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23 de julio de 2025

Urge derrotar esta nefasta política de ajuste y saqueo nacional

Un programa económico entreguista e inviable

El déficit de las cuentas externas se agrava, y con él, crece la incertidumbre en sectores cada vez más amplios del propio “establishment” acerca de la viabilidad del programa económico de Milei y Caputo. Como venimos sosteniendo desde hace tiempo, este programa entreguista resulta insostenible y tiene “pies de barro”. En esta nota nos enfocamos en las cuentas externas, sector crítico para la dinámica macroeconómica de un país dependiente como la Argentina.

 

Recapitulando: De la megadevaluación inicial al “dólar barato”

Milei ha implementado un brutal programa de ajuste que incluyó, entre sus primeras medidas, la megadevaluación del peso. Esta provocó un fogonazo inflacionario que tuvo como objetivo facilitar un rápido recorte del gasto público y salarios en términos reales; fue el medio para encender la “licuadora”. Y, al mismo tiempo, contribuir a una rápida redistribución del ingreso a favor de los sectores más concentrados de la economía.

A partir de ahí, el dólar subió muy por detrás de los restantes precios de la economía, abaratándose progresivamente con relación a ellos. No sólo el dólar oficial, sino también los paralelos, a costa de una fuerte intervención en estos mercados, a contramano de la prédica liberal oficial. Por un lado, Milei apeló al tipo de cambio para reprimir la inflación -contrariando también su vocabulario monetarista-, junto con la creciente liberalización del comercio exterior y la caída del consumo popular, que contribuyen a “disciplinar” los precios internos. Por el otro, el abaratamiento relativo del dólar resultó fundamental para poner en marcha la bicicleta financiera, maniobra que le ha permitido a fondos especulativos y grandes grupos económicos realizar enormes ganancias en el corto plazo, sin ninguna inversión productiva de por medio.

 

La bicicleta financiera

También conocida como “carry trade”, esta maniobra consiste en tomar deuda o desarmar posiciones en moneda extranjera para invertir en instrumentos en pesos, aprovechando que las tasas de interés locales traducidas a dólares resultan muy superiores a las vigentes a nivel internacional; y posteriormente volver a comprar (muchos más) dólares para realizar las ganancias y “fugarlas” del sistema financiero local, generalmente al exterior. Recientemente, el gobierno eliminó el plazo mínimo de permanencia para los capitales del exterior, favoreciendo aún más la actividad especulativa de los mismos.

Esta política económica que promueve la bicicleta financiera, liberaliza las  importaciones y los flujos de capital, en un contexto de gran apreciación cambiaria, además de atentar contra la industria nacional, agrava vertiginosamente el déficit de las cuentas externas. Este deterioro va poniendo cada vez más en evidencia que el programa económico de Milei y Caputo es insostenible y está atado con alambre.

No por nada, un lapidario informe del banco JP Morgan recomendó recientemente a sus inversores salir de la deuda en pesos; en otras palabras, bajarse de la bicicleta financiera.

 

Se agrava la fragilidad de las cuentas externas

En primer lugar, la situación financiera del Banco Central de la República Argentina (BCRA) continúa siendo extremadamente frágil. Las reservas netas (propias) de la entidad -una vez descontados el swap con China, el préstamo reciente del FMI y otros pasivos- son negativas en 6.400 millones (M) de dólares; es decir, el BCRA está utilizando dólares prestados a gran escala.

Entretanto, se aceleran las importaciones, recortando vertiginosamente el superávit comercial de bienes. Correlativamente, se incrementa el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos (que además incluye el creciente saldo negativo de los servicios, como el turismo; los intereses en moneda extranjera; y otras transferencias al exterior). Para este año, el gobierno admitió que dicho déficit alcanzaría al 2% del PIB (unos 15.000 millones de dólares), cinco veces superior al pautado con el FMI. A partir de 2026, se agrega la remisión de utilidades al exterior por parte de las empresas, habilitada para los ejercicios financieros que comienzan en 2025.

Asimismo, con la eliminación del “cepo” para las personas físicas, en abril y mayo (último dato), la compra neta de dólares y otras inversiones en el exterior ascendieron a la friolera de 5.247 millones de dólares. Y amenazan con seguir creciendo, como suele ser habitual, en los próximos meses preelectorales. “Comprá, no te la pierdas campeón” intentó cancherear Caputo. Le vienen haciendo caso.

