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04 de diciembre de 2013

Luego de una larga negociación que arrancó en enero de este año, finalmente el gobierno llegó a un acuerdo con Repsol para indemnizarla por la expropiación del 51% de las acciones de la petrolera Repsol-YPF.

Un mamarracho entreguista del gobierno

El pago a Repsol

El gobierno pagará 5.000 millones de dólares en bonos a 10 años y con una tasa anual de 8,5%. Veremos cuando se discuta la letra chica porque Repsol no quiere por ahora asociaciones con YPF, ni activos, está exigiendo bonos que pueda venderlos en forma inmediata y pretende por lo menos 6.500 millones de dólares de esos bonos.

El gobierno pagará 5.000 millones de dólares en bonos a 10 años y con una tasa anual de 8,5%. Veremos cuando se discuta la letra chica porque Repsol no quiere por ahora asociaciones con YPF, ni activos, está exigiendo bonos que pueda venderlos en forma inmediata y pretende por lo menos 6.500 millones de dólares de esos bonos.
Con esta negociación quedaron atrás las declaraciones inflamadas de Kicillof de abril del 2012 cuando el Estado nacional expropió la mayoría de las acciones para pasar a controlar YPF, declarando que no sólo no íbamos a pagar un peso por esa expropiación sino que Repsol nos debía indemnizar por los pasivos ambientales que nos habían dejado.
Eran momentos en que el propio Kicillof elaboró el informe Mosconi, donde mostraba no solo el pasivo ambiental producido por Repsol, sino el vaciamiento de la empresa que habían hecho los españoles para invertir en otro lugares del mundo mucho más rentables que la Argentina.
El gobierno puso a Galluccio, directivo de la petrolera yanqui Schlumberger al frente de YPF SA y comenzaron a agitar que comenzaba el camino de la soberanía energética, principalmente con la explotación de la formación de Vaca Muerta de la cuenca neuquina. Tanto Cristina Kirchner como el gobernador Sapag anunciaban una lluvia de inversiones y que en pocos años no solo lograríamos el autoabastecimiento, sino que íbamos a ser exportadores de petróleo.
La realidad es que desde abril de 2012, si bien la producción de gas y petróleo de YPF tuvo una leve mejoría, la producción total de gas y  petróleo siguió cayendo en un 5,96% y 3,12% respectivamente en el último año. También siguen cayendo las reservas. YPF representa sólo el 30% de la industria petrolera, el otro 70% está en manos de otros monopolios imperialistas como PAE, Total, Sinopec, y otros.
Con el pago de 5.000 millones de dólares que se hará a Repsol se podría hacer un plan exploratorio de 100 pozos por año durante 6 años, con lo cual se podrían encontrar nuevos yacimientos convencionales y reponer reservas. Con este acuerdo el gobierno K y gobiernos provinciales aliados como el de Sapag, demuestra que es el principal responsable del saqueo de esos recursos y el entregador de nuestro suelo. Son la garantía de las operadoras extranjeras.
El kirchnerismo, hay que decirlo, ha tenido una conducta coherente. Apoyó la privatización menemista, con el grupo Eskenazi se asoció a Repsol permitiéndole a ésta sacar el 90% de las utilidades contribuyendo al vaciamiento de la empresa. Luego de expropiar el 51% de las acciones pactó con Chevron para explotar Vaca Muerta con cláusulas secretas que todavía no conoce casi nadie. Y ahora indemniza a Repsol que fue responsable también de la actual situación energética. Un verdadero mamarracho entreguista.
Pero este pacto con Repsol está más ligado a la delicada situación económica y a la debilidad del gobierno luego de la derrota electoral del 27 de octubre, que a la situación energética.
La sangría de 13.000 millones de dólares por el déficit energético, el déficit comercial en el sector industrial, principalmente automotriz, la caída de reservas del Banco Central, han decidido al gobierno a buscar dólares afuera para poder sostener los 2 años de gobierno de un modelo agotado. Un modelo basado en la sojización del campo, la megaminería a cielo abierto, la explotación irracional del petróleo, con un escaso y deformado desarrollo industrial en manos de monopolios imperialistas. Un modelo que profundizó la dependencia económica de nuestro país.
Una línea de independencia y soberanía nacional es justo lo contrario de lo que hizo el gobierno. Repsol no debe recibir ni un centavo por el vaciamiento, el pasivo ambiental y el incumplimiento de los contratos que firmó en el país.
Sostenemos que sólo estatizando la operación de todos los yacimientos, podremos parar el saqueo irracional haciendo una explotación petrolera sustentable con control de los trabajadores y las organizaciones populares. Así la renta petrolera quedará en nuestras manos y no se la llevaran los monopolios imperialistas. Se podrá reestructurar la matriz energética de nuestro país y darle energía barata al pueblo y a la industria nacional. Esta propuesta tiene una premisa, hay que enfrentar y derrotar la política energética del gobierno.