Los recientes papelones en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas (C-24), y la declaración final de los países que integran el Mercosur, dejaron al descubierto lo abiertamente perjudicial que es, para la causa de Malvinas, la política exterior del gobierno de Milei-Villarruel, y su canciller Diana Mondino.
La Libertad Avanza ha alineado a nuestro país tras el eje imperialista de EEUU, Inglaterra e Israel, ejecutando decisiones abiertamente opuestas a posiciones políticas y diplomáticas históricas sobre diferentes conflictos internacionales. En el Comité de Descolonización, producto del alineamiento con la camarilla fascista de Netanyahu y la provocativa decisión de trasladar a Jerusalén la embajada argentina en Israel, la postura anti Agenda 2030 y otras decisiones de política internacional como es el enfrentamiento con Bolivia y Brasil, se estuvo a punto de someter a votación el tema contra los intereses argentinos.
Fuentes diplomáticas señalan que «Sierra Leona rompió el histórico consenso en la Unión Africana y defendió el derecho a la libre determinación de los isleños». Antigua y Barbuda rompió el consenso de la Comunidad del Caribe (Caricom) al pedir por la autodeterminación de los isleños. Por primera vez desde su creación, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) no apoyó como grupo regional a la Argentina. Lo mismo sucedió con el Mercosur».
Esta misma fuente agregó: «Timor Oriental amenazó con agregar en la declaración la palabra “deseos” de los kelpers y expresó que ninguna solución podía ser alcanzada contra la voluntad de los isleños. Fiji sostuvo que en las «Falkland Islands» el “pueblo” ya había decidido su destino, pero que lamentablemente la Argentina ignora sus deseos». También recordemos que fue la propia Mondino, quien dijo que Argentina debía tener en cuenta, para abordar el conflicto de la soberanía en Malvinas, el deseo de los isleños. Cuando diferentes sectores criticaron las expresiones de Mondino, el propio Milei las defendió. Los diplomáticos de Timor Oriental y Fiji, se basaron en las expresiones de Mondino para sostener sus posiciones contrarias al interés argentino.
Países que siempre acompañaron el reclamo argentino, como Siria, han cambiado su voto por el ataque sistemático de Milei contra Palestina. Recordemos que, por acción del gobierno nacional, por primera vez en la historia, Argentina votó en contra de una resolución que buscaba declarar al Estado de Palestina miembro pleno en la ONU en la Asamblea General de Naciones Unidas. La votación culminó con 143 votos a favor, 25 abstenciones y nueve en contra, entre ellos el voto argentino.
El embajador del actual gobierno ante la ONU, Ricardo Lagorio, ha dicho que Milei “se pelea con los árabes y varios países de Medio Oriente nos sacan el apoyo, se pelea con los países vecinos y estos excluyen la cuestión Malvinas de la declaración del Mercosur, se pelean en la OEA por el cambio climático y —como reacción— los caribeños juegan para Reino Unido”.
Ni el disfraz de gauchita salteña de Villarruel (nadie más lejos del ideario del libertador Martín Miguel de Güemes), ni los arrebatos verbales de Milei contra España, Bolivia, Brasil, etc., sirven de algo para ocultar la política de desmalvinización, pro británica, del gobierno libertario que va dilapidando los logros diplomáticos argentinos obtenidos durante largos años de reclamo por la soberanía de los territorios usurpados.
De continuar esta política, la Argentina se expone a resoluciones en el ámbito de los organismos internacionales que respalden el reclamo británico vía la falacia del derecho a la autodeterminación de los isleños británicos en Malvinas y otros territorios australes.
Estas decisiones de política exterior contrarias a los intereses estratégicos de la nación, se encuadran en la figura de traición a la patria que el Código Penal tipifica en sus artículos 214 al 218. Es bueno tenerlo presente.
Escribe Alberto F. Cordelli
hoy N° 2018 17/07/2024