El miércoles 26 de octubre, en Comodoro Py, se leyó la sentencia contra Astiz, Pernías, “Tigre” Acosta, Azic, Cavallo, Capdevila, Coronel, Donda, Fotea, García Velasco, García Tallada, Generoso, Gonzáles, Radice, Rolón, Scheller, Weber; algunos de los represores que se transformaron en símbolo del genocidio durante la última dictadura.
El miércoles 26 de octubre, en Comodoro Py, se leyó la sentencia contra Astiz, Pernías, “Tigre” Acosta, Azic, Cavallo, Capdevila, Coronel, Donda, Fotea, García Velasco, García Tallada, Generoso, Gonzáles, Radice, Rolón, Scheller, Weber; algunos de los represores que se transformaron en símbolo del genocidio durante la última dictadura.
A pesar de que las organizaciones de derechos humanos pudieron reconstruir la identidad de más de 900 compañeros que estuvieron secuestrados en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), la inmensa mayoría hoy continúan desaparecidos. De 200 represores que fueron denunciados, unos 60 están imputados. Este juicio fue sólo contra 18 represores por los secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos contra 85 compañeros.
“Un día de alegrías y de broncas”
Enrique “Cachito” Fukman es testigo y querellante en la causa contra la ESMA. Allí, estuvo secuestrado 15 meses; tres meses y medio encapuchado y el resto, en lo que se llamó “trabajo esclavo”.
Fukman en primera persona nos cuenta que el miércoles 26 para él fue un día con sentimientos contradictorios: “Hubo alegrías, hubo broncas, hubo nostalgias por distintos recuerdos. Alegría porque seguimos. El 18 de noviembre van a ser 33 años que me secuestraron, y después de 33 años, haber logrado, que por lo menos algunos de los que participaron en secuestros y torturas, saber que van a pasar el resto de sus vidas en cárcel, a mí por lo menos me causa una gran alegría. Por otro lado, siento bronca por las absoluciones a García Velazco y Rolón.”
—¿Cómo viviste el momento de la sentencia?
—Estuve del otro lado del blindex como querellante, junto a otros sobrevivientes que decidimos entrar y estar ahí frente a los que fueron nuestros propios verdugos, viendo cómo tenían que agachar la cabeza frente a los fotógrafos, viendo cómo más allá de que se querían mostrar impasibles en el momento que les decían “perpetua”, se les transfiguraban sus rostros. Fue un momento muy fuerte, fue el momento que por un lado teníamos la alegría y los recuerdos; más se juntaron, cuando por ejemplo nombran a Scheller por el “Ruso” Blanstein, y realmente para algunos de nosotros fue algo tremendo, porque el Ruso falleció hace tres años sin haber podido ver a ningún genocida, a ninguno de los que lo secuestraron y torturaron, condenado. Se nos venía a la memoria Adriana Calvo, que fue una de las compañeras que más bregó por esta causa… Me acuerdo el día que empezó el juicio y Adriana estaba adentro, estaba exultante, y le hago una broma y ella dice: “Cachito: lo que peleamos para que esta causa se haga, los años que estuvimos peleando, me la sé de memoria”. Y a pesar de que ella no estuvo en la ESMA, era una pelea propia. Esas son parte de las broncas y las tristezas. Broncas porque tanto cuestan las cosas, tan largo se hacen, que estos compañeros que se hubiesen merecido estar no pudieron estar justamente anteayer.
–¿Cómo analizás este juicio?
–Este no fue un juicio por toda la causa ESMA, es una pequeña parte. Entonces, se juzgó a los genocidas por algunos casos puntuales. Para que se entienda, se juzgó por 86 compañeros secuestrados en la ESMA, torturados; unos sobrevivimos, otros están desaparecidos y asesinados. Hoy en día hemos logrado reconstruir la identidad de más de 900 compañeros que pasaron por la ESMA, la mayoría de los cuales está desaparecido, quiere decir que hay más de 800 compañeros que por lo cual todavía no fueron juzgados.
Una de las causas es el asesinato a Rodolfo Walsh. El Tribunal condenó a perpetua a todos los que participaron del asesinato de Walsh, pero absolvió a García Velazco, cuando fue el jefe del operativo. ¡Al jefe del operativo lo dejaron en libertad! ¿Por qué hacen eso? García Velazco tiene un hermano mellizo, presentan como que era una situación confusa, y la verdad es que los mellizos García Velazco, ambos torturaban. Hay sobrevivientes que los han denunciado a los dos.
El caso del Carlos “Sueco” Lordkipanidse –para ejemplificarte-, cuando lo secuestran estos hijos de puta ¡le pusieron el bebé de 20 días en su pecho en la tortura! Una de las broncas que también teníamos era porque el condenado al que se le dio 18 años fue a Azic, que fue el que le puso al Sueco el bebé en el pecho. Y es tremendo porque ni él ni ninguno de los que estaba con él ahí fueron todavía juzgados por las torturas por un bebé de 20 días. Por eso decimos que hay alegrías y hay broncas.
