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02 de octubre de 2010

El coordinador del Movimiento de Desocupados de la CCC, el compañero Juan Carlos Alderete, aborda en esta entrevista algunos de los debates en las 338 cooperativas integradas en la Federación de Cooperativas René Salamanca.

Una escuela de clasismo

Hoy 1300 / Las cooperativas de desocupados de la CCC

—¿Cómo es la situación de los pagos a las cooperativas, nacionalmente?
—En estos programas, que el gobierno llama de economía social, el Estado no tiene contemplación. El tratamiento es similar al que tienen con cualquier empresa. Por eso se atrasan los desembolsos, las certificaciones te las pagan a muy lejos. Hay algunas excepciones, como la intendencia de Gualeguaychú, donde no tardan más de 5 días después de las certificaciones en pagar. En Salta fueron haciendo desembolsos con fondos municipales para que no se paralicen las obras. Muchas veces las cooperativas tienen que paralizar las obras porque la plata destinada a ellas se usa en otras cosas.

—¿Cómo abordan entre los compañeros los debates que se generan por estas situaciones?

—Para nosotros, la matriz fundamental es la discusión política, y a partir de la discusión política viene la línea. Todos debemos discutir todo y resolver entre todos. Esa práctica no es lineal, en algunos momentos es muy bueno, en otros con muchas contradicciones. La discusión principal es abordar las diferencias, las contradicciones. La cooperativa en la producción genera contradicciones permanentes, que tenés que atender. Muchas veces las dejás pasar, y las discusiones se van acumulando y estallan.
Hay que tener en cuenta que el compañero está acostumbrado a trabajar bajo patrón, con alguien que lo mande, al no tener alguien que te mande y tener que resolver entre todos la producción, en algunos momentos las cosas se resuelven bien, pero en otros no, y entonces la producción baja. Se falta mucho, hay compañeros que hacen sebo, se van a fumar al baño, las cosas que hacen en la empresa. Se esconden estos temas, y hay que hacerlos saltar. El compañero que produce, que está todos los días, es el que menos habla, y los que más hablan son los que llegan tarde y se van temprano, o se la pasan tomando mate…

—¿Cómo llevan adelante el que “todos discuten todo”?
—Cada tanto hay reunión general de las cooperativas, y permanentemente de cada cooperativa. No son las mismas discusiones, tienen distintos problemas. Cuando juntás a todos, la tendencia es criticar al otro y esconder los errores que cometo yo. Te ponés de fiscal del otro. El otro se pone de fiscal tuyo, y no podés ir al nudo que hay en ese grupo. Está el tema del amiguismo: “vos faltás y yo te cubro”. A veces la pelea se da en el terreno administrativo. Tenés que ir descubriendo cómo se da el debate. Más tarde o más temprano, ese amiguismo le hace daño a la organización.
Se fue ajustando el tema de la producción. Aprendimos que las redes de agua potable es un trabajo más pesado que los otros. Veníamos de la primera cuestión que resolvimos, cuando arrancamos las cooperativas, que fue la integración de los débiles con los fuertes, de las mujeres y los hombres. Esa composición se fue ajustando. Muchos compañeros en este tiempo dieron saltos, y eso ayudó mucho en la producción. La experiencia, el oficio, la “cancha”, como decimos nosotros, hace que se vaya aprendiendo, entonces ahora agarro la pala de tal manera que me canso menos y produzco más. Hay compañeros que no avanzaron en ese terreno, y se produce un desencuentro que es económico.
Antes, el tratamiento era el igualitarismo, pero eso no tiene nada que ver con el clasismo. De ahí vino la frase “somos clasistas pero no tontos”, como decimos acá. ¿Cómo es que nosotros vamos a explotar a nuestros compañeros? Yo te exploto a vos porque yo no hago nada y vos producís mis ganancias. Esto se fue ajustando con muchas discusiones, enojos, heridas.
Vos podés tener una matriz de no ir a la discusión política, y esa matriz va al caudillismo: viene el caudillo y baja línea. El caudillo te habla de política. El caudillo te dice cómo resolver. La lucha contra esa matriz es permanente.
Desde el clasismo tenemos que pelear otra matriz, donde todos tenemos que ser protagonistas de la lucha política. Resolver entre todos. Por supuesto, como dirección política tenemos un rol: una vez llegado a un acuerdo, hay que hacerlo cumplir. Eso es la disciplina. Este recorrido no es moneda corriente entre nosotros. Es una batalla permanente.
Hemos tenido avances en este recorrido. Ya en otros años tuvimos que encarar cómo resolver cuando la plata no alcanzaba para todos. Lo resolvía la dirección. Se vio que esto no estaba bien. Claro, por ahí los compañeros no se animaban a discutirte porque vos sos la dirección, y pueden tener miedo de perder el trabajo. Fuimos cambiando esa matriz, que no tiene nada que ver con el clasismo, y tiene más que ver con el individualismo.
Los problemas con el gobierno sobre las cooperativas siempre fueron igual, no es de ahora. Siempre te quieren dividir. Entonces te dan dos cheques cuando te corresponden cinco. Y esto lo hacen en momentos claves.
Por eso es importante ver cómo se resolvió en estos días la distribución del dinero que conseguimos. Para nosotros fue una escuela de clasismo, porque discutimos cómo distribuir el poco dinero que hay, y que no alcanza para el salario de todos.
Aunque postergamos el pago a los proveedores, que se portaron de diez, ni así el dinero alcanzaba para todos. Antes de Navidad ya sabíamos que teníamos dos cooperativas que habían empezado hace pocos días y que no iban a cobrar, y otras dos que cobraban el 20 de enero. Las otras tenían que cobrar. Tenían que salir los cheques de las cooperativas de vivienda y de dos de agua que habían hecho buena producción. Las de vivienda no salieron, y sí las de agua. Una muy buena producción quiere decir que los compañeros se llevan $ 3.500, descontando lo que aportan a la estructura del movimiento.
¿Cómo hacemos? Llamamos a asamblea, y explicamos el recorrido y con cuánta plata se contaba. Se propuso que se distribuyera entre todos, de acuerdo a un porcentaje. Porque no se puede llevar lo mismo un compañero que ganó 3.500 y otro que trabajó sólo cinco días. Hicimos la discusión, que no es fácil. Estamos hablando del salario. Por ejemplo algunos compañeros pensaron “no es justo que yo me lleve lo mismo que otro compañero que faltó mucho”. Estos detalles no se discutieron en ese momento. Porque el compañero no lo planteó abiertamente, y entonces vos sos el que tiene que averiguar cuál es el problema.
Encima el 23 de diciembre, que no es cualquier fecha. Ayuda mucho la discusión política que venimos haciendo para este tipo de reuniones. Veníamos de hechos muy importantes, como la jornada de lucha que hicimos a Plaza de Mayo con todo el Movimiento y los cooperativistas a la cabeza, con sus palas.
Por eso el 23, que venía la presidenta a La Matanza, nos autoconvocamos para marchar al acto. En una hora y media se juntaron más de 800 compañeros. Los de las cooperativas se vinieron con sus palas y picos. Destrabaron una parte de la plata cuando estábamos marchando hacia el acto.
Se acordó la siguiente distribución: el que ganaba $3.500 se llevaba $1.500. Los de vivienda, según la categoría, se llevaban $1.000, $800 o $600. Los de veredas que cobraban el 20 de enero se llevaron $500. Los de las cooperativas nuevas, que trabajaron cinco días se llevaron $500.
Después tuvimos el corte en la General Paz el 30, y ahí se destrabó otra parte. Fuimos a una asamblea ¡el 31 de diciembre! para ver cómo se distribuía. No había salido el dinero de las cooperativas de viviendas. Los proveedores nos prestaron plata para poder llegar a lo que teníamos que repartir.
Ahí estaba también el tema de los compañeros de viviendas, que no les había salido el cobro y ya se habían llevado $1.000 el 24. Decían “que propongan los compañeros de las otras cooperativas”. Esto es importante porque en la asamblea del 23 nadie preguntó de dónde salió la plata, qué cooperativa había cobrado y cuál no, pero para el 31 ya se sabía que vivienda no había salido.
La asamblea del 31 resolvió pagarle el total del salario a los compañeros de viviendas. El argumento fue “yo gané más y me puedo bancar. Y el cobro de las otras cooperativas (agua y veredas) está por salir”.
Los compañeros de la cooperativa de veredas que les tocaba cobrar el 20 de enero, como su plata llegó antes, decidieron cobrar $500, poner el resto, y cobrar lo que les quedaba cuando saliera la plata de los de vivienda. Y se resolvió que a los compañeros de las cooperativas nuevas, que cobran recién en febrero, se les dé 200 pesos.

