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20 de abril de 2020

Una juventud que no se rinde: crónica en Laferrere

Desde el inicio de la cuarentena y el aislamiento obligatorio, se profundizaron muchas problemáticas que ya se sufrían en los barrios más postergados del conurbano bonaerense. La falta de trabajo, el acceso a una vivienda digna y el hambre. Conversamos con Pedro Luque, un joven de la Corriente Clasista y Combativa de Lafarrere (La Matanza), quien nos relata en primera persona las dificultades que se presentan en el barrio para cumplir la cuarentena y cómo se organizan los más jóvenes para hacerle frente a esta emergencia sanitaria.

Pedro tiene 21 años. Nació y creció en Laferrere, La Matanza. Es estudiante de comunicación social en la UNLAM (Universidad de La Matanza). Se sumó a la juventud de la CCC, dictando clases de zumba para la CAAC (Centro de Atención y Acompañamiento Comunitario) “Ni un pibe menos por la droga”, organización de presencia nacional que busca dar respuestas a la problemática de consumo y adicciones en la juventud. “Me propusieron tomar la tarea de prensa y desde ahí no paré. Empecé a conocer lo que era la JCCC y la JCR y me sentía en mi mundo. Estaba donde quería estar. El día de hoy llevamos adelante la CAAC nosotros con mis compañeros y a la cabeza nuestro dirigente y coordinador general Gabriel Aranda, hoy presidente del Club Deportivo Laferrere también.”

La CAAC “Ni un pibe menos por la droga” se encuentra en el corazón de Gregorio de Laferrere y funciona junto a la cooperativa de la CCC en el club Estrella Roja. “Trabajamos la prevención de adicciones, el acompañamiento y el apoyo comunitario en distintas situaciones que se den, ya sea a chicos/as con adicciones, a mujeres,  a familias que la pasan mal económicamente, jubilados, gente de la calle, etc.”

 Pedro nos cuenta que cuando se disparó la pandemia se asustaron porque ya tenían programado todo el trabajo del año y  esto modificó sus planes. “Tuvimos que suspender todas las actividades deportivas, recreativas y culturales y dejar en funcionamiento solo el comedor y merendero porque sabemos que muchas familias dependen de nosotros para comer. Al otro día que se desató todo esto hicimos entrega de folletos para la prevención y para que la gente del barrio conozca bien de qué se trata este virus. Empezamos a tomar todas las medidas correspondientes para cuidarnos entre nosotros y a la gente misma. Cuando se desató esto decidimos que se queden todos en sus casas y que la juventud salga a realizar estas actividades, para cuidar a nuestros compañeros mayores.”

“En el barrio la están pasando muy mal, es un barrio donde la mayoría de los integrantes vive de changas y/o trabajos independientes. A raíz del COVID-19 se agravó mucho la situación de nuestros vecinos y más con el tema alimentos. Los precios aumentaron y el día a día se hace muy complicado. En varias familias son muchos integrantes y se hace difícil estar todo el día todos/as juntos en un 4×4. Yo creo que el “quédate en casa” es una frase fácil de decir y difícil de afrontarla en nuestros barrios populares”.

Cumplir la cuarentena es un privilegio de clase. Está claro que muchos no pueden respetarla de forma estricta por las necesidades que tienen. Se conocieron casos y situaciones en el barrio de gente que recibió amenazas de parte de la policía y fue reprimida por esta. “Muchos que vienen a buscar comida trabajan con carros juntando cartón y otras cosas, ellos siguen juntando igual. Recibieron amenazas y a varios les sacaron plata para dejarlos seguir y no hacerles causas penales. Ellos trataban de explicar que si no salían a buscar recursos sus hijos no iban a comer, igual no los entendieron.”

El  número de personas que asisten al comedor y al merendero ha crecido de forma preocupante en el tiempo que lleva la cuarentena. “Realizábamos comida para 80 personas y de una semana a la otra realizamos para más de 400 personas. Salimos a conseguir ollas para poder realizar la comida para toda la gente que venía a hacer la fila. En la merienda se realizaba para 60 personas y hoy vienen a buscar para 260 personas. Nos cuesta un montón pero lo estamos logrando.”

 

La solidaridad como bandera

Uno de los aspectos positivos de esta grave situación es la solidaridad de los y las comerciantes del barrio (panaderías y verdulerías) quienes al conocer la noble tarea del comedor y el merendero, decidieron realizar donaciones de mercadería. Las CAACS dependen económicamente de los subsidios del Estado, a través del SEDRONAR. Sin embargo éste  no viene pagando el subsidio como corresponde y eso golpea muy fuerte a la organización.

La tarea que realizan estos jóvenes es inmensa en cuanto a solidaridad y entrega colectiva pese a todas las dificultades. Desde la CAAC se realizan también actividades de prevención, un aspecto importante que se debe fortalecer en los barrios. “Realizamos carteleras con todas las medidas que se tienen que tomar para afrontar este virus, entregamos barbijos a muchos de la fila que no tienen y alcohol en gel. Muchas familias nos piden mercadería, por ejemplo leche para darles a los bebés y tratamos de conseguirles siempre. Creo que no podríamos funcionar si la gente y nosotros mismos no ponemos un granito de arena. Veo a la juventud muy fuerte, plantada y haciéndole frente a esta pandemia, estamos donde tenemos que estar, ayudando a los que tenemos que ayudar.”

En este contexto los pibes y pibas no dejan de discutir la situación política y económica del país para comprender mejor el trasfondo de esta emergencia sanitaria. “Para nosotros las medidas tomadas por el gobierno son favorables, creemos que actuó rápido y eso es bueno ya que ganamos en tiempo. Sin embargo pensamos que el gobierno tiene que poner más énfasis en los comedores y merenderos ya que cumplimos un rol fundamental en cada barrio. Nosotros/as ayudamos a las familias a palear esta situación que desencadenó esta pandemia” opina Pedro.

A pesar de la dura situación que atraviesa el país, estos jóvenes ponen el cuerpo día a día para sobrellevar esta emergencia, con la solidaridad como bandera. Están en la primera línea de esta batalla que enfrentamos todos/as como sociedad al igual que los y las trabajadores/as de la salud, aunque su tarea sea invisibilizada por los grandes medios de comunicación. Nos muestran el camino a seguir en los barrios más vulnerados donde el Estado no llega.

 

Crónica realizada por revista Chispa