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22 de junio de 2016

La masacre de Orlando, en Estados Unidos, donde un hombre mató a 50 personas e hirió a otras 53 en un boliche gay, ha impactado de lleno en la competencia presidencial.

Una masacre en la carrera a la Casa Blanca

Odio racial, homofobia y “control de armas”

El ataque de Omar Mateen, tal el nombre del causante de la matanza más grande contra la comunidad LGTB de los últimos tiempos en Estados Unidos, tiene varias implicancias.

El ataque de Omar Mateen, tal el nombre del causante de la matanza más grande contra la comunidad LGTB de los últimos tiempos en Estados Unidos, tiene varias implicancias.
Por un lado, Mateen, estadounidense de 29 años hijo de inmigrantes afganos, antes del ataque en el que murió a manos de la represión policial, se manifestó como simpatizante del grupo fundamentalista ISIS. Grupo que, a su vez, reivindicó el ataque al boliche Pulse.
Por otro lado, se conoció que Mateen había expresado reiteradas veces su homofobia y su intención de atacar en el boliche.
Donald Trump, candidato republicano a la Casas Blanca, utilizó la masacre de Orlando para renovar sus propuestas fascistas. Trump planteó que, de llegar a la presidencia, prohibiría el ingreso de musulmanes a Estados Unidos. No sólo eso, cerraría las puertas a los inmigrantes de “cualquier país con historial de terrorismo contra Estados Unidos y sus aliados”. Argumentos que quedaron desacreditados por la nacionalidad y características personales del atacante. 
Por su lado, el presidente Barack Obama, metido en la campaña presidencial en apoyo de la candidata demócrata Hillary Clinton, manifestó su repudio a las declaraciones de Trump, e hizo foco en la necesidad de aumentar el control de venta de armas en Estados Unidos.
Las declaraciones de Trump no hacen más que ratificar sus intenciones de aprovechar a su favor el crecimiento de sectores fascistas en Estados Unidos, que no ocultan su intención de reprimir más aún las libertades democráticas, no sólo de las minorías, sino del conjunto de la población. Al mismo tiempo, expresa sectores de la burguesía imperialista yanqui que buscan un rearme acelerado y confrontar más abiertamente con los países imperialistas que cuestionan su supremacía, como Rusia y China.
Con respecto a la comunidad LGTB, en los últimos tiempos varias organizaciones populares norteamericanas vienen denunciando un recrudecimiento de ataques, y que los sectores que apoyan la candidatura de Trump como ciertos fundamentalistas cristianos, han justificado la masacre porque “los homosexuales ofenden a Dios”. Habría que agregar que similar posición sostienen sectores reaccionarios tanto judíos como musulmanes. 
 
Historia del control de armas
Por el lado de los demócratas, el acento se pone en que el problema es la posibilidad, por parte de cualquier ciudadano mayor de edad, de comprar todo tipo de armas con mínimos requisitos. 
La historia de la dominación de la burguesía yanqui en el actual territorio de Estados Unidos tiene una estrecha vinculación con la proliferación de sectores civiles armados. Basta ver cualquier película tradicional de “vaqueros” para comprender como estos futuros granjeros acompañaron con sus armas el despojo de los pueblos originarios, que encabezaron las fuerzas armadas, logrando en el proceso la instalación de la pequeña y mediana propiedad agraria. Participaron del lado del Norte en la guerra civil de mediados del siglo 19, y fueron posteriormente parte de la apropiación de territorios originalmente de México, para nombrar algunos de los hechos más conocidos.
Esta proliferación del armamento de civiles –resabio en el sentido burgués de las cuestiones democráticas conquistadas durante el proceso independentista- tuvo su primer freno frente a la revuelta obrera hacia fines del siglo 19, que se cobró los mártires de Chicago. En 1875 un grupo de socialistas alemanes creó la Lehr und Wehr Verein (Sociedad de educación y defensa), organización armada para defenderse de los ataques tanto de la policía como de los civiles armados organizados por las patronales. El dirigente de esta organización fue llevado a juicio por encabezar el desfile de 40 hombres armados, y condenado. Tras varias apelaciones, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos ratificó el fallo el 20 de julio de 1886, menos de tres meses después de la matanza en plaza Haymarket. La justificación fue que “no tenían licencia”, lo que puso un límite de clase a la tan mentada Segunda Enmienda de la Constitución, que permite el armamento de civiles.
 
Carrera presidencial 
Hoy el presidente norteamericano Obama pone el centro de la campaña en el aumento del control de armas diciendo que “tendremos que enfrentarnos con el hecho de que este tipo de violencia en masa no sucede en otros países adelantados. No sucede en otras partes con esta clase de frecuencia. Y está en nuestras manos hacer algo al respecto”. Es notable el cinismo preelectoral del presidente de la potencia que ha descargado tantas agresiones imperialistas a otros países, y que defiende instituciones policiales con una larguísima historia de asesinatos de civiles desarmados, principalmente negros e hispanos. 
Habla de control de armas el representante de un sector de las clases dominantes yanquis, que llegaron a serlo tras décadas de violencia armada contra negros y originarios. 
Es válida la pregunta de sectores de izquierda en Estados Unidos, que cuestionan la política de control de armas porque refuerzan el monopolio armado de las fuerzas policiales y represivas del Estado, al tiempo que defienden la posesión individual de armas de fuego como “un derecho importante del individuo contra el Estado”.
Con su discurso, Obama pretende enfrentar a los sectores alineados con la Asociación Nacional del Rifle (National Rifle Association), organización reaccionaria que defiende el uso de armas por civiles, que no ha ocultado su simpatía por las “milicias de la supremacía blanca”, y apoya la candidatura de Trump, que acusó de la masacre de Orlando a Obama por la “corrección política”. Eso sí, ni Trump ni Obama tuvieron palabra alguna de condena a la matanza de civiles en Siria, por la que, el mismo día del atentado en Orlando, murieron más de 20 personas.
Confirmando la peligrosidad de su propuesta de gobierno, el candidato republicano Donald Trump, luego de la masacre de Orlando, se volvió a referir elípticamente a una profesión de fe musulmana de Obama, y dijo que se reuniría con la Asociación Nacional del Rifle para elaborar propuestas para “no permitir que gente en la lista de vigilancia terrorista, en la lista de prohibición de volar, adquiera armas”. Una provocación más de quien no ha dudado en mostrar su odio hacia los sectores populares de Estados Unidos y los inmigrantes, no sólo los musulmanes, ya que llegó a proponer la construcción de un muro en la frontera con México.