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25 de febrero de 2015

Un terrateniente argentino con millones de hectáreas en Paraguay

Breves de la historia argentina

 En el mes de septiembre de 1932 se inicia la Guerra del Chaco, que desangró durante tres años a nuestros pueblos hermanos de Bolivia y Paraguay. Una guerra de desgaste, provocada por la disputa interimperialista en Sudamérica, particularmente por los intereses petroleros y a resultas de la cual, objetivamente, los intereses yanquis en Sudamérica fueron frenados o dificultados durante un tiempo, fortaleciéndose la penetración de Inglaterra en la región. Esta es una diferencia fundamental con el proceso en América Central en el mismo período, y se constituye en un valioso antecedente de los movimientos de corte nacionalista que afloraron en la década siguiente, que trataron de oponerse a ambos imperialismos, con las limitaciones propias de las burguesías nacionales que dirigieron esos procesos.
Para entender esta guerra tan importante en la región en sus múltiples aspectos, es necesario mirar muchos antecedentes y fuerzas en disputa. Hoy vamos a dar elementos sobre las propiedades de Carlos Casado. Casado era un terrateniente argentino de la corriente proinglesa, muy ligado al gobierno del general Justo. Era propietario de un inmenso latifundio de cientos de leguas cuadradas en el Chaco Paraguayo, con 50.000 cabezas de ganado, con extracción de 4 millones de toneladas de extracto de quebracho por año, 100 km de líneas telefónicas dentro del latifundio, telégrafo propio y un ferrocarril de trocha angosta de 167 km, desde la localidad de Punta Rieles en plena selva hasta Puerto Casado sobre el río Paraguay.
El origen de este latifundio se remonta a la derrota del pueblo y del gobierno paraguayo en la guerra de la Triple Alianza, a resultas de la cual y, como parte de acuerdos secretos, se le impuso al Paraguay la vigencia del Código Civil argentino, utilizándose los mismos mecanismos que acá para el robo de la tierra pública, cambiándose totalmente el régimen de tierras vigente en Paraguay durante los gobiernos del Dr. Francia y de los López.
Desde este latifundio, los terratenientes se fueron extendiendo hacia Formosa y el Chaco argentino, generándose una zona de vacas y tanino que fue vital en la confluencia de estos terratenientes con los intereses de Inglaterra.
Los gobiernos paraguayos de principio de siglo facilitaron la instalación de otras empresas argentinas de idéntico interés en la zona de Puerto Pinasco, más al norte y, en 1924 llegaron los menonitas mediante un acuerdo con el presidente Eligio Ayala, fundando lo que es hoy la localidad Mariscal Estigarribia. Al mismo tiempo en la misma zona, pero del lado boliviano, se instalaban empresas del Brasil, de Alemania, y la Standard Oil.
Con estos elementos comenzamos una aproximación a esta guerra entre pueblos hermanos, que costó 100.000 muertos, y que tantas enseñanzas deja para entender la posterior evolución de nuestros países oprimidos y dependientes.