En 2026 y 2027, los vencimientos totales de deuda en moneda extranjera (capital e intereses), solo de la Administración Central, rondan los 20.000 M de dólares por año. El propio FMI alertó sobre la capacidad de pago de la Argentina.

Pasó el período estacional de mayor liquidación de divisas del agro, con un gran adelanto por parte de las cerealeras dada la rebaja transitoria de retenciones hasta junio, y el BCRA no acumuló un solo dólar propio. Esto ha generado gran inquietud en el “mercado”, porque de ahí deben salir los dólares para pagar la deuda. Vino la misión del FMI, y ante el rotundo incumplimiento de la meta de reservas netas, dijo “siga, siga”. El objetivo es tratar de llegar sin turbulencias económicas a las elecciones de octubre, con el dólar planchado y la inflación contenida, para después avanzar en la reforma laboral, previsional e impositiva. Recién en los últimos días, el Tesoro Nacional empezó a comprar dólares, que aportan a las reservas.

Por consiguiente, sumando el creciente déficit de la cuenta corriente (que incluye intereses), los vecimientos de capital en moneda extranjera y la compra neta de dólares, con las reservas netas en niveles negativos, surge la obvia pregunta de como va a hacer el gobierno (y el BCRA) para cubrir tamaños agujeros. Este año aún podrían ser financiables, si “quema” el préstamo del FMI (entraron 12.000 M de dólares y quedarían 3.000 M en 2025). Pero la gran incógnita gira en torno al financiamiento de los próximos años, con este tipo de cambio que resulta cada vez más difícil de sostener.

La apuesta de Milei y Caputo parece limitarse a poder retornar a los mercados de deuda, y seguir pasando la gorra por organismos internacionales y bancos, como si fuera infinita la capacidad de tomar deuda y viable en el tiempo. Además, procuran vender “activos” y privatizar empresas estatales. El endeudamiento externo ha sido históricamente la contrapartida de la fuga de capitales, la vía para solventarla, cuando los dólares del comercio exterior ya no alcanzan. Pero no baja el riesgo país, condición esencial para volver a colocar deuda en moneda extranjera. Morgan Stanley asestó recientemente un golpe demoledor al respecto, al mantener a la Argentina en la categoría de mercado “standalone”, la peor de todas.

Mientras tanto el gobierno continúa con el festival de deuda en pesos, pagando tasas de interés cada vez más gravosas para evitar que esos fondos huyan al dólar.

Las inversiones extranjeras directas con las que fantasea Milei -que a lo sumo podrían brindar una holgura transitoria, porque siempre terminan llevándose más dólares de los que ingresan- siguen muy alejadas de la realidad. A su vez, este dólar “barato” fomenta la salida de capitales, no precisamente el ingreso. Hasta el momento, la única “lluvia de inversiones” ha sido la de los capitales especulativos, de la mano del “blanqueo” y la bicicleta financiera.

La dinámica de las cuentas externas, y como resultado, de las reservas del BCRA, es crucial para un país dependiente como el nuestro, porque estas constituyen el respaldo fundamental del peso. Históricamente, las crisis económicas en la Argentina se han manifestado, en general, en ese terreno -las “crisis de balanza de pagos”-, cuyo punto culminante se da cuando los capitales imperialistas y sus socios locales inician una corrida masiva contra la moneda nacional con el objetivo de realizar sus jugosas ganancias en dólares y fugarlas al exterior. Proceso que termina en devaluaciones abruptas (porque se agotan las reservas para afrontar la corrida), con todas las implicancias negativas que esto tiene en materia inflacionaria, y por ende, sobre los ingresos populares y la pobreza.

En la Argentina han ingresado y seguirán ingresando muchos dólares a través del comercio exterior, pero siempre terminan resultando insuficientes para financiar los pesados tributos que paga el país por la dependencia, que la política de Milei agrava al extremo. Urge seguir enfrentando y derrotar esta nefasta política de ajuste y saqueo nacional, para que la fiesta de unos pocos no la siga pagando el pueblo argentino.

 

Escribe Ramiro Suárez

hoy N° 2069 23/07/2025