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21 de enero de 2017

Nunca como frente al desastre ocurrido en Santa Fe y otras provincias queda más claro que la acción de las clases dominantes, de los terratenientes y los imperialismos están en la raíz de lo sucedido.

¿Una “catástrofe hídrica” o el resultado previsible del modelo económico?

Las inundaciones en Santa Fe:

Miles de años lleva la humanidad en su lucha por controlar la naturaleza. En el ejercicio de esa actividad para resolver sus necesidades, evolucionó el hombre.

Indigna ver ahora a los gobernantes quejarse de la naturaleza como causante de los problemas del hombre.

 

Los responsables

Miles de años lleva la humanidad en su lucha por controlar la naturaleza. En el ejercicio de esa actividad para resolver sus necesidades, evolucionó el hombre.

Indigna ver ahora a los gobernantes quejarse de la naturaleza como causante de los problemas del hombre.

 

Los responsables

Nunca como frente al desastre ocurrido en Santa Fe y otras provincias queda más claro que la acción de las clases dominantes, de los terratenientes y los imperialismos están en la raíz de lo sucedido.

Porque lejos de intervenir en la naturaleza para resolver los problemas del pueblo y de la Nación argentinos, lo hacen para multiplicar las ganancias del capital financiero en su mayor parte imperialista y los grandes propietarios de las tierras. Y  esto lo pueden hacer porque el Estado argentino y los sucesivos gobiernos han garantizado ese modelo productivo concentrador, monoproductor  y exportador, como el único posible para el desarrollo argentino.

Esta vez, no han podido ocultar la verdad. Las aguas removieron el fondo de la Provincia. Una gran importancia han tenido las investigaciones de jóvenes del INTA   (ver página FAA), que han demostrado con precisión científica y basados en años de estadísticas, que el monocultivo de la soja  genéticamente modificada,  durante décadas, ha causado una transformación  de los suelos que absorben y retienen cada vez menor cantidad de agua, provocando una elevación dramática de las napas de agua subterráneas y  acelerando la velocidad de escurrimiento de las grandes precipitaciones.

Los primeros cálculos dan 4.000.000 de hectáreas afectadas, 1.400.000 de ellas en forma total. Por la fecha, los campos inundados, no van a poder sembrarse nuevamente. Se habla de 1.500 millones de dólares de pérdidas totales.

Esto era totalmente previsible, luego de las  inundaciones del año pasado, que causaron dos mil millones de dólares de pérdidas.

Ahora se  agrega,  que los caudales de agua extraordinarios provocaron desastres a su paso, como en Chabás, Sanford, Firmat, etc ., y en su desembocadura en Villa Constitución, Empalme, Pueblo Esther, V. G. Gálvez, etc. Particularmente en la localidad de Arroyo Seco donde más de 1000 familias  perdieron absolutamente todo.

Por supuesto que al ser primeramente inundados los sectores más bajos de esos pueblos, se ven perjudicados en primer lugar los pobres del campo, campesinos pobres y rurales echados  del interior. Expulsados de las tierras, inundados en la ciudad.

Mas el corte y destrucción de la mayoría de las rutas nacionales y provinciales

 

“El campo “, a secas, no existe

Se considera que va a bajar en un 15% la producción de granos de esta campaña, porcentaje que coincide más o menos con el alza esperada para esta cosecha. Los mejores campos, los más altos son los de los terratenientes y pooles de siembra, que además distribuyen el riesgo porque tienen campos en diferentes zonas (estas inundaciones fueron fuertemente localizadas) y se benefician del alza del precio de la soja.

 Los verdaderamente perjudicados son los pequeños y medianos productores y contratistas, que perdieron absolutamente todo y deben abandonar la producción.

Perdieron los gastos de siembra, de semilla, los pequeños contratistas habían pagado los arriendos por adelantado. Y en esa situación tienen que conseguir recursos para la próxima campaña, si siguen en pie.