—Esto confirma que es una escuela de clasismo.
—Nosotros creemos que sí. Por ahí está pasado, pero no es una práctica común esta de discutir todo. Es importante cómo se toman las decisiones, quiénes deciden, cómo damos batalla a esa matriz del caudillismo.
Tenemos otra batalla muy importante, que yo creo que también es ideológica: la negación a la rendición de cuentas. En general y en particular. Acá ya resolvimos que se tiene que repartir el certificado de obra, que es donde dice qué se va a cobrar, a todos. Antes se daba uno solo por cooperativa. Ahora, que lo tengan todos. Con las planillas de faltas se resolvió lo mismo.
Tenemos que abordar otros problemas, por ejemplo con las compañeras en la producción, porque uno se pregunta ¿Qué tienen las compañeras en otros lugares, que han avanzado en la producción, mientras las nuestras en La Matanza se han quedado? Es un problema político, y vamos a hacer ajustes. En las viviendas se entra en la etapa de la pintura. Vamos a hacer cuadrillas de pintura y ahí se va a ir analizando si avanzan o no las compañeras.
Estos debates valen para las empresas recuperadas, donde dirigimos nosotros. ¿Cómo se resuelve la producción en una empresa recuperada?

—Estos debates fortalecen al movimiento para un año que viene con la perspectiva de grandes luchas…
—Este año para nosotros arrancó el día 30. Creo que va a ser un año con grandes luchas políticas, sociales y reivindicativas. Luchas políticas que van a partir desde abajo, y que van a ser superiores a las del 2009, que fueron extraordinarias. Van a ser superiores porque tenemos la experiencia de las luchas del año pasado. Va a ser un año muy caliente, porque se define el poder para el 2011, o para antes. Las luchas entre los de arriba ayudan a las luchas de los de abajo. La fractura de los de arriba se ve con mayor claridad.
En lo inmediato tenemos una jornada en unidad de acción por el tema de las cooperativas y las inscripciones para el plan Argentina Trabaja para el 14 de enero, en Matanza y en Capital Federal. Cada organización sigue negociando por su lado, y vamos a la pelea por nacionalizar el plan Argentina Trabaja, con una jornada nacional el 26 de enero.