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09 de octubre de 2013

“Nuestra línea militar es una aplicación creadora de la concepción marxista/leninista de la violencia revolucionaria, que considera a la revolución 
como la obra de las masas y a la violencia revolucionaria como la violencia de las masas”. Esto escribía en 1971 el general vietnamita Vo Nguyen Giap, que acaba de fallecer, el 4 de octubre, a los 102 años de edad.

Un militar revolucionario

Vo Nguyen Giap

Vietnam es un país del sudeste asiático, ubicado en la península de Indochina. Limita al norte con China, con Laos al noroeste y Camboya al suroeste. Tiene más de 3.000 kilómetros de costa. Por su estratégica ubicación, sufrió la ocupación colonial repetidas veces. Desde mediados del siglo 19 fue colonia francesa. 

Vietnam es un país del sudeste asiático, ubicado en la península de Indochina. Limita al norte con China, con Laos al noroeste y Camboya al suroeste. Tiene más de 3.000 kilómetros de costa. Por su estratégica ubicación, sufrió la ocupación colonial repetidas veces. Desde mediados del siglo 19 fue colonia francesa. 
Giap era hijo de un campesino sin tierra. Se incorporó muy joven a la lucha por la liberación, ingresando a organizaciones clandestinas. En la Universidad, donde estudiaba derecho y fue expulsado por “agitador”, trabó conocimiento con uno de los fundadores del Partido Comunista de Indochina, base del Partido de los Trabajadores de Vietnam. En 1938 se casó con una tailandesa, Dang Thi Quang, también militante comunista. Cuando al año siguiente tuvo que escapar a China, la policía francesa detuvo a su mujer y a su cuñada para presionar a Giap y lograr que se entregara. Ante su negativa, su cuñada fue guillotinada y su mujer condenada a cadena perpetua, muriendo en la prisión después de tres años a causa de las brutales torturas. Los verdugos también asesinaron a su hijo recién nacido, a su padre, a dos hermanas y a otros familiares.
 
“Todo el pueblo combate”
En China, Giap conoció a Ho Chi Minh y estudió las tesis de Mao Tsetung sobre la guerra popular prolongada y la guerra de guerrillas, que luego aplicaría magistralmente a su propio país. En el curso de la segunda guerra mundial, aprovechando la debilidad de Francia, Vietnam fue ocupado por Japón. En esos años, Giap, junto a Ho Chi Minh, uno de los más destacados líderes de las luchas de liberación del pueblo vietnamita y dirigentes del Partido Comunista, crea el Ejército de Liberación de Vietnam. Al frente de esta fuerza militar, Giap dirigió los combates contra los japoneses primero, luego contra los franceses, y después contra el imperialismo norteamericano.
Los grandes medios, en sus notas necrológicas, destacan el “genio” militar de Vo Nguyen Giap, que vaya si lo tenía, desvinculándolo de lo que él mismo afirma en la cita con la que comenzamos esta nota. Por eso hablan del “Napoleón vietnamita”, dejando en un segundo plano la heroica resistencia de ese pueblo, que bajo su mando desarrolló una prolongada guerra de liberación nacional. 
Giap, para avanzar en la línea de “ejército del pueblo, guerra del pueblo”, estudió en profundidad tanto el marxismo-leninismo como las milenarias tradiciones de lucha de su propio país, al que definía como “una de las cunas de la humanidad”, con 4.000 años de historia, en el curso de los cuales el pueblo vietnamita libró “más de veinte guerras por la liberación del país”. Giap resumió la experiencia de la “guerra del pueblo” en varios escritos, analizando tanto el papel del ejército regular, las guerrillas, y las insurrecciones populares. De la historia de su país recogió la máxima “Todo el pueblo combate”.
 
