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02 de octubre de 2010

De la revista Industrializar Argentina, de diciembre de 2007, extractamos estos párrafos de un artículo del ingeniero Luis Aronoff.

Una matriz energética no sustentable

Qué está detrás de los cortes de luz

Las fuentes de energía primaria son aquellas de las que nos apropiamos de la naturaleza, en forma directa o con alguna transformación que la haga apta para ser consumida socialmente. La proporción en que participan cada una estas fuentes en la energía consumida se llama matriz energética primaria. Esta matriz en nuestro país es la más dependiente de los combustibles fósiles (gas y petróleo) de Latinoamérica y es superior a la media mundial.
En Latinoamérica la participación de energías renovables (hidráulica, eólica, etc.) es del 24,9%, y dentro de éstas la hidráulica contribuye con un 11,3% mientras en nuestro país lo hacen en un 8% y un 5% respectivamente.
La energía consumida por la industria proviene en un 46% del gas provisto por redes, en un 15% de otros combustibles fósiles, y en un 34% de electricidad, la que en un 60% se genera en centrales térmicas alimentadas por gas o derivados del petróleo. Es decir que la energía que mueve la industria depende en un 80% del petróleo y el gas.
Todo el combustible empleado por el transporte proviene de derivados del petróleo o gas por redes. Entre el gasoil y el dieseloil suman un 52% y las motonaftas un 25%.
En el consumo residencial el gas por redes suma un 63%, la electricidad un 20% y el GLP (gas licuado) un 14 %. Este último valor es de gran importancia por cuanto involucra a 4 millones de hogares y 16 millones de personas, más del 40% del total de la población de nuestro país. Incluso el NEA no está asistido por redes de gas y consume la energía de uso residencial más cara.

El cambio de la matriz
El gobierno aspira conjurar la crisis energética con medidas de corto plazo, como las dos centrales térmicas de 800 Mw en Campana y Timbúes, y con la licitación de 5 centrales térmicas de 160 Mw. Se profundiza así la dependencia de la generación eléctrica del gas sin tener asegurado su suministro, que depende de circunstancias externas como inversiones a ejecutar por Bolivia para cumplir con sus compromisos, de la ejecución del gasoducto para traer el gas, de los niveles de demanda del gas boliviano por parte de Brasil o de la provisión de gas en buques metaneros desde Venezuela.
Para el cambio de matriz energética es imprescindible el cambio de política energética porque sólo recuperando la totalidad de la renta del petróleo y el gas podrá la Nación contar con los recursos necesarios para abordar las inversiones que se requieren. Y el cambio de política energética es condición para modificar la actividad, ampliar el horizonte de reservas y disponer del tiempo necesario para su transformación. Se ha demostrado, y ya lo había advertido desde su experiencia el general Mosconi, que el interés corporativo de las compañías petroleras y gasíferas como Repsol, Pan American Energy, Petrobras, Total Austral, Chevron, Vintage Oil, Tecpetrol, etc., es incompatible con el desarrollo de un modelo nacional sustentable. Mientras los viejos y nuevos colonizadores dominen nuestra energía no será posible.
Nuestro país debe abordar la sustentabilidad energética desde las particularidades nacionales. Para nuestras características, la dirección principal debe ser la de multiplicar cientos de emprendimientos medianos o pequeños que asistan a regiones o zonas, e incluso poblaciones, y que se interconecten a la red nacional.
Nuestro país tiene una estructura energética que no es sustentable y que requiere su transformación. Esta transformación necesaria es imposible sin el cambio de la política energética, sin recuperar el control y la renta sobre los recursos naturales energéticos, sobre las empresas de servicios públicos y sobre los ferrocarriles para convertirlos en columna vertebral del transporte. La Argentina cuenta con condiciones geográficas, de conocimiento tecnológico, de profesionales y técnicos capacitados para, bajo la premisa anterior, diversificar sus fuentes de energía y desarrollarse como nación soberana y garantizar una vida digna a sus habitantes.