Por lo que el resultado final va a ser una nueva vuelta de tuerca en la brutal concentración de la propiedad y la producción agraria. Y los terratenientes al final resultarán nuevamente en ganadores.

 

Los tamberos chicos

Un capítulo especial merecen los tamberos chicos. Muchos de ellos no sobrevivieron  a las inundaciones de 2016 y a los precios ínfimos pagados por los monopolios industrializadores. Los que quedaron llegan hoy a un estado absolutamente terminal.

De nuevo, no son “los tambos”,  a secas, porque “la producción”  que hoy pierde más de 1.000.000 de litros de leche por día, se va a restablecer, pero con 1200 tambos menos, que dan trabajo a miles de medieros, tanteros y obreros rurales.

Fortaleciendo a los grandes tambos de miles de vacas, muchos de ellos directamente asociados a las seis empresas lácteas que monopolizan la producción.

 

El “ruralismo” y el gobierno de Macri

Llegado el Ministro de agricultura Buryaille a la ciudad de Santa Fe,  para reunirse con las organizaciones “del campo”, la Sociedad Rural con la soberbia de quien se ubica como dueño de un gobierno “sin doble discurso” como los anteriores, planteó con claridad que la ayuda tiene que venir  para los que pueden sobrevivir, para los que pueden tener “escala” y no para los pequeños y medianos productores a los cuales tendría que asistir en su agonía,  el Ministerio de Bienestar Social.

En coincidencia con esas posiciones, Buryaille las repitió en Rafaela, planteando que solo se pueden salvar aquellos tambos que tengan la “escala necesaria”  y agregó:  “y  siempre que suban los precios internacionales”. Mientras el precio de la leche en los supermercados sigue creciendo por encima de la inflación. Como dicen los compañeros: hay barrios en los que es más fácil comprar paco que leche para los pibes.

 

La emergencia agropecuaria

Hasta hora, lo que promete el gobierno de Macri es declarar “la emergencia agropecuaria”. Mucho nombre, pocas nueces.

Si se considera que las pérdidas solo en la provincia de Santa Fe son de unos 25.000 millones de pesos, todo el Fondo de Emergencia nacional consiste en  500 millones de pesos, pero ni siquiera está este monto.

La ayuda vuelve a volcarse a los que más espaldas tienen,  porque consiste en diferimiento de impuestos y facilidades para obtener créditos.

Pero un productor chico que perdió todo, tiene que sacar el “certificado de emergencia”, un certificado de pobreza , ante  cuya sola presencia, los bancos cierran sus puertas. O los tamberos, obligados a vender en la ruina todas sus vacas,  que se van a “beneficiar” porque no van a pagar el impuesto a las ventas.

 

El gobierno provincial

El Gobierno provincial del socialismo, es también responsable, porque convive y defiende el modelo agroexportador y sabía de los riesgos que van creciendo.

Frente a la catástrofe tiene un discurso distinto al nacional, planteando la defensa del entramado social con el mantenimiento de los pequeños y medianos productores que fueron decisivos en la conformación de la provincia. Incluso, el Ministro de la Producción hace diagnósticos interesantes sobre el modelo.

Pero lo que valen  son los hechos, y la claudicación frente a ese modelo trajo crueles consecuencias que pueden repetirse y agravarse.

 

Las obras hídricas

A la discusión sobre si se han hecho o no las obras publicas, en muchos casos teñida por la creciente disputa electoral por la Provincia, también se la llevó la inundación.

No se trata de “las obras hídricas”, sino de “qué obras hídricas”, porque se han hecho algunas públicas y muchas clandestinas, pero en su mayoría para salvar a los terratenientes y pooles de siembra,  sacándoles el agua lo más rápidamente posible, aunque con eso se creen  problemas gravísimos en los campos  bajos, no casualmente en su mayoría de los pequeños y medianos productores,  y en los pueblos y ciudades.

