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31 de octubre de 2018

Con recortes en los salarios y todos los servicios esenciales

Un presupuesto a la medida del FMI

Tras la escandalosa sesión en la Cámara de Diputados, con el Congreso vallado y la represión orquestada para expulsar de la Plaza y de las calles a las decenas de miles de pacíficos manifestantes, el macrismo logró la media sanción del proyecto de Presupuesto 2019, hecho a la medida del pacto de sumisión con los usureros imperialistas de Fondo Monetario Internacional (FMI).

Pero esto no le resultó gratuito al macrismo pues tuvo que retroceder, aunque sólo lo hiciera parcialmente, en sus pretensiones de descargar los mayores ajustes sobre los trabajadores y el pueblo, y las provincias. Pues para lograr su aprobación por una mayoría ajustada de Diputados tuvo que negociar con los gobernadores opositores (“alquilables” se les dice) y en su propio bloque de Cambiemos, una serie de cambios en su proyecto inicial.

Por ejemplo, hace ya dos semanas, el oficialismo había tenido que retroceder en su medida de eliminar el plus que cobran jubilados, pensionados y beneficiarios de asignaciones familiares por zona desfavorable en la Patagonia y localidades del interior, como Carmen de Patagones y otras, en particular de Jujuy y Salta. El plus es de 20 o 40% en jubilaciones y pensiones, y de 10 o 20% en asignaciones, según las zonas.

Además tuvo que ceder, ya en la discusión en Comisión, en su pretensión de restringir las condiciones de acceso a la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), equivalente al 80% de una jubilación mínima, prohibiendo que los beneficiarios puedan trabajar al mismo tiempo. El oficialismo dejó sin efecto la medida, y los beneficiarios de la PUAM podrán tener ingresos extra a través del monotributo social, de manera tal de seguir haciendo aportes a la seguridad social hasta completar la cantidad de años exigidos para acceder a una jubilación ordinaria.
También tuvo que anular los artículos por los que extendía el impuesto a las Ganancias a todos los pluses salariales como gastos de representación, viáticos, movilidad, bonificación especial, protocolo, riesgo profesional, coeficiente técnico, dedicación especial o funcional, responsabilidad jerárquica o funcional y desarraigo.

En otros rubros fue más engañoso. Por ejemplo, tras el hachazo de 43.000 millones de pesos por el traspaso a juris- dicciones locales de subsidios al transporte urbano de pasajeros, alquiló algunos votos incorporando en el Presupuesto un “fondo compensador” a municipios por apenas 6.500 millones de pesos. Otro tanto hizo con el agregado de algunos refuerzos presupuestarios: para el Conicet (500 millones de pesos), INTA (500 millones), Secretaría de Cultura (500 millones), Sedronar (100 millones), y Plan de Lucha contra la Violencia de Género (30 millones adicionales). Esto fue la mayor estafa, ya que en la versión final todos los rubros quedaron reducidos en términos reales, es decir descontando la inflación proyectada. Tales recortes resultan de 6% en servicios sociales; 23% en educación y cultura; 48% en vivienda y urbanismo; 20% en promoción y asistencia social; 8% en salud; 17% en ciencia y técnica, 20% en agua potable y alcantarillado (ver Números del ajuste, en páginas centrales).
Pese a imponer semejantes recortes en el nuevo Presupuesto como eso no alcanzaba para cubrir los reclamos del FMI, al impuesto indiscriminado a todas las exportaciones le agregó el aumento de manera escalonada al impuesto a los Bienes Personales. Esto enojó en particular de sus socios con bienes declarados en el exterior, aunque en lo interno concedió a los de la Sociedad Rural exceptuando los inmuebles rurales del impuesto (ya que no aceptaron siquiera pagarlo a cuenta del Impuesto a las Ganancias, como proponían algunos radicales).

Así el gobierno macrista logró llegar al “déficit cero” en 2019 comprometido con el FMI. Pero como éste sólo se refiere al llamado déficit primario, quedaba pendiente el pago de intereses de deuda, que se incrementan casi un 50% llevándose un 12% del total de ingresos tributarios. A esto hay que sumar los vencimientos de deuda, por lo que el gobierno consiguió la autorización para endeudarnos en otros 38.900 millones de dólares en 2019: 2.500 millones en nueva deuda, 20.100 millones por refinanciación, 11.700 millones del acuerdo con el FMI y otros 4.600 millones de organismos internacionales. Con lo que la Deuda Pública representará a fin de 2019 el 87% del PBI, con un stock de 315.698 millones de dólares más sus intereses. Pero la llamada deuda pública nacional no incluye las deudas de las provincias y tampoco la deuda del Banco Central (Lebac, Leliq y otros pasivos), que crece exponencialmente por sus requerimientos de intereses; aunque no se registran en el Presupuesto Nacional, también se descargan sobre el pueblo y la Nación con el robo inflacionario a los ingresos y el encarecimiento del crédito que aplastan el consumo y la producción.

De esta manera el macrismo, con sus artimañas para conseguir el mínimo de votos necesarios y la represión orquestada, ha logrado en Diputados la media sanción del Presupuesto con los fuertes recortes pactados con el FMI y los usureros imperialistas. Eso significa que mantiene y busca profundizar su política de hambre, entrega y represión. Por lo que para torcerle el brazo a esa política es necesario mantener y profundizar la lucha y la unidad en la lucha para impedir que el Senado apruebe este Presupuesto, coordinando con todos los sectores populares, patrióticos y democráticos y acumulando fuerzas sociales y políticas en el camino de imponer otra política con otro gobierno.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1741 31/10/2018