El femicida tenía una condena por violencia de género. Un juicio abreviado terminó con la condena a seis meses de prisión y la libertad inmediata. Zulma no logró a pesar de ello salir del círculo de violencia. Volvió a él, en una situación de vulnerabilidad económica, retornando a vivir a la casa de sus suegros con sus dos pequeños hijos y el femicida.
Después logró cortar con ese círculo. Pero no pudo llevarse consigo a los niños, porque en la casa de su madre, donde fue a vivir, muy humilde, no tenía ni una tele y no más de una habitación. La mañana y en el horario en que ocurrió su muerte una testigo da cuenta que el acusado estaba con ella, dentro de su casa.
Hablamos de feminicidio, porque hablamos de la responsabilidad estatal en la muerte de las mujeres por violencia de género. Lo que el Estado no hizo, su omisión, lo vuelve responsable.
¿Cuánto hizo el Estado para que Zulma saliera del círculo de violencia? ¿Cuánto hizo para que Aucachi no saliera en libertad para matarla? ¿Cuánto hizo para que Zulma pudiera cortar el vínculo con el progenitor de sus hijos?
Para el Estado los hijos e hijas no son víctimas directas de la violencia de género del progenitor a la madre; no es necesario desvincularlo, aunque ese sea un motivo para que el varón violento siga controlando a su ex pareja. De hecho la excusa de las visitas de Aucachi a Zulma días antes era reclamando a ella por los pequeños. Zulma asistió al comedor de la CCC de Monterrico. La Secretaría de Paridad de Género luego del feminicidio llevó colchones y camas a la familia de Zulma. ¿Por qué no estuvo antes, cuando Zulma podía con una ayuda económica llevarse a sus pequeños de la casa del violento, y mantener la distancia necesaria? Todo puede llegar después para intentar esconder responsabilidades. Por eso la familia de Zulma primero aceptó la querella que ofreció la Secretaría de Paridad de Género dependiente de la ministra Galfré y Gerardo Morales, pero después rechazó ese acompañamiento. A pesar de esa decisión, personas de esa cartera siguieron disputando la querella, como si fuera esencial ese acompañamiento, no para la familia de Zulma, sino para el gobierno responsable de cada muerte evitable.
Cada femicidio pone en cuestión lo que no hizo el Estado. Zulma Valencia nos recuerda a Nahir Mamani. El Estado tuvo noticia de la situación de violencia, grave, pero no acciona. Aucachi ya había ahorcado a Zulma, ella murió estrangulada. Nahir ya había sido apuñalada por Agüero, así la mato él. Seguimos exigiendo la declaración de Emergencia en Violencia Sexual y Doméstica contra la mujer, para que no haya NI UNA MENOS. Si los equipos y recursos que tiene el Estado no alcanzan para frenar estas muertes, no existe otra opción que destinar los recursos necesarios para garantizar lo imprescindible. Por eso desde la Multisectorial de Mujeres de Jujuy ya se requirió al gobierno el proyecto de presupuesto 2019, para no ser convidadas de piedra de los recursos que serán destinados a combatir la violencia de género en la provincia.
Corresponsal
Foto: La familia de Zulma exigiendo justicia.