La República Democrática 
de Vietnam
Luego de la segunda guerra mundial, con la derrota de los japoneses, los comunistas y el Vietminh (Frente de Liberación de Vietnam) avanzaron desde las zonas ocupadas y llamaron a la insurrección. El 2 de septiembre de 1945, nacía la República Democrática de Vietnam, presidida por Ho Chi Min. Giap pasó a ser el comandante en jefe de las fuerzas armadas. 
Al poco tiempo los franceses se volcaron a una nueva intervención colonialista, lo que obligó a la joven República a una nueva guerra de liberación. En este período se dio la recordada batalla de Dien Bien Phu, en mayo de 1954, en la que los vietnamitas derrotaron a las tropas francesas luego de 55 días de combate, con el costo de miles de muertos. Para esta batalla “Nuestras unidades de infantería y artillería, con simple fuerza humana y medios rudimentarios, recorrieron centenares de kilómetros a través de difíciles senderos en las montañas y cavaron centenares de trincheras de comunicación bajo nutrido fuego, a fin de llevar los cañones de gran calibre hasta las cercanías de las posiciones enemigas. Cumpliendo la consigna de ‘todo para el frente, todo para vencer’, 200.000 cargadores voluntarios realizaron más de 3.000.000 de jornadas de trabajo”, recuerda la Historia del Partido de los Trabajadores de Vietnam. A partir de ahí los franceses tuvieron que retroceder, y a fines de 1954 abandonaron su intento colonialista sobre la República Democrática de Vietnam, conocida como Vietnam del Norte, cuya capital era Hanoi. El país quedó partido, ya con los norteamericanos como principal garantía de la supervivencia de Vietnam del Sur, con capital en Saigón. Se abría otro capítulo en la larga lucha por la independencia del pueblo vietnamita.
Giap asumió como ministro de Defensa de Vietnam del Norte, donde se combinaba la lucha por la construcción de un Estado socialista, con la defensa nacional contra las potencias extranjeras. Ya por esos años se refleja, dentro de Vietnam, la creciente disputa entre los revisionistas que en la URSS habían derrocado al socialismo y restaurado el capitalismo, y la Revolución China encabezada por Mao Tsetung.
 
Guerra de liberación 
contra los yanquis
En 1959, el recientemente creado Vietcong (Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur), con el apoyo de Vietnam del Norte, encabeza un levantamiento en los territorios sojuzgados por franceses y yanquis. Allí comienza una larga guerra de más de 15 años, para liberar Vietnam de la ocupación norteamericana. “Es una guerra revolucionaria, una guerra de liberación contra la “guerra localizada” más grande y más feroz llevada a cabo por el imperialismo norteamericano en toda su historia”, escribía Giap en 1971.
Contra los yanquis, las fuerzas armadas vietnamitas y el Vietcong, entraron en una nueva etapa, que Giap describe como “guerra ‘suelo-aire’ popular, sin precedentes en nuestro país”. Se refiere a cómo enfrentaron a la moderna aviación norteamericana, con su tristemente famoso “napalm”, y a tropas de ocupación que llegaron a superar el medio millón de hombres. “Tuvimos que usar lo pequeño contra lo grande, armas anticuadas contra armas modernas”, diría Giap más tarde. Tomando como ejemplo la valiente pelea del pueblo vietnamita, el Che Guevara escribió en 1967 su “Crear dos, tres… muchos Vietnam, es la consigna”.
En el curso de esta nueva guerra de liberación, junto a las célebres tácticas guerrilleras del Vietcong, con sus redes de túneles y lucha guerrillera combinada con levantamientos en las ciudades, el ejército de Vietnam del Norte llevó a cabo sucesivas campañas, como la “ofensiva de Tet en 1968”, cuando situó a millares de hombres y toneladas de aprovisionamientos para un ataque simultáneo contra 35 centros estratégicos del sur. Tras varios años de heroico y sacrificado combate, los yanquis fueron derrotados y Saigón fue liberado en 1975. Allí se unifica Vietnam.
 
Los últimos años
Ho Chi Minh, el líder de la República Democrática de Vietnam, falleció en 1969. Luego de su muerte se agudizó la disputa en el gobierno y el partido vietnamita, en el que avanzaron sectores revisionistas, particularmente vinculados a la URSS. Giap dejó de ser ministro de defensa en 1979, y en 1982 abandonó la dirección del Partido. En 1978 Vietnam invade Camboya, y al año siguiente enfrentó un intento de invasión por parte del Ejército chino, ya restaurado el capitalismo allí, tras la muerte de Mao. 
De las muchas páginas escritas por Vo Nguyen Giap, rescatamos este párrafo, donde describe la lucha contra el ocupante yanqui: “Combinando la lucha política con la lucha armada, la insurrección armada con la guerra revolucionaria, la guerrilla con la guerra regular… logramos que las fuerzas de ambas partes queden entrelazadas como los cabellos en un peine. Los ejércitos modernos del enemigo son seccionados, cercados, atacados por todas partes y en todos lados; no pueden hallar un sitio seguro en una guerra sin frente ni retaguardia, sin línea de fuego definida, donde el campo de batalla está en todos lados. Cercado por el océano de la guerra del pueblo, el enemigo tiene las orejas tapadas, los ojos vendados, combate sin ver al adversario… Por el contrario nuestras fuerzas armadas y políticas están en condiciones de cercar al enemigo permanentemente, de atacarlo y de sublevarse en todas partes” (Guerra de Liberación, 1971).