Hay que hacer, y ya,  las obras hídricas que beneficien al conjunto del pueblo de la Provincia y para eso tienen que ser discutidas con todos los sectores populares y particularmente los afectados.

 

Crece la protesta

Tanto en el interior, como en los pueblos afectados de la costa, crece la indignación y la protesta y esto se va a mantener porque los daños han sido muy profundos.

EN LO INMEDIATO, hay que levantar un programa de medidas que vayan en camino contrario de lo que se ha hecho hasta ahora.

 

Ayuda inmediata a los pequeños y medianos productores

Como lo planteó Omar Príncipe, Presidente de la Federación Agraria en la reunión con Buryaille, se necesitan aportes en efectivo no reembolsables para poner de nuevo en marcha la producción e impedir el éxodo. Junto con la condonación de deudas y prórroga de los impuestos.

Favorecer la diversificación productiva y las “chacras mixtas”.

Los tamberos reclaman no menos de 2400 millones de pesos en lo inmediato para evitar la desaparición de 1200 tambos de 200 vacas en promedio.

 

Reparación total de los daños de los pobladores afectados en pueblos y ciudades

Plan de obras hídricas discutido por el pueblo y al servicio de los pequeños y medianos productores

Efectuando los cambios en la producción que permitan la absorción, la retención y el escurrimiento de las aguas, teniendo en cuenta los cambios climáticos que se han producido.

Para lograr esto es imprescindible la unidad del pueblo del campo, del interior y de las grandes ciudades, porque hay que enfrentar a sectores de clase prepotentes y ensoberbecidos.

Es nefasto levantar falsas contradicciones entre” campo” y “ciudad”,  entre los “productores” y los pueblos, o como han llegado a plantear algunos grupos, considerar como enemigos a “los productores  agrarios”, evitando el ataque a los terratenientes al ponerlos  como iguales a un originario que cultiva algodón o a los que sobreviven en la producción en nuestra pampa. Como hizo el kirchnerismo en el año 2008 frente a la gran rebelión agraria.

 

Plata hay para enfrentar la catástrofe

El gobierno nacional se ha endeudado en miles de millones de dólares, tiene reservas muy importantes, pero las destina para las ganancias de sus grupos, de los bancos y los terratenientes. Hay que arrancárselos.

A la Provincia, el gobierno nacional le debe miles de millones de pesos, por la resolución de la Corte Suprema, que obliga a devolver la coparticipación que se le quitó desde el año 1992. Hay que unir a todo el pueblo para exigirlos y para que no se destinen a obras ferroviales como el Plan Circunvalar que solo benefician a los puertos exportadores,  disminuyendo los fletes.

Y sobre todo tienen que pagar los que se la llevan con pala. El total del impuesto inmobiliario es apenas el 6% del Presupuesto Provincial. Pero los grandes terratenientes aportan menos del 2%, el resto es el inmobiliario urbano y de los productores chicos.

Hay que desgravar a los de abajo y particularmente a los que se han visto perjudicados y gravar a los grandes terratenientes y sociedades anónimas que producen el 80% de la soja en la provincia.

No puede ser que el único sector que no paga impuestos provinciales sea el polo aceitero y exportador,  uno de los más importantes del mundo. Hay que obligar a que paguen Ingresos Brutos como cualquier kiosquero de barrio, como lo exige el proyecto de ley presentado por los diputados del Frade y Meier del Frente Social y Popular.

No luchamos contra la naturaleza, ni contra el poroto de soja, luchamos contra los terratenientes y los monopolios en su mayoría extranjeros, que son los principales responsables del atraso y la dependencia de nuestro pueblo y nuestra Nación, los que impulsaron la sojización del país. 

No es una lucha del campo, es una lucha de todo el pueblo santafesino,  que deberemos dar en las calles y en las próximas elecciones.

Es parte de la lucha del pueblo argentino por arrancar el poder  a nuestros enemigos.