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02 de octubre de 2010

Un salario mínimo de pobreza

No alcanza ni para comer

Con la intervención del gobierno kirchnerista, Moyano y los jerarcas de la CGT acordaron con los empresarios, en el Consejo del Salario Mínimo, un aumento escalonado que llegará a 900 pesos en agosto; 960 en octubre, y 980 recién en diciembre (entonces la suba equivaldrá al 22,5 por ciento).
El salario mínimo sigue así sin ser vital, muy lejos de los 2.300 pesos que reclamaba la CTA –que no firmó el acuerdo–, y más lejos aun de la canasta para la familia tipo para la que hoy se necesitan $ 2.800. Ni siquiera alcanza para llegar a la línea de pobreza, como mintió el ministro Tomada, ya que dicha línea, incluso con las estadísticas retoKadas del Indec, en junio se ubicó en $ 923 para una familia tipo. Y como va la inflación, para diciembre no hay ninguna garantía que no esté sobre los $ 980.
Con lo que queda claro que todas las palabras sobre “redistribución del ingreso” son doble discurso: en realidad es una redistribución a favor de los patrones terratenientes y capitalistas, cu-yas rentas y ganancias aumentan con el dólar alto y la inflación a un ritmo más rápido que el de los atrasados salarios.
Más honesto fue el asesor en temas laborales de la Unión Industrial Argentina (UIA) Daniel Funes de Rioja, que también participó de la reunión, al considerar que ese monto puede llegar a estar vigente más de un año, agregando que “nuestra actitud fue ser prudentes, pensando en que la mejora debía ser escalonada. Y por eso presentamos una oferta que fue en línea con lo que son las negociaciones colectivas, para no presionar los salarios de convenio”.