Lo que viví, lo que vivieron los compañeros, no puede haber reparación de ese horror. Por eso nosotros decimos que lo único que puede llegar a existir es por un lado justicia, una justicia que genere conciencia.
—¿Cómo evaluán desde EMVJ que se haya llegado a estos juicios?
—Primero que nada, que se haya podido llevar adelante los juicios contra los genocidas creemos que es un triunfo del pueblo. No es algo que nos haya regalado absolutamente nadie, porque hay dando vuelta la idea de que es gestión de este gobierno.
Es cierto que este gobierno dio los votos para anular las leyes de Obediencia debida y Punto Final. Eso nadie lo puede negar. Pero lo que nosotros decimos es que se llegó a este momento porque hubo un sector de nuestro pueblo: organizaciones de derechos humanos, partidos políticos de izquierda, algunos sindicatos, centros de estudiantes universitarios, etc., que durante los 16 años que estuvieron las leyes de impunidad (obediencia debida, punto final, y los indultos), cuando muchos decían que había que dejar de mirar para atrás, que había que mirar para adelante porque entrábamos al primer mundo, que estábamos en el paraíso, nosotros decíamos que no íbamos a entrar a ningún primer mundo y que no era posible construir un presente ni un futuro si justamente no se analizaba, se juzgaba y se condenaba a aquellos que cometieron los peores crímenes contra el pueblo argentino.
Finalmente los paradigmas neoliberales se cayeron o por lo menos empezaron a caerse, porque justamente nuestro pueblo vio que no entraba a ningún primer mundo, al contrario, se caía al tercero; y en ese momento empezó a mirar, a buscar otros paradigmas, y ahí se encontró con aquellos que veníamos machacando que para luchar contra la impunidad del presente había que terminar con la impunidad del pasado. Y de a poco, nuestro pueblo se fue sumando a este reclamo.
Cristina y Néstor Kirchner, nunca acompañaron esta lucha. Cristina Kirchner nunca apoyó un proyecto de todos los que presentamos durante estos años de gobierno constitucionales, para que se anularan las leyes. Nunca nos acompañó como senadora ni como diputada.
Finalmente el kirchnerismo vio ese consenso social que había en el pueblo y dijeron “es por acá, hay que ir por acá”. Estos son juicios que nadie nos regaló, son una conquista del pueblo con todo lo que eso significa: que hayan empezado a ser castigados por los crímenes de la ESMA, es un triunfo de todos.
Un hecho que me comentaban los compañeros que estaban afuera, el miércoles durante la sentencia, que inclusive los que uno puede decir que apoyan al gobierno, la mayoría, no le gustó cuando se quiso sectorizar el acto y la concurrencia por parte de algunos sectores oficiales. Nos parece que eso es muy importante porque hay muchos que más allá de las coyunturas electorales, también entienden que esta lucha es de todos los argentinos.
—¿Qué lectura hacés de la participación de jóvenes en la lucha de los derechos humanos?
—En la reunión de Ex Detenidos y desaparecidos, una compañera joven de 25 o 26 años que hace poco se incorporó nos decía: “compañeros, yo no viví lo que ustedes vivieron, yo no había nacido, pero para mí Astiz, Acosta, todos ellos eran los que aparecían en las revista Caras, Gente, en las revistas de moda, con las modelos, con todo ese tipo de frivolidad; y que esa gente hoy en día termine en la cárcel –decía esta compañera- es para mi generación algo muy fuerte”. Ver esos giros en la vida de esos personajes y de la sociedad argentina, es muy fuerte y tiene una implicancia que la vamos a ver a futuro.
El acompañamiento de los jóvenes de todo tipo de color, el miércoles cuando las sentencias, fue impresionante. Hay una tendencia a decir “los jóvenes están con los K”. Pero hubo jóvenes de montón de organizaciones que no eran K. A pesar de que hubo que convocar durante el fin de semana pasado y a las apuradas, porque el viernes nos confirmaron que la sentencia iba a ser el miércoles, hubo una muy buena convocatoria.
—¿Cuáles son las peleas para seguir dando?
—Por un lado que efectivamente se juzgue a todos los genocidas por todos los compañeros. Esto fue una pequeña parte de los juicios a la ESMA, así se vienen juicios en todo el país. Si no agrupan, hasta el momento hay siete juicios. La pelea es porque agrupen los juicios, por varios motivos: no queremos que esto se convierta en una revictimización de los sobrevivientes; en segundo lugar que puede darse lugar a que se den absoluciones con estas parcialidades, y que no permiten que se tenga una idea cabal del genocidio que hubo en nuestro país.
Y acá está la segunda tarea que es continuar bregando para que la Justicia argentina termine asumiendo aquello que el pueblo viene diciendo desde siempre: que esto fue un genocidio.