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09 de febrero de 2011

Conversamos con Mario Olavarría, responsable de obreros rurales de la CCC y del PCR, quien relata la experiencia de las escuelas que se realizaron el año pasado en San Juan y Río Negro, y una que viene a ponerse en marcha en Misiones.

Una experiencia que abre puertas

Hoy 1355 / Escuelas sindicales rurales

—¿Cómo surge la idea de organizar escuelas políticas sindicales en el campo?

—¿Cómo surge la idea de organizar escuelas políticas sindicales en el campo?
—Durante mucho tiempo estuvimos conversando con los compañeros la necesidad de hacer la experiencia con obreros rurales, para conocer y analizar las clases sociales en el campo, quiénes son los amigos y quiénes los enemigos, la historia de la sociedad humana, la historia del movimiento obrero argentino y su situación actual, cuáles han sido las leyes históricas, cómo es la que rige en la actualidad, para que el trabajador tenga herramientas para defenderse. Actualmente tenemos como debate el tema de la ley de trabajo agrario que es una ley de la dictadura, negrera, superexplotadora, que se impuso sobre la que había creado Isabel Perón en 1974. La idea es poner en debate todos estos temas y las distintas leyes y reglamentos que hubo en la historia de los rurales, y llenar de argumentos a los compañeros.
En San Juan se hizo la primera experiencia que fue muy buena, se trataron temas muy importantes en seis módulos. El primer encuentro se inauguró el 17 de mayo del año pasado con la ponencia sobre el desarrollo de la sociedad humana desde el comunismo primitivo, el surgimiento de las clases sociales y el estado: esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo. Se continuó con “Historia del movimiento sindical argentino”; “Historia del movimiento obrero rural sanjuanino”; “Ley de asociaciones sindicales y de derechos laborales”; “diferimientos impositivos y nueva estructura impositiva de San Juan”; y finalmente la presentación de trabajos finales.

 

¿Cómo fue la forma de trabajo con los compañeros?
—Se hicieron charlas con diferentes compañeros que tienen experiencia en el trabajo Político sindical, fueron quienes hicieron de profesores durante seis sábados seguidos. En la última clase, los asistentes, hicieron de maestros: La importancia de hacerlo de ese modo era para hacer una devolución de su aprendizaje y sus experiencias, y cómo habían recibido las diferentes clases.
La convocatoria fue enorme, a través de la televisión, radio, diarios. Se entabló una aguda discusión y disputa política en la sociedad alrededor de la escuela y clase a clase. Esto causó un clima interesante en el sector político también: “¿Cómo estos de abajo se están organizando?” Causó un revuelo bárbaro. Tal es así que para el final de la escuela, asistieron autoridades provinciales y funcionarios, lo que nos permitió abrir un debate con ellos también. Empezaron 30 alumnos, la lucha era terminar con 30, había que ocuparse de la lucha política y cada detalle para que los compañeros y compañeras puedan concurrir, fue un gran éxito, se logró.
Nos permitió plantear que la lucha no es solamente cortar rutas, un puente, sino que encontramos herramientas políticas y legales, para saber a quién hay que golpear, dónde hay que ir, quiénes son los culpables de esta situación.

 

—¿Cómo era la experiencia previa de esos compañeros?
—Por lo general los compañeros venían con muy poco conocimiento de leyes laborales. En su gran mayoría, lo que abunda, es el relato de su propia experiencia. Vienen con la pregunta sobre cómo encarar para resolver sus necesidades. Hicieron preguntas sobre cómo hacer para realizar un reclamo al patrón. Porque no se sabe cómo resolver el problema inmediato: “¿cuáles son mis derechos, cómo me junto con éste y con aquél para hacer un solo reclamo o hacer dos reclamos a la vez?”.
Vieron todo eso y al poquito tiempo de realizarse la escuela, los compañeros ya fueron a encarar al intendente de San Martín, al que le arrancaron seis guarderías. Porque el drama que surgía de las intervenciones de las compañeras, por ejemplo, es que cómo dejas los chicos para ir a trabajar al campo: o los llevás atado o dejarlo entre los yuyos. Por eso, de la escuela política sindical se salió con ánimo renovado para seguir la lucha por necesidades concretas.
El otro gran tema son los baños móviles. El proyecto de ley de trabajo rural contempla los baños en las estancias, pero en el mismo campo, no está estipulado. Nosotros decimos que en los grandes campos, que son mixtos con mujeres y hombres, con chicos, debe haber baños móviles, de un cuadrado cerrado para poder arrastrar. Son muy sencillas las cosas para que se puedan resolver.

 

—¿Cómo termina esa experiencia para los compañeros?
—Los compañeros ahí relatan sus propias historias, algunos se emocionan. Uno los escucha y se siente profundamente conmovido, es tan grande el drama, sobre todo cuando hablan las madres. Las mujeres, si no tienen un poquito de fogueo, un poco de lucha, esas mujeres van con temor, se resisten a ir. Pero si han hecho algo o expresan esa bronca interna, van con decisión: “yo quiero saber, yo quiero aprender”, eso te dicen.
Lo asombroso es cuando salen de la escuela, porque salen con ganas, envalentonadas en hacerlo, porque no creían que podían participar, “porque aprendí mucho aquí”, es como que la mente se le hiciera un espacio y floreciera. Esas mujeres que después de la escuela sindical salieron a la lucha por las guarderías, están chochas, y ellas mismas dicen: vamos a ir por más. “No paramos más”, dicen. Esa rebeldía escondida, florece.

 

—¿Qué podes contar de la experiencia de Río Negro?
—Fue muy similar a la de San Juan. Muy práctica, muy beneficiosa. También hicieron exposiciones los compañeros al finalizar. Cuando salen de la escuela, ven un objetivo nuevo, como con un plan de lucha. Sacaron como conclusión ahí que tienen disputar y golpear al intendente K de la zona: es el que busca votos pero que gobierna para las empresas, para los grandes monopolios exportadores. Mientras se hace el tonto con la lucha por salarios y condiciones de trabajo de los rurales
Ahora en Río Negro estaban los productores con el conflicto del pago de la fruta. Están los trabajadores rurales y los de los galpones con sus reclamos salariales. Una gran lucha. El otro día conversé con uno de los compañeros que hizo la escuelita y me dijo “estamos contentísimos porque nos ha permitido aprender muchísimas cosas que no sabía”. Entonces no está mal emprender una escuela, por más chica que sea, eso va sembrando.
En Misiones los compañeros se están reorganizando con la escuelita. Hubo un primer encuentro, y ahora estamos empujando para que pueda hacerse una exitosa escuela allí, como en Río Negro y San Juan. Hay que generalizarlas

 

—¿Qué es lo que garantiza la participación de los compañeros?
—La garantía del curso es que la zona pueda bancar el curso, y concentrar esfuerzos; y también depende del grado de organización partidaria que se tiene en la provincia. Por ejemplo si en una zona hay pocos compañeros que se destinen a atender el tema, es complicado. Porque encima los compañeros vienen de zonas lejanas, no es que están agrupados alrededor de la plaza del pueblo. Entonces la gente no puede ir a pie, no hay plata para el colectivo. Entonces es un problema organizativo garantizar cómo los compañeros pueden llegar.
A nivel partido, es una experiencia que abre puertas. Pero para abrir puertas tenés que tener tu llave, hay que ir con la charla, con el hoy, con ideas, con propuestas. Golpear la puerta, preguntar “¿está fulano? ¿Qué tal amigo? ¿Me permite?” Hablamos afuera, hablamos adentro, tomamos unos mates. Esa es una experiencia. Si vos no vas puerta por puerta, es más difícil. Te permite conocer directamente dónde vive el compañero, y  en qué condiciones, qué piensa la familia. Te da más elementos ir a la puerta de la casa que encontrarte a solas en la esquina.

 

—¿Qué cosas nos deja como enseñanza en el trabajo rural?
—Es una experiencia que abre puertas para que los compañeros conozcan todo. Si uno forma una escuelita, debe ser abierto. No cerrarte para esconder una cosa, porque entre los que van, hay muchos que tienen distintas ideas, no es que haya una sola idea. Pero hay que abrir, hay que dar a conocer cómo se maneja la política dentro de todo esto, decir la verdad que es fundamental. Uno tiene que ir despacio, pero abrir el instrumento que tenemos, que es el Partido Comunista Revolucionario. Y así el compañero no lo recibe mal. Por ahí uno es el que se cuida demasiado para que el otro no diga “la pucha dónde me metí”. Primero hay que decir yo soy Fulano y quiero conocerte, ir con honestidad y paso a paso, sin acoso.