El partido Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, se dispone a formar el primer gobierno fascista del país desde la caída de Benito Mussolini durante la segunda guerra mundial. Consiguió la mayoría legislativa junto a sus socios de la Liga y Fuerza Italia.
La participación en las elecciones fue la más baja desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con una afluencia del 64 por ciento. En Lombardía, Véneto o Emilia Romana fue todavía menor.
La ley electoral italiana favorece a los partidos que forman alianzas. Por eso los ganadores amplían su ventaja frente a sus rivales, muy divididos. El partido Democrático, principal denominado de izquierda sacó el 19 por ciento y el Movimiento 5 Estrellas el 15 por ciento.
El parlamento elegido dura 5 años. Meloni fue la única que se opuso durante 18 meses al gobierno saliente de Draghi y esto la favoreció para captar el descontento ante la inflación y las restricciones por la pandemia. Italia vive una crisis económica con gran desocupación juvenil. Fueron desapareciendo los trabajos permanentes, seguros y estables. Ahora hay contratos temporarios y precarios. La tradicional contradicción entre el norte y el sur no solo se mantiene, sino que el sur nunca mejoró y el norte es cada vez menos rico.
Meloni fue explícitamente admiradora durante su juventud de Mussolini. Sostiene el lema “Dios, patria y familia”. Promete luchar contra los grupos que defienden los derechos de LGBTI y las “ideologías de género”.
Promete recortes de impuestos, el bloqueo de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo y una política familiar para impulsar la natalidad en uno de los países proporcionalmente con más ancianos en el mundo.
Meloni trata de embellecerse diciendo: “La derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia de hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia y las infames leyes antijudías”.
Tiene diferencias con su aliado Salvini, de la Liga, en cuanto a la invasión a Ucrania. Meloni apoya las sanciones contra Rusia y es partidaria del envío de armas a Ucrania, mientras que Salvini se opone y ha elogiado a Putin, con quien firmó un pacto de cooperación en 2017.
Por otra parte Meloni se convierte en una figura clave para un eje de derecha en Europa que incluye a Suecia, Polonia y Hungría. Su modelo es el del húngaro Orban, gran enemigo de la inmigración y el derecho al aborto.
Hoy N° 1933 05/10/2022
