta crisis brutal en la que vivimos, lo independice y lo haga verdaderamente democrático.