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02 de octubre de 2010

Una crisis que recién comienza

Hoy 1206 / Aun no se ve el fondo y se augura larga

La actual crisis capitalista mundial se origina, en su aspecto financiero, en la política de “dinero barato” en que se basó la recuperación y el auge posterior a la crisis que se arrastró desde 1997 a 2002. Recordemos que esa crisis se inició en el Sudeste Asiático a mediados de 1997, golpeó luego en Rusia y Brasil (y en nuestro país) en agosto de 1998, tuvo temblando a los mercados varios años hasta la debacle de las punto com en Estados Unidos en 2001.
En esas circunstancias, el banco central de Estados Unidos, la FED, rebajó la tasa de
interés de referencia hasta el 1% y el gobierno de Bush rebajó impuestos a los sectores de mayor consumo y aumentó el gasto fiscal, particularmente para la guerra. La tasa de interés del 1% mantenida por más de tres años facilitó un mayor endeudamiento general y el déficit fiscal aumentaba el endeudamiento público. Estados Unidos consumía mucho más que lo
que producía y el resto del mundo lo abastecía, absorbiendo sus dólares y títulos de deuda. Hasta que el debilitamiento relativo del dólar y la inflación, particularmente la suba de los precios de los alimentos y materias primas vegetales y minerales, comenzaron a poner en cuestión todo el sistema.

La especulación
El “dinero barato” favoreció la especulación: las bolsas y los mercados en general
operaron al alza por cuatro años consecutivos, y crecieron las burbujas crediticias, una de las cuales era la burbuja inmobiliaria con el “respaldo” de las hipotecas de todo tipo. El debilitamiento del dólar y las crecientes amenazas de inflación –contenida hasta entonces por la presión a la baja de los salarios y la flexibilización laboral impuesta a los trabajadores–, obligaron a la FED a tener que comenzar a subir la tasa de interés, decretando
el fin del “dinero barato” a partir de 2006. Pero eso en poco tiempo, al poner un freno
en la “alimentación” de las burbujas especulativas, comenzaría a hacer temblequear a las Bolsas.
Como señalara entonces el Informe del CC del PCR del 20 y 21 de mayo de 2006: “La
sobrevaluación del dólar, que opera como moneda patrón en todo el mundo, ha provocado una situación económica potencialmente explosiva” (“Por qué tiemblan las bolsas”, hoy N° 1118,
7/6/2006). Después, en febrero de 2007, se produjo la estrepitosa caída de las Bolsas chinas, que arrastró a todas las Bolsas del mundo (“El colapso de la Bolsa de Shangai: ¿resfrío o algo más grave?”, hoy, N° 1156, 7/3/2007), y, en agosto, comenzó a “desinflarse” abruptamente la burbuja inmobiliaria yanqui, poniendo en cuestión todo el sistema crediticio y financiero de la economía mundial capitalista imperialista.

Más emisionismo
Los bancos centrales de las principales potencias imperialistas corrieron a asistir con miles de millones de dólares a los bancos y fondos de inversión más afectados, y la FED estadounidense comenzó a bajar la tasa de interés, con el consiguiente mayor debilitamiento del dólar y aumento de las presiones inflacionarias, con nuevas burbujas especulativas sobre los precios de los alimentos y materias primas vegetales y minerales (el petróleo ha
superado los 100 dólares el barril, un precio casi equivalente al que alcanzó tras la
llamada crisis del petróleo en 1980, previo al desencadenamiento de la posterior crisis de
endeudamiento, que eclosionó en 1981).
La mayoría de los analistas defensores del sistema critican a la FED y al gobierno de
Bush, por su reacción “lenta” e "insuficiente” para la magnitud de la crisis, por lo que no se lograría evitar la caída de la economía. Pero el tema es que cuanto más dólares ponen para salvar los bancos y fondos de inversión, más “alimentan” la inflación, por lo que se avizora un largo período de estancamiento con inflación, lo que llaman estanflación.
Este término, originado en Inglaterra en 1965, llegó a Estados Unidos para definir la década de 1970 cuando, tras la derrota en Vietnam y la crisis del petróleo de 1973, la
inflación alcanzó casi un 15% anual, la economía atravesó tres recesiones y el desempleo subió hasta